EL DIOS OMNIPOTENTE SE REVELA EN LA SALVACIÓN DE ISRAEL
Dos montes simbólicos encontramos en la palabra de Dios: el Monte Sinaí y el Monte de Sión. A lo largo del libro de los Hebreos, El apóstol Pablo trata de llevar al Pueblo de Israel de la mano ,figurativamente , del Monte Sinaí que se encuentra en Arabia, donde Dios dio la ley, al Monte Sión en Jerusalén, donde Dios dio al Espíritu. Estas dos montañas representan no solo el Viejo y el Nuevo Pacto, sino que contrastan el tipo de relación con Dios que la gente tenía antes de Jesús, con la relación ideal que su Gracia nos permite tener cuando la recibimos al aceptar la salvación por medio del trabajo consumado de Jesucristo. Este trabajo marca la diferencia entre el Pueblo de Israel después de Egipto, cuya mentalidad era de “esclavos” y nosotros sus redimidos, “Sus Hijos”. Sin embargo, no debemos olvidar que nuestro Dios es el mismo de ayer hoy y siempre; amor y fuego consumidor. No es que Dios haya cambiado, lo que cambio fue la relación del hombre con Dios, mediante el nuevo pacto en Cristo.
Dos montes simbólicos encontramos en la palabra de Dios: el Monte Sinaí y el Monte de Sión. A lo largo del libro de los Hebreos, El apóstol Pablo trata de llevar al Pueblo de Israel de la mano ,figurativamente , del Monte Sinaí que se encuentra en Arabia, donde Dios dio la ley, al Monte Sión en Jerusalén, donde Dios dio al Espíritu. Estas dos montañas representan no solo el Viejo y el Nuevo Pacto, sino que contrastan el tipo de relación con Dios que la gente tenía antes de Jesús, con la relación ideal que su Gracia nos permite tener cuando la recibimos al aceptar la salvación por medio del trabajo consumado de Jesucristo. Este trabajo marca la diferencia entre el Pueblo de Israel después de Egipto, cuya mentalidad era de “esclavos” y nosotros sus redimidos, “Sus Hijos”. Sin embargo, no debemos olvidar que nuestro Dios es el mismo de ayer hoy y siempre; amor y fuego consumidor. No es que Dios haya cambiado, lo que cambio fue la relación del hombre con Dios, mediante el nuevo pacto en Cristo.
El monte
Sinaí y el establecimiento de la ley tuvieron el propósito de revelar la
incapacidad el hombre pecador para acercarse a un Dios santo, revelando su
naturaleza incapaz de agradar a Dios mediante las obras humanas.
Dios en su amor y
misericordia, nos da grandes enseñanzas al ver la experiencia de Israel en los
primeros pasos hacia la verdadera redención que Cristo traería a la humanidad.
El libro de Hebreos nos exhorta a comprender, que toda esta experiencia era la
sombra de lo que vendría con Cristo el Salvador. El completaría todo el plan perfecto
de salvación.
LA
NACIÓN DE ISRAEL LLEGA AL MONTE SINAÍ
El monte Sinaí, físicamente,
era el lugar donde Moisés se encontró con Dios en la zarza ardiente. Desde ese
lugar le da la tarea de ir a Egipto a rescatar a su pueblo que vivía en
esclavitud. Luego de la salida de Egipto, el Señor los lleva por el desierto,
hasta que después de tres meses llegan al desierto de Sinaí y acampan a las
faldas del monte, mismo lugar en donde todo comenzó entre Dios y Moisés.
En este lugar se
establece el pacto entre Dios e Israel, conforme a toda costumbre antigua.
Cuando un Rey poderoso planteaba hacer una alianza con otro más débil, le
informaba su intención de gobernarlo a el y a su pueblo. El tratado incluía: 1)
una identificación formal de la parte más poderosa; 2) un repaso histórico de
relaciones entre las partes para fundamentar y aceptar el pacto, 3) la
obligación de lealtad al soberano; 4) normas que estipulaban la conducta futura
del vasallo; 5) consecuencias de la obediencia y la desobediencia; 6)
instrucciones para copiar, guardar y leer en público el pacto.
En el caso de la
relación del Señor e Israel, el pueblo ya desde antes le pertenecía, por lo
tanto, la intención de este pacto, era para comunicar lo que Israel debía hacer
como pueblo que ya pertenecía a Dios. El pacto se relacionaba con lo que ya el
Señor había hecho por los Israelitas; por eso ellos debían guardarlo.
En cuanto a su
contenido y sistema de valores, el pacto además tenía relación con lo que el
Señor había hecho y continuaría haciendo como expresión de su propio carácter:
todopoderoso, justo, santo, piadoso, celoso, omnisciente, omnipresente, etc. La
muestra absoluta de todas y cada una de sus perfecciones y atributos divinos.
En este pacto
celebrado entre el Señor y su pueblo, las leyes se enmarcan en el propósito de
mostrar Su carácter. Así como las acciones del Señor habían revelado quien era
El, las obras de su pueblo debían reflejar Su carácter.
Las leyes de Israel
provenían de su Dios, con la aceptación tacita de que el pueblo que reconocía a
Jehová como su Dios debía asemejarse a El en su conducta. El pacto era uno de
los beneficios de pertenecer a Dios, no un medio para acceder a esa posición.
DIOS LE RECUERDA A ISRAEL DE SU
GRAN PODER Y CUIDADO POR ELLOS.
Éxodo 19:3-4 Y Moisés subió a Dios; y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo: Así
dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel: Vosotros visteis lo que
hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí.
Dios llama a Moisés y lo hace desde sus alturas, reafirmando de esta
manera, cuál era la posición del hombre con respecto a él. También se muestra el
deber de reconocer el liderazgo de Moisés su siervo; figura que apunta al
liderazgo que Cristo ejerce hoy sobre su cuerpo, la Iglesia..
La identificación del pueblo, como los hijos de Jacob, sin dudas es una
alusión al estado espiritual en que ellos se encontraban. Debían ser
transformados en su naturaleza pecaminosa, por el Espíritu Santo, igual que fue
con su patriarca Jacob.
La provisión del señor seria la base para las decisiones futuras de Israel.
En la travesía del desierto, vieron todos los hechos poderosos del señor, desde
que salieron de su esclavitud. Recibieron dirección, el Señor le protegió del
frio, del calor, los alimentó, abrió el mar para que pasaran en seco
librándolos de la mano de faraón.
Los saca de Egipto sobre alas de águila, las cuales suelen transportar
sus crías sobre sus lomos, conocidas por su velocidad, sus largos vuelos y sus
nidos en las alturas. Dios tiene el poder de proteger y llevar a su pueblo más
allá de cualquier provisión y seguridad terrenal.
DIOS REVELA SU PLAN Y DESTINO PARA ISRAEL
Éxodo 19:5-6 Ahora, pues, si
diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial
tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me
seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Éstas son las palabras que dirás
a los hijos de Israel.
El Señor quería que Israel fuera conocido por lo que él había hecho y
por lo que ellos mismos harían. El guardar su pacto indica que la palabra
implantada no debe quedar sin fruto. La verdadera adoración lleva a poner en práctica las exhortaciones del evangelio.
La diferencia ente el oidor de la palabra, que considera en un espejo su rostro
natural y luego olvida, y los hacedores de la palabra que miran atentamente en
la perfecta ley, la de la libertad, y perseveran en ella. Aquel que oye y hace
“la palabra” pone la fe en acción y es bienaventurado; su adoración influencia
su vida.
Entonces dice el Señor, seréis “mi especial
tesoro”, propiedad exclusiva de Dios. “su tesoro particular”. Un pueblo de
gente santa, sacerdotes de Dios, que debían cumplir una serie de requisitos que
los apartaba para un servicio especial que beneficiará a los demás.
Como los
sacerdotes para la nación de Israel, así
debía ser Israel para el resto de las naciones; así como aquellos tenían
requisitos, obligaciones y privilegios especiales entre los Israelitas, Israel
también tendría requisitos, obligaciones y privilegios especiales entre las
naciones.
EL PUEBLO
ESTÁ DE ACUERDO EN OBEDECER EL PACTO.
Éxodo
19:7-9 Entonces vino Moisés, y llamó a los ancianos del
pueblo, y expuso en presencia de ellos todas estas palabras que Jehová le había
mandado. Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo lo que Jehová ha
dicho, haremos. Y Moisés refirió a Jehová las palabras del pueblo. Entonces
Jehová dijo a Moisés: He aquí, yo vengo a ti en una nube espesa, para que el
pueblo oiga mientras yo hablo contigo, y también para que te crean para
siempre. Y Moisés refirió las palabras del pueblo a Jehová.
El Señor se
presenta ante su pueblo como el Rey soberano, que se va a encontrar con su
vasallo. El descenderá al Monte Sinaí para revelar su presencia y comunicarse
con los Israelitas, convirtiéndolo en su “propiedad privada” donde nadie podía
entrar ni salir sin el permiso de su dueño. Mientras Dios estuviera en ese
lugar, era tierra santa, una extensión de su corte real. Para entrar a su
presencia, había que ser convocado. No era una reunión entre iguales.
DIOS ORDENA QUE SU SANTA
PRESENCIA EN EL SINAÍ SEA RESPETADA.
Éxodo 19:10-13 Y Jehová dijo a Moisés: Ve al pueblo, y santifícalos hoy y mañana; y
laven sus vestidos, y estén preparados para el día tercero, porque al tercer
día Jehová descenderá a ojos de todo el pueblo sobre el monte de Sinaí. Y
señalarás término al pueblo en derredor, diciendo: Guardaos, no subáis al
monte, ni toquéis sus límites; cualquiera que tocare el monte, de seguro
morirá. No lo tocará mano, porque será apedreado o asaeteado; sea animal o sea
hombre, no vivirá. Cuando suene largamente la bocina, subirán al monte.
El Señor da órdenes específicas a su siervo Moisés para que el pueblo no
sufriera ningún daño ante su santa, magnífica y potente presencia. El Espíritu
Santo nos advierte lo mismo. “temamos, porque sin santidad nadie le vera”.
Santifícate, lava tus vestidos, estés atento, preparado, cuida los límites, cuida
como te acercas a mí, “yo soy Dios”.
VE AL PUEBLO, Y SANTIFÍCALOS HOY Y
MAÑANA. Dios se iba a aparecer a Israel de una
forma espectacular; y antes de que esto pudiera pasar, el pueblo se debería preparar como Dios exigía debido a su
naturaleza santa y sin pecado.
ESTEN PREPARADOS. Dios prometió el
revelarse a Si mismo en el tercer día, y ellos debían de esperar por ello. La
exclusividad, la diligencia, la prontitud, son requerimientos que siempre Dios
exigirá a sus hijos, en cuanto a su relación con ello se refiere.
Y SEÑALARÁS TÉRMINO AL PUEBLO EN
DERREDOR: De manera que Dios prometió el revelarse a Si mismo en
el Sinaí y Él dijo a Israel, Guardaos. Había límites que no se podían cruzar.
Israel debía de mantener su distancia detrás del límite, y la penalidad por
errar en mantener su distancia era la muerte (de seguro morirá).
NO LO TOCARÁ MANO: Cualquier persona
o animal que haya sido muerto por acercarse demasiado debía ser tenido como
impuro, de tal forma que no se le podría tocar, por lo que ellos debían ser
ejecutados con piedras o saetas.
Si hay algo básico
sobre la naturaleza humana, es la de una necesidad de límites. Al poner estos
límites y al traer la pena de muerte al quebrantarlos, Dios le mostró a Israel
que la obediencia es más importante que sus sentimientos. Muchos Israelitas
sintieron el ir más allá de los límites, pero ellos tuvieron que someter sus
sentimientos a la obediencia.
CUANDO SUENE
LARGAMENTE LA BOCINA: El pueblo sólo se podía acercar cuando Dios
los invitara, y la trompeta señalaba que la invitación estaba abierta. Al sonar
de la trompeta ellos podían llegar al límite de la barrera, pero no podían ir
más allá.
Los Israelitas
debieron aprender duramente la lección del pecado y sus consecuencias
separatista en la relación de Dios y la humanidad.
LA TERRIBLE PRESENCIA DE DIOS EN EL MONTE
SINAÍ
Éxodo 19:6-19 Aconteció que al tercer
día, cuando vino la mañana, vinieron truenos y relámpagos, y espesa nube sobre el monte, y sonido de bocina muy fuerte;
y se estremeció todo el pueblo que estaba en el campamento. Y Moisés sacó del campamento
al pueblo para recibir a Dios; y se detuvieron al pie del monte. Todo el monte
Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y el humo
subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera.
El sonido de la bocina iba aumentando
en extremo; Moisés hablaba, y Dios le respondía con voz tronante.
Estas señales de
poder y gloria indicaban la presencia de Dios. Todo el ambiente habló de la
presencia de Dios en un sentido terrible. Lo que Israel vio y sintió durante
los truenos, relámpagos, la nube, el humo, y el terremoto era atemorizante;
pero cada uno de estos eran fenómenos naturales (aunque espantosos). Pero el
sonido de bocina no salió del campamento, sino del mismo cielo. No es de
asombrarse de que se estremeció todo el pueblo que estaba en el campamento.
En contraste con
este fuerte escenario, vemos a un Dios delicado y cuidadoso con el pueblo. La
advertencia de no traspasar los límites “para ver a Jehová” muestra que él
quería protegerlos y revelarles Su maravillosa realidad personal. Dios no es un
mero objeto curioso, al que podemos acercarnos, examinar a voluntad y luego
dejarlo sin ningún tipo de compromiso personal.
DIOS LE DICE A MOISÉS QUE BAJE PARA ADVERTIR AL PUEBLO OTRA VES QUE
RESPETE LA SANTIDAD DE SU PRESENCIA EN EL SINAÍ.
Éxodo 19:21-25 Y
Jehová dijo a Moisés: Desciende, ordena al pueblo que no traspase los límites
para ver a Jehová, porque caerá multitud de ellos. Y también que se santifiquen
los sacerdotes que se acercan a Jehová, para que Jehová no haga en ellos
estrago. Moisés dijo a Jehová: El pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque
tú nos has mandado diciendo: Señala límites al monte, y santifícalo. Y Jehová
le dijo: Ve, desciende, y subirás tú, y Aarón contigo; mas los sacerdotes y el
pueblo no traspasen el límite para subir a Jehová, no sea que haga en ellos
estrago. Entonces Moisés descendió y se lo dijo al pueblo.
Éxodo 19 describe
la admiración y temor que cada Israelita debió sentir en el Monte Sinaí. Es
fácil pensar que esto les inspiró a un estilo de vida de santidad.
Muchos hoy en día sienten que necesitamos más
de los truenos y del fuego y del temblor del Monte Sinaí en la gente como una
forma de apartarlos del pecado. Pero, después de no más de cuarenta días de
éstos, toda la nación tendría una orgía sobre un becerro de oro, adorándole
como al dios que los sacó de Egipto.
“Admiración es una cosa: la sumisión de la
voluntad es otra.” Israel tenía mucha admiración, pero poca sumisión de su
voluntad.
DIOS TODOPODEROSO SE REVELA EN EL MONTE DE SION
Hebreos
12:18-24 dice claramente que bajo el Nuevo Pacto venimos a un diferente
monte, que nuestra salvación y relación con Dios está centrada en el Monte de
Sion, no en el Monte Sinaí.
Sinaí habla de
temor y terror porque nos muestra la gravedad del pecado para Dios, pero Sion
habla de amor y perdón, porque nos enseña el arrepentimiento y perdón de los
pecados. Ambos no pueden ser entendidos de manera separada; son un complemento
que nos lleva de la sombra a la perfección. Como dijimos en el Monte Sinaí
vemos lo que afecta nuestro pecado en la relación con nuestro Dios, las
barreras que el pecado pone entre nuestro Dios y nosotros. Si nos arrepentimos
entregando nuestras vidas a nuestro salvador, significa que nuestra relación
con Dios está centrada en el Monte de Sion, el nuevo pacto.
Hebreos
12:18-29 Porque
no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la
oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, al sonido de la trompeta, y a la voz que
hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más, porque no podían soportar lo que se
ordenaba: Si aún una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con
dardo; y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y
temblando; sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del
Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que
están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los
justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre
rociada que habla mejor que la de Abel. Mirad que no desechéis al que habla. Porque
si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la
tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los
cielos. La voz
del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún
una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. Y esta
frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas
hechas, para que queden las inconmovibles. Así que, recibiendo nosotros un reino
inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole
con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor
Por lo tanto, no
debemos de venir a Sion como si viniéramos a Sinaí. Debemos de apartar nuestra
indecisión y armarnos de valor al venir a Dios. Pero a pesar de esto, hay mucho
que aprender sobre el Monte Sinaí. Aprendemos de los requerimientos santos de
Dios y de lo que debemos hacer antes de que podamos venir a Él. De una manera
similar que aquellos en el Monte Sinaí, hay cosas que debemos de hacer para
encontrarnos con Dios.
Debemos recibir la
palabra de Dios, creciendo en santidad para que podamos ser hechos limpios. De
esta manera estaremos respetando los límites de Dios, en cuanto a su santidad.
Mantendremos refrenada nuestra carne, porque sabemos que venimos a un Dios
santo y todopoderoso.
Los contrastes que existen entre estas dos
montañas, entre las cosas antiguas y las nuevas ayudan a decidir en que montaña
quieres que tu relación con Dios y tu vida entera estén edificadas:
Sinaí está en un desierto seco, que representa una vida infructuosa sin
Dios.
|
Sion es la ciudad del Dios Viviente, llena de vida abundante, para
todo aquel que cree de verdad.
|
Sinaí, con todos sus temores y poder, es terrenal
|
el Monte de Sion
al que venimos es celestial y espiritual.
|
Sinaí tenía a hombres culpables en el temor, a causa de su pecado y
corazón no arrepentido
|
Sion tiene a hombre justos
hechos perfectos, por medio de la fe, arrepentimiento y justificación en
Cristo
|
En el Sinaí Moisés es el mediador
|
En Sion Jesús el mediador.
|
Sinaí colocó un Viejo Pacto, ratificado por la sangre de animales, que
nunca harán perfectos los corazones.
|
Sion tiene un Nuevo Pacto, ratificado por sangre del
precioso Hijo de Dios.
|
Gracias Señor por
mostrarnos tu inmenso poder al igual que tu infinito amor.
Gracias por no esconder de nosotros
la triste realidad del pecado en nuestras vidas.
Nos demostraste con hechos en la
experiencia de Israel, que necesitábamos igual que ellos, un cambio de corazón.
Ahora, amamos toda tu realidad, eres
el Dios amor y fuego consumidor.
Tu llama consume todo vestigio de
pecado que nos separe de ti
Tu amor nos sana y nos restaura para
que estemos para siempre contigo en la eternidad.
Tú eres nuestro Dios Todopoderoso,
que reina en Sion. Amén.
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