Para poder tener una comprensión más
acabada de los atributos de Dios, la Teología Sistemática ha usado diferentes categorías para clasificarlos, a
fin de poder distinguirlos en unidad y diversidad al mismo tiempo.
De esta categoría podemos hablar
de atributos Comunicables e
Incomunicables, Inmanentes y Trascendentes, Ontológicos y Económicos, Propios y
Metafóricos, etc. Cada categoría nos ayuda a ver un aspecto diferente de cada
atributo.
Nuestro Dios es infinito, por ese
motivo debemos tener mucho cuidado al clasificar sus atributos, ya que ninguna categoría
es suficiente para explicarlo y menos contenerlo. Aunque por una eternidad los
estudiemos, no estaremos cerca de comprenderlo en su totalidad.
No podemos limitarnos solo a
estudiar los atributos de la categoría comunicable e incomunicable y dejar
fuera las otras categorías, ya que estaríamos limitados de poder comprender en
su unidad todas las virtudes de nuestro Dios.
En el libro de Teología Sistemática,
Grudem señala sobre este punto:
“hay la posibilidad de que
adoptemos un orden equivocado de atributos o que hagamos tanto énfasis en
algunos que no presentemos los demás apropiadamente.”[1].
¿Qué son los Atributos de Dios
Ontológicos y Económicos?
El estudiar el atributo del amor de Dios bajo el lente de estas dos categorías,
nos ayudara a tener una mayor comprensión, ya que en este atributo está el
centro del carácter mismo de Dios.
Como Erickson menciona:
“La
cualidad o atributo primordial de Dios es el amor; es la expresión más completa
de su relación con el mundo.”[2]
Atributos
Ontológicos de Dios .Cuando
hablamos de los Atributos Ontológicos de Dios, nos referimos a lo que Dios es
en sí mismo, en su ser, esencia y carácter. Al mismo tiempo, los atributos
ontológicos no están afectados por tiempo y espacio, son atemporales e
independientes de la Creación.
Atributos
Económicos de Dios. Cuando
hablamos de los atributos económicos, nos referimos a lo que El hace en
relación a Su creación. Al mismo tiempo, conocemos quien Dios es por lo que El
hace, de otra manera permanecería oculto de nosotros. Guardan relación directa
con Su Creación, por lo mismo que están afectados por tiempo y espacio. El amor
de Dios es eterno (ni comienzo ni fin), pero su Ira varía de acuerdo a las
circunstancias y tiene un comienzo
Isaías
57.16 “Porque
no estaré en pleito para siempre, Ni estaré siempre enojado”;
Salmo
103.9 “No
luchará con nosotros para siempre, Ni para siempre guardará Su enojo.”
Cuando hablamos del amor y de la
ira de Dios, el amor de Dios es un atributo ontológico,(su esencia) mientras
que Su ira es un atributo Económico ( en relación a su creación). Su enojo varía de acuerdo a las
circunstancias, pero su amor es eterno. Su ira es una consecuencia de
su amor, pero no podemos decir que “su amor es una consecuencia de su ira”. Eso
es blasfemia.
HACIA UNA PERSPECTIVA CORRECTA
Al hablar sobre el Amor de Dios,
en relación a su justicia, ira, se incurre en graves errores. Dios es amor,
pero Dios no es odio al mismo tiempo. El confundir un atributo económico de
Dios con uno ontológico es desastroso pues está en riesgo una
comprensión errada de la esencia de Dios mismo.
“Dios ama
y Dios odia”, es
solamente verdadero en relación a la Economía de Dios (manera como se relaciona
con Su creación) y no a su Ontología (Lo que Dios es en su Ser).
Dios es, ha sido y será (ontológicamente) amor por toda la
eternidad. Aun si Dios no hubiera elegido crear, él hubiera estado en una
relación de amor por toda la eternidad: Las tres personas de Trinidad unidas en
perfecto amor entre sí mismas. . Dios no nos necesitaba y no necesitaba
crearnos.
¿Hacia quien estaba airado Dios
en la eternidad pasada antes de la Creación del mundo? Más aún, si Dios no
hubiera elegido crear nada, ¿Habría Dios estado airado en algún momento?
Absolutamente no! Hubiera permanecido completamente feliz y satisfecho consigo
mismo por siempre.
La ira de Dios es una
consecuencia de Su Justicia, la misma que es una consecuencia de Su amor. La condición necesaria para la ira de
Dios es pecado, sin pecado, no hay condición y no hay ira. El equiparar
la Ira de Dios con Su amor es absurdo, no solamente va en contra del carácter
de Dios.
DIFERENTES EXPRESIONES DEL AMOR DE DIOS
Mateo
22.37–39 Y Él
le contestó: “Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma,
y con toda tu mente. “Este es el grande y primer mandamiento. “Y el segundo es
semejante a éste: Amaras a tu prójimo como a ti mismo.
La ley es un reflejo del carácter
de Dios. Cuando Dios nos manda a amarle a Él por sobre todas las cosas y amar a
nuestro prójimo (vecino, próximo, etc.) igual que nos amamos a nosotros es un
reflejo de lo que Dios mismo hace: Dios se ama a si mismo supremamente, y ama a
Su prójimo (Trinitariamente), como a sí mismo.
Existen grados de intensidad en
el amor de Dios, de acuerdo al objeto del mismo. Uso la palabra amor para
referirme al concepto: Afecto, Ternura, Compasión, Misericordia, etc., son
consecuencias y fluyen del amor de Dios.
A. Dios se ama supremamente a sí
mismo.
La Biblia es clara al afirmar que
Dios busca Su gloria por encima de todas las cosas. Dios se ama a si mismo por
sobre todas las cosas. Sin embargo, Dios es un Dios trino, y por lo cual Dios
ama a Su prójimo como a sí mismo. Es decir, el Padre ama al Hijo supremamente y
por sobre todas las cosas y el Hijo ama al Padre y busca Su gloria por sobre
todas las cosas.
Juan 3:35 El
Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano.
Juan 5:20 Porque
el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras
que estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis.
El Espíritu
Santo es el vínculo de amor Trinitario. Decir que el Padre ama a Sus escogidos
más de lo que El ama al Hijo es idolatría, el creador amando más a Su creación
que a sí mismo.
B. Dios ama a aquellos que están
en el Hijo.
Debido a que el Padre ama al Hijo,
el Padre ama a aquellos que aman y honrar a Su Hijo. El Padre ama de una manera
especial y tierna a aquellos que están en Cristo, no debido a lo que son, sino
debido a que están en el Hijo, de tal manera que cuando el Padre los ve, no los
ve como pecadores, sino que los ve como si viera a Cristo mismo. La Doctrina de
nuestra Unión con Cristo es la base para Justificación, Santificación, etc. Y
la misma brota en amor de corazón de Dios mismo. Dios ama a Su pueblo de manera
especial y única.
C. Dios ama a aquellos que llevan
su imagen.
En tercer lugar, el amor de Dios
es por toda la humanidad, pero no de la misma manera e intensidad con la que se
ama a sí mismo o ama aquellos que están en el Hijo. Dios ama a toda la
humanidad porque es Su esencia amar. No puede no hacerlo. Incluso su Justicia
por el pecado es una consecuencia de Su amor y santidad. Dios ama a la
humanidad porque, aunque manchado por el pecado, aun ve el reflejo de sí mismo,
Su imagen, en ella.
D. Dios ama a Su creación.
En cuarto lugar, Dios ama a Su
creación, pero no de la misma manera con la que ama a la humanidad portadora de
Su imagen. Decir que Dios ama a una vaca de la misma manera que ama a un niño
es errado. Su compasión es una consecuencia de Su amor. En última instancia, la
Creación misma será redimida, restaurada en ‘cielos y tierra nueva’
Jonás
4.10–11 Entonces el Señor le dijo:
“Tú te apiadaste de la planta por la que no trabajaste ni hiciste crecer, que
nació en una noche y en una noche pereció, ¿y no he de apiadarme Yo de Nínive,
la gran ciudad, en la que hay más de 120,000 personas que no saben distinguir
entre su derecha y su izquierda, y también muchos animales?”
GRACIA
Y VERDAD
Entender
la gracia y la verdad de Dios, es poder comprender de manera sublime y gloriosa
su hermoso amor y justicia. El amor del Señor ha sido manifestado a la
humanidad de manera total en la gracia dada al hombre. Así mismo su justicia,
es consecuencia y expresión de su amor, el cual nos hace aceptar nuestra
verdadera condición, para ser restaurada en Jesús.
La
palabra de Dios ha sido un conocimiento progresivo para entender la verdad bíblica.
Así podemos ver que a través del Antiguo y Nuevo Testamento, Dios ha
manifestado al hombre su amor, mediante su gracia y la verdad mediante su justicia. Ha sido a causa de saciar su justicia, que el evangelio a confrontado nuestra realidad. La gracia, el perdón inmerecido de Dios nos ha dado la posibilidad de ser reconciliados con el, mediante el sacrificio de Jesús.
ANTIGUO
TESTAMENTO
Una mala comprensión de la verdad bíblica ha llevado
a muchos a ver un Dios distinto en el Antiguo y Nuevo Testamento. Un Dios inflexible,
castigador del mal, versus uno lleno de puro amor, que nos enseñó a amar a
nuestros enemigos y orar por los que nos ofenden. No debemos olvidar que Dios es uno y que
ambos Testamentos son un perfecto complemento que muestran el plan perfecto de
Dios trino. La verdad bíblica se ha ido
manifestando de forma gradual, incluso así fue escrita, por lo tanto, no son
dos visiones distintas de un mismo Dios. Es una revelación paulatina, que en
Cristo se cumple en plenitud y se completa su perfección. El Dios inmutable es amor en el pasado, presente y por toda la eternidad.
Algunos que no comprenden de manera bíblica las manifestaciones del amor de Dios, piensan que no podría ser bueno, si permite que algo nos incomode,o nos duela. Quieren tener solo gracia de parte del Señor. No entienden que su justicia, es una manifestación piadosa de su amor. Debemos amarla, no evitarla.
Ahora bien, cuando en la Biblia se habla de “la justicia, la ira de Dios” se refiere precisamente al rechazo que Dios experimenta ante el mal y la injusticia. Esto nos ayuda a comprender por qué el Antiguo Testamento expone al pecado en su pecaminosidad, de manera tan real, brutal y mortal.
En el Antiguo Testamento había ley y gracia, incluso podríamos decir, gracia extrema. La primera expresión de esta agracia esta en adán y Eva. Dios le dijo "el día que pequéis moriréis", adán y Eva pecan y no se les quita la vida física, mueren espiritualmente. Se les había anunciado.que por más pequeña que fuera la violación a la ley de Dios debían morir instantáneamente, sin embargo, Dios mismo los cubre con pieles. Dios mata un animal y toma la piel para cubrirlos, como un antesala de lo que vendría a pasar con nosotros. Cristo iría a morir y luego nos cubriría con su rectitud, santidad para perdón de pecadas y entrada al reino de los cielos.
Posteriormente vemos en el Antiguo Testamento que habían pecados que conllevaban a la pena de muerte, sin embargo,Dios en su paciencia advertía antes de actuar. Eso representa una reducción masiva del estándar original, porque originalmente lo único que tenían que cometer era un pecado para perder la vida, sin embargo, Dios no lo hizo.
Al tomar al pueblo de Israel, su propósito era que ellos fueran un modelo para todo el mundo de su amor, su justicia, benevolencia, paciencia, etc. La ley que les da en el Sinaí y que fue introducida por medio de Moisés era el espejo en donde ellos debían mirarse para poder entender su realidad pecaminosa y aceptar la imposibilidad de los esfuerzos humanos.
Hay abundantes expresiones de gracia con el pueblo judío, los lideres cuando fallaron y pecaron , Dios les perdona sus transgresiones para no eliminarlos de una vez y para siempre . Dios revela a Moisés en el éxodo que él es un Dios lento para la ira y grande en misericordia.
En su misericordia el Señor les enseña sobre “el temor de Dios”, detallando las horrendas consecuencias que tiene el rechazo de la verdad. El Antiguo Testamento presenta la verdad de manera implacable, pero siempre dejando la posibilidad del arrepentimiento y restauración.
En el Antiguo Testamento por
supuesto que hay gracia, y mucha, pero la eclipsa la verdad.
Romanos
5:20 Pero la ley se introdujo para
que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia;
En este pasaje de Romanos podemos observar que la justicia e ira de Dios en realidad no rebaja su amor. Todo lo contrario. Cuanto más justo e indignado está Dios por el pecado, más amor manifiesta para perdonar.
En este pasaje de Romanos podemos observar que la justicia e ira de Dios en realidad no rebaja su amor. Todo lo contrario. Cuanto más justo e indignado está Dios por el pecado, más amor manifiesta para perdonar.
Dios rechaza el pecado pero quiere
salvar al pecador y por eso la Biblia dice igualmente que Dios no quiere la
muerte del pecador sino su conversión.
Salmo
30:5 “Porque un momento será su ira,
Pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, Y a la mañana
vendrá la alegría.”
Una
hermosa esperanza de restauración, para todo aquel que cree, “su ira no sería
para siempre”. Los antiguos sabían muy bien esto. Sus corazones descansaban en
la promesa del salvador y en el infinito amor de Dios. Ellos fueron testigos de las obras de Dios en su totalidad. “El Dios de amor y fuego consumidor”.
Gálatas
3:23-26 Pero antes que viniese la fe,
estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser
revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a
Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no
estamos bajo ayo, pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
Dios
desde el principio y por todo el Antiguo Testamento ha ido revelando su plan de
salvación paulatinamente, mostrando a la humanidad el camino. La ley, por esta razón
se convirtió en un ayo (nodriza) que
finalmente los llevaría a encontrarse con la fe verdadera en el único redentor.
Ley no es solo lo que instaura Moisés,
ley es todo aquello que prohíbe al hombre hacer algo, que lo limita en su autonomía, todo eso es ley. Gracia es todo aquello que
bendice al hombre, la paciencia de Dios con el hombre, lo que viene al hombre como un
regalo de Dios.
En el Nuevo Testamento Dios está lidiando con el hombre de una
manera un tanto diferente como lo hizo en Antiguo Testamento, porque estaba
lidiando con el hombre por medio de un nuevo pacto en la sangre de Cristo.
Las expresiones del carácter de la gracia de Dios están en ambos Testamentos. Jesús en el Nuevo Testamento tumbaba las mesas porque la gente quebrantaba la ley. Un testamento mediado a través de la ley de Moisés y otro mediado por medio de la sangre de Jesús, en donde se manifiesta la plenitud del amor y gracia de Dios.
NUEVO TESTAMENTO
Los
fariseos, guardianes de las puertas de Dios por decisión propia, nunca hicieron
resaltar la gracia. Los oyentes de Cristo habían visto la verdad en la ley de
Moisés, pero fue Él quien les dio su primera visión clara de la gracia. La ley solo podía revelar el pecado.
Jesús lo podía quitar.
Cuando
Cristo aparece en el escenario de este mundo, tiene como precursor a Juan El
Bautista, profeta que tuvo como misión allanar el camino del Señor. Lamentablemente
aquellos que debían haber preparado al pueblo, abrazaron las leyes y se olvidaron
del amor de Dios. A este mundo llegaba aquel en quien se cumplirían todas las
promesas de Dios y en quien también se manifestaría la perfección misma del
amor de Dios a esta humanidad perdida. El Señor Jesús no traía la gracia y
verdad a este mundo caído. Él era la misma gracia y verdad.
Juan 1:1, 14 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el
Verbo era Dios… Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos
su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
Jesús está lleno de dos
cosas: gracia y verdad. No dice que esté “lleno de paciencia, sabiduría, belleza,
compasión y creatividad”. En este versículo se nos quiere dejar claro, que él es:
gracia y verdad.
Las
escrituras también destilan los atributos de Cristo y los reduce a un alista de
dos puntos para definir en que consiste su bello carácter. El refleja el amor
en toda su potencia, por medio de su gracia, porque él fue la dádiva de Dios
para nosotros. De igual manera él es la manifestación perfecta de la verdad de
Dios por medio de la justicia. Él fue muerto para nuestra justificación.
Como
humanos nos cuesta entender esto. El aparente conflicto entre la gracia y la
verdad no se debe a que sean incompatibles, sino a que a nosotros nos falta
perspectiva para resolver su paradoja. Entre ambas existe una dependencia
mutua. Nunca nos debemos acercar a la verdad, si no es con un espíritu de
gracia, ni a la gracia si no es con un espíritu de verdad. Jesús no era
cincuenta por ciento gracia y cincuenta por ciento verdad, sino ciento por
ciento gracia y ciento por ciento verdad.
Necesitamos aprender a leer la Biblia a través de
la Cruz, o dicho de otra forma, a la luz del Nuevo Pacto. El apóstol Juan nos
dice algo muy importante. El amor de
Dios hizo que Jesús sea la propiciación por los pecados de todo el mundo, ahora
Dios es propicio con nuestros pecados, injusticias e iniquidades, ahora Dios no
toma en cuenta nuestro pecado, Dios muestra su gracia, porque Dios es amor, no toma en cuenta los pecados, porque Jesús ha llevado el
pecado y el castigo. Jesús es la propiciación, Dios nos amó y él mismo hizo posible
esta propiciación.
Hebreos
8:12 “Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus
pecados y de sus iniquidades.
I Juan
2:2 “Y él es la
propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino
también por los de todo el mundo.”
I Juan 4:10 “En
esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él
nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.”
Antes de enviar a su
Hijo, Dios nos amó; cuando éramos pecadores, Dios nos amó; cuando éramos
enemigos, Dios nos amó y él nos amó tanto que envió a su Hijo para que a través
de su muerte, nosotros pudiésemos tener perdón y vida.
Romanos 5:10-11 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte
de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y
no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro
Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.
Juan 3:16-18 Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se
pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree,
no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído
en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
El amor de Dios (su gracia) y La verdad de Dios
(su justicia e ira) fueron satisfechas completamente en la Cruz del Calvario.
Sin embargo, para todos aquellos que rechazan al Hijo, la ira de Dios ya está
sobre ellos. Lo que significa que la ira de Dios si no se arrepienten es tan
inminente y segura sobre ellos que es como si ya estuviera sobre ellos. Es
decir, que, aunque el pasaje usa el tiempo presente, la referencia es a una ira
final (escatológica) que será derramada solo en la segunda venida de Cristo.
Romanos 1:18-21 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda
impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque
lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque
las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente
visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas
hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le
glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus
razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.
El hombre se condena así mismo, por rechazar voluntariamente la verdad de Dios. Detiene con injusticia la verdad, es decir, su pecado es más importante que todo. Para disfrutar de él debe negar lo que la misma creación le muestra de Dios.
CONSIDERACIONES
FINALES
A
los cristianos orientados hacia la verdad les encanta estudiar las Escrituras y
la teología. Pero algunas veces juzgan con rapidez y perdonan con lentitud. Son
fuertes en la verdad, pero débiles en la gracia. A los cristianos orientados
hacia la gracia les encantan el perdón y la libertad. Pero algunas veces
descuidan el estudio de la Biblia y ven las normas morales como un “legalismo”.
Son fuertes en la gracia, pero débiles en la verdad.
¿Qué
haría Jesús? Siempre hay una respuesta: Actuaría en gracia y en verdad. La
verdad sin la gracia fomenta un legalismo farisaico que envenena a la iglesia y
aleja de Cristo al mundo. La gracia sin la verdad produce la indiferencia moral
e impide que la gente vea que necesita a Cristo.
Los
intentos por “suaviza”
el Evangelio a base de reducir la verdad al mínimo, alejan a la gente de Jesús.
Los intentos por “endurecer” el Evangelio a base de reducir la gracia al mínimo
también la alejan de Él. No basta con que ofrezcamos gracia o verdad. Las
debemos ofrecer ambas.
Debemos enseñarle al pecador la
verdad de su condición ante Dios, en un balance perfecto para que entienda que
la única salida de su condición es la gracia del perdón en Cristo, el único
redentor del hombre.
Lucas
7:47 “Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son
perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.”
Queridos
hermanos no restemos, ni temamos en de decir toda la verdad de Dios, pero hagámoslo
con abundante gracia.
“Cuando
un pecador, por medio de la verdad de Dios, acepta su pecado y condición, puede amar más al que lo libró de
su maldición”.
[1] Wayne Grudem, Teología Sistemática: Una
introducción a la doctrina bíblica (Miami, FL: Editorial Vida, 2007), 159.
[2] Millard J. Erickson, Teología sistemática, ed. Jonatán Haley, trans. Beatriz Fernández, Segunda
Edición., Colección Teológica Contemporánea (Viladecavalls, Barcelona:
Editorial Clie, 2008), 303.
Hicimos un estudio con los jóvenes (de MOU), un libro que se llama "renaciendo a los pies de la Cruz" y toca justamente ese mismo tema final. Tendemos a extrapolar al cristianismo entre los legalistas, enfocados en el cumplir pero carentes de gracia y el libertino enfocado en vivir experiencias espirituales sin mayor profundidad bíblica... (Por cierto, hay mucha tensión entre estos dos grupos) finalmente, llegamos a la conclusión de que, en el esquema, ambos grupos estaban igualmente alejados de la Cruz, y que el Evangelio tampoco es encontrar "el término medio" u oscilar entre los dos extremos... Pensábamos cómo esté tipo de cristianismo resulta ser insostenible en el tiempo y dábamos gracias a Dios por la Cruz, expresión máxima de amor.
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