RESUMEN ESTUDIO ANTERIOR: vimos como el Señor edifica a su Iglesia amada, constituyendo el mismo el cuerpo de enseñanza y liderazgo, por medio de dar a la iglesia apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Su labor principal era edificar el cuerpo de Cristo para que sus miembros llegasen a la madurez espiritual; a la imagen de Cristo mismo.
Los apóstoles eran los que habían sido llamados especialmente apartados y entrenados por Cristo para formar un pequeño núcleo que sería el comienzo de la iglesia.
Los profetas, clasificados también como aquellos que tenían un ministerio fundamental, tenían acceso a la información de Dios por revelación directa, y podían predecir los eventos futuros para ayudar al cuerpo de Cristo en su desarrollo y crecimiento.
Los evangelistas: les había sido dada una habilidad singular para predicar el evangelio.
Los maestros eran aquellos que podían guiar al pueblo, hacia una mayor comprensión de la verdad de Dios. Este don fue usado tanto en la evangelización como en la edificación.
Los pastores eran aquellos que daban un cuidado particular a las nuevas iglesias. También eran maestros que ayudaban tanto en la organización de la iglesia como en su crecimiento, a través del proceso de instrucción.
En la iglesia del primer siglo ellos parece que tuvieron un ministerio fundamental, así como los otros que tenían los dones mejores. Iban de iglesia en iglesia ayudándoles en apartar a algunos para el liderazgo local, y asegurándose que la iglesia estaba aprendiendo las doctrinas básicas del cristianismo.
Hoy terminaremos con la labor fundamental que realizaba este cuerpo y entraremos a la última sección de Efesios 4: 17-32 "La nueva vida en Cristo”
¿CÓMO SE PERFECCIONA A LOS SANTOS?
Efesios :4:11-16 “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
El propósito de Cristo de dar a la iglesia personas con diferentes dones es el de desarrollar a los creyentes desde la niñez hasta que alcancen una madurez completa. La tarea es encargarse de alimentar al recién nacido espiritualmente, es decir, alimentarle con la Palabra de Dios para que pueda crecer espiritualmente.
Las personas con “dones” mejores, deben preparar a los demás para el ministerio. El ministerio debe llevar a los creyentes a lograr metas como.
· La unidad de la fe y el pleno conocimiento de Hijo de Dios
· La madurez
· La plenitud de Cristo
La madurez y la unidad se miden según la relación del Cuerpo con la cabeza, Cristo. El apóstol Pablo trató de destacar insistentemente el peligro que para el creyente representa continuar siendo inmaduro como un niño, que cambia fácilmente de parecer, y que no tiene un rumbo fijo. Este ser será como un náufrago en el mar. Lamentablemente un niño por muy inteligente que sea guiando una nave se dejara arrastrar por las corrientes y el viento.
Cuando la gente dotada prepara a la Iglesia, sus miembros manifiestan estabilidad en sus preceptos y en su práctica cristiana. Los miembros no permanecen en la infancia espiritual, sino que llegan a un punto en que siguen la verdad en amor. También podemos decir que deben hablar verdad en amor.
Cuando una Iglesia es fiel a la hora de hablar la verdad en amor, tendrá relaciones interpersonales transparentes, que son de edificación para las personas y de mutuo beneficio.
Finalmente la Iglesia crecerá en Cristo en todos los aspectos, todas las piezas encajarán y se apoyarán entre sí. Para que el cuerpo crezca, cada miembro debe funcionar en forma adecuada. Viviremos en armonía, concertados y unidos entre sí.
Ahora estamos listos para saber que es la nueva vida en Cristo.
LA NUEVA VIDA EN CRISTO
Efesios 4:17-32 “Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo. El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
En el capítulo 4 el apóstol nos lleva por un profundo viaje por la palabra, para entender como conservar la unidad del Espíritu, como no romper esta unidad y ser un solo cuerpo. Ahora, en esta nueva sección nos toma a cada uno de manera personal y nos lleva delante de Dios, como un testigo apostólico.
Decimos entonces, que desde este momento estamos delante de nuestro Dios de manera personal. Él nos está hablando particularmente, a cada uno.
Pongamos entonces, atención a cada palabra que nos habla el apóstol Pablo para que logremos entender que se nos dice y requieren de nosotros.
“Esto pues digo y requiero en el Señor”
El apóstol aquí está hablando con autoridad apostólica, no es él diciéndonos algo. Es el apóstol que habla por Dios.
El apóstol dice a la Iglesia ¡hoy soy un testigo que habla por Dios y delante de Dios, a vuestros corazones!
¿Qué nos dice el Señor?
“Ya no anadeis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente”.
El cristianismo es una vida completamente nueva, por eso la palabra nos dice debemos “andar”, lo cual significa una nueva manera de vivir y comportarnos.
Nos están diciendo ya no sean y no se comporten como los que no tienen a Cristo. No podemos vivir en la iglesia y seguir con las mismas costumbres que teníamos, como si no hubiera pasado nada en nuestras vidas.
Ustedes no deben comportarse como los otros gentiles, aunque siendo gentiles hay una gran diferencia entre ellos ¡ustedes tienen a Jesucristo! .No se han cambiado de religión, han pasado de muerte a vida.
Jesucristo vino a nosotros para salvarnos, y cambiarnos por completo. No menos importante, es que hoy mora en nosotros. La vida ya no es “yo más Jesús”, sino “Jesús más una nueva vida”.
Por eso no debemos andar como los otros gentiles, que andan en la “vanidad de sus mentes”
¿Qué significa andar en la vanidad de la mente?
Una mente vana es una mente vacía, pero no vacía de conocimiento, porque los otros gentiles eran sabios, inteligentes, sabios en el conocimiento de este mundo, pero vacías en el conocimiento de Dios.
Lo que hay en la mente impacta en cómo andamos en nuestra vida. No podemos tener el entendimiento entenebrecido de ninguna manera. Es peligroso porque no podremos saber nada de Dios, no podremos ver a Dios. Estaremos ajenos a la vida verdadera de Dios, como estando descarrilados, desalineados, viviendo como extranjeros.
El gentil convertido a Cristo debe tener su mente llena del conocimiento de Dios, porque el principio de la sabiduría es el temor de Jehová. Si su mente está llena de la palabra, de sus mandamientos y normas divinas podrá apartarse del mal viviendo para agradar al Señor en perfecta comunión.
Debemos preguntarnos: ¿es extraño Dios para mi vida, le es extraña mi vida a Dios?
Para el cristiano Dios ya no es un extraño, él es un amigo que ya se reveló a nosotros, nos habló, nos mostró su gloria, nos dijo cuál es el plan para nosotros. Ahora conocemos su propósito y la razón de por qué Cristo vino a este mundo.
Nosotros ya no somos ajenos a la vida de Dios, por eso Dios por medio del apóstol nos dice.
”Ya no andes como los que no me conocen, tú ya no eres un ignorante”
La ignorancia de este mundo no es la ignorancia de no saber nada de Dios, es aún más terrible. Es aquella que sabiendo se niega a reconocer a Dios.
De igual manera para un converso es peligroso conocer la verdad de Dios y no obedecerla. Se corre el terrible riesgo de caer en la insensibilidad espiritual y terminar en una peor condición, cometiendo con avidez toda clase de impurezas.
La dureza del corazón es un proceso que vamos permitiendo que el corazón se ponga poroso, duro, insensible, ya Dios no es lo primero en mi vida.
Esta mente ignorante de Dios, pone el corazón duro para cometer pecado ya no solo con algo de temor, sino con avidez, lo cual es una condición mucho más terrible. Esta avidez es el ansia, el anhelo, la sed, el apetito, el hambre, de cometer todo tipo de acto perverso y alejado de la santidad de Dios.
Debemos decir no a todo vestigio de la vida vieja, a la mente reprobada, al corazón duro. Debemos quitar la ropa vieja, antes de poner la nueva, porque eso es lo que Cristo nos ha enseñado “si es que has sido enseñado por él”.
Por esta razón Dios nos dice “más vosotros no habéis aprendido así de Cristo”.
El apóstol describe la verdad en función del mesías, que es el camino, la verdad y la vida.
No dice, “más vosotros no habéis aprendido así sobre Cristo”.
Él dice Mas vosotros no habéis aprendido “así de Cristo”.
¿Hemos aprendido sobre ÉL o de EL MISMO?
Esto es tener una relación persona con él, que él te enseñe directamente, no que aprendas solo acerca de él. Podemos haber confesado su nombre, vivir en la iglesia, participar de actividades, sin embargo, no tener una relación personal con él.
Dios dice, si no vives una vida distinta, pongo en duda que hayas sido enseñado por Cristo.
La verdadera relación con Cristo, es tener una vida de comunión íntima con él, seguirle, estar con él, orar sin cesar, pasar tiempo en su presencia, deleitarnos en su palabra, dejar que nos hable tan profundo que no podamos decir con palabras humanas lo que nos ha compartido de él, mismo,-de su mundo, de su realidad celestial.
¿Has oído de Jesús o le has oído en tú vida? ¿Somos capaces de ver la diferencia?
¿Es él quien influencia tus
pensamientos, tus sentimientos, tus emociones, tu proceder en este mundo? ¿Sientes
en lo más profundo de tu ser, que ya estás perdido en él?, ¿Es él Señor tu prisión y tu gozo?
Su espíritu santo ¿te ha enseñado como es el Padre, como es Jesús, como eres tú?
Dios mismo nos dice, mi hijo no les ha enseñado a tener una vida reprobada, una mente corrupta. Ustedes tienen la mente de Cristo. Pero, lamentablemente hay quienes creen que Dios ha puesto en nosotros algo como un dispositivo instalado en el cerebro, que es la mente de Cristo. La verdad no es así. A estas alturas del camino una gran parte del cuerpo de Cristo no entiende que la mente de CRISTO ES TODA SU BENDITA PALABRA.
Ahí está su mente, sus pensamientos, todos sus deseos, sus planes, todo lo que Él es y significa. Todo ha estado a nuestro alcance desde que creímos en él.
Necesitamos la revelación directa del Señor. El mismo Cristo debería enseñarte que es morir, que es nacer de nuevo, que es ser pecador y cuanto lo necesitas. Es él mismo quien nos enseña el verdadero cristianismo. La vida eterna consiste en que conozcamos en forma personal al Padre, y a Cristo, eso es lo esencial.
Es necesario tener una pasada manera de vivir, un testimonio de lo que éramos y de lo que hoy somos. Por eso el SEÑOR NOS DICE “despójense del viejo hombre y renuévense en el espíritu de vuestra mente”
Efesios 4:22-24 “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
Debemos atender el estado actual de nuestra vida delante de Dios y ver que el Señor nos señala lo que debemos procurar.
La paradoja practica es que, aunque ya seamos libres de la paga del pecado, la liberación de la pasada manera de vivir (una vida de pecado) solo se alcanza mediante nuestra búsqueda diaria de obediencia y pureza. Son compromisos de vida que todos los creyentes deben asumir.
El apóstol nos dijo en el estudio de Romanos que “nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado” (Romanos 6:6).
También en Colosenses nos dice “Haced morir, pues lo terrenal en vosotros” (Colosense 3:5)
¿Qué significaba eso?
El apóstol Pablo dijo “Porque la paga del pecado es muerte” (Romanos3.23)
Sabía que si quebrantaba la ley de Dios el resultado era la muerte. Pero, al igual que nosotros se arrepintió y los pecados del pasado nos fueron perdonados. Sin embargo, aunque el apóstol y nosotros fuimos perdonados y convertidos, aun seguimos luchando contra el pecado.
Una vez que estamos "muertos al pecado” tenemos que continuar en un proceso de “hacer morir” las cosas que pueden volver debido a nuestra naturaleza carnal. Es una batalla de todos los días.
El apóstol Pablo moría a diario porque constantemente estaba vigilando y poniendo afuera el pecado y los “miembros” pecaminosos de su naturaleza carnal. Lo resumió todo en lo que dice en Romanos.
Romanos 6:11-12 “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias;”
Ahora enfoquémonos nuevamente en lo que el Señor nos dice directamente. “despojaos del viejo hombre”.
En otras palabras, nos ordena a “alejar", “renunciar” a nuestro viejo hombre, esa forma natural, egoísta y pecadora en que actuamos en este mundo de maldad. Cuidado con el corazón engañoso que nos quiere convencer incluso de que no necesitamos cambiar.
Debemos huir del viejo hombre, desvestirnos de él. Este hombre está viciado, su naturaleza es depravada; solo produce las obras de la carne, de las cuales debemos rechazar y huir.
Debemos seguir peleando esta batalla contra el pecado y la carnalidad. Aunque hayamos muerto al pecado y hayamos entregado nuestra vida a Dios como cristianos y siervos de Jesucristo, todavía tenemos “miembros” de nuestra naturaleza carnal que debemos hacer morir.
Ahora se nos explica cómo podemos despojarnos del viejo hombre.
Efesios 25-32 “Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo. El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”
Debemos ir en dirección contraria de la que hemos llevado hasta el momento. Esto describe el verdadero arrepentimiento. Sentir pesar por el pecado y luego un cambio de actitud.
En esta porción, el apóstol nos muestra cinco ejemplos de lo que implica la vida nueva en el contexto de la relación con los demás. Todo se relaciona con mantener el vínculo de la paz. El agradar a Dios también se demuestra en tener paz los unos con los otros en santidad.
Todos estos ejemplos incluyen un precepto negativo, uno positivo y un principio espiritual como base. Todos los mandatos del apóstol se apoyan en un fundamento espiritual centrado en Dios. Solo así lograremos hacer morir lo malo para que nazca lo bueno.
Precepto negativo |
Precepto positivo |
Principio espiritual |
Desechar la mentira |
Hablar verdad |
Somos miembros los unos de los otros |
Airaos |
Pero no pequéis |
No se ponga el sol sobre vuestro enojo. No dar lugar al diablo. |
El que hurtaba |
No hurte más |
Trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno |
No a las palabras corrompidas |
Palabras que sean de edificación |
Dar gracia a los oyentes |
No contristéis al Espíritu Santo, por el cual fuisteis sellados para el día de la redención. |
Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia |
Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. |
Cada vez que quitamos las obras, pensamientos y acciones del viejo hombre, debemos “revestirnos” con el nuevo hombre. Cada cambio de pensamiento, acción debe estar basado en un principio espiritual. Es la palabra de Dios, junto a sus preceptos la que corrige la mente y el corazón del hombre.
Somos “renovados en conocimiento”, logramos esto, por medio del estudio y utilizando la palabra de Dios para parecernos cada vez más a Él. Si estamos leyendo la biblia y no estamos cambiando, quizás no estamos haciéndolo bien.
Nuestra vida cristiana se moldea en el día a día y delante de Dios. Un individuo maduro se mide en su verdadera relación con Dios y la buena convivencia con sus hermanos. Así también se desarrolla una iglesia madura, cuyos miembros, primeramente conocen al Dios en quien han creído, por medio de una relación dinámica y espiritual. Viven como un nuevo hombre, dando frutos de justicia.
¿Hurtabas?, ya no lo hagas, ¿mentías?, ya no lo hagas, ¿odiabas?, ya no lo hagas, ¿garabateabas?, ya no lo hagas, ¿adulterabas?, ya no lo hagas, ¿eras sensual?, ya no lo seas. Así se vive para Dios.
Gálatas 2:18 “Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago.”
PRÓXIMO ESTUDIO. Entramos al capítulo 5, en donde se desafía a los creyentes a ser imitadores de Dios, andando como hijos de la luz. Ya se les exhorto a aprender de Cristo y a no entristecer al Espíritu Santo.
Los creyentes no pueden imitar el poder de Dios, el conocimiento de Dios, ni la presencia de Dios, pero si pueden imitar Su autosacrificio y manifestar un espíritu de perdón.
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