Salmos 7 Plegaria pidiendo vindicación
Sigaión de David, que Cantó a Jehová acerca de las palabras de Cus, hijo de Benjamín.
SALMOS 7:1-17 “Jehová Dios mío, en ti he confiado; Sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame, No sea que desgarren mi alma cual león, Y me destrocen sin que haya quien me libre. Jehová Dios mío, si yo he hecho esto, Si hay en mis manos iniquidad; Si he dado mal pago al que estaba en paz conmigo (Antes he libertado al que sin causa era mi enemigo), Persiga el enemigo mi alma, y alcáncela; Huelle en tierra mi vida, Y mi honra ponga en el polvo. Selah.
Levántate, oh Jehová, en tu ira; Alzate en contra de la furia de mis angustiadores, Y despierta en favor mío el juicio que mandaste. Te rodeará congregación de pueblos, Y sobre ella vuélvete a sentar en alto. Jehová juzgará a los pueblos; Júzgame, oh Jehová, conforme a mi justicia, Y conforme a mi integridad. Fenezca ahora la maldad de los inicuos, mas establece tú al justo; Porque el Dios justo prueba la mente y el corazón. Mi escudo está en Dios, Que salva a los rectos de corazón. Dios es juez justo, Y Dios está airado contra el impío todos los días. Si no se arrepiente, él afilará su espada; Armado tiene ya su arco, y lo ha preparado. Asimismo ha preparado armas de muerte, Y ha labrado saetas ardientes. He aquí, el impío concibió maldad, Se preñó de iniquidad, Y dio a luz engaño. Pozo ha cavado, y lo ha ahondado; Y en el hoyo que hizo caerá. Su iniquidad volverá sobre su cabeza, Y su agravio caerá sobre su propia coronilla. Alabaré a Jehová conforme a su justicia, Y cantaré al nombre de Jehová el Altísimo.”
La palabra Sigaión es una meditación o un mover de emociones o un mover de pensamientos, es utilizada para describir la meditación o pensamientos de David respecto a esta situación.
Cus es un enemigo de David, aunque no se aclara, era seguramente alguien que estaba del lado de Saúl cuando éste le tenía envidia y decidió perseguirlo. Lo que si podemos vislumbrar es que este Cus, hijo de la tribu de Benjamín fue incitado contra David por lenguas calumniadoras, algunas de ellas benjamitas.
El ser calumniado es una prueba severa. Parecía probable que Cus, hijo de Benjamín, había acusado a David ante Saúl de una conspiración en contra de la autoridad real. Así el rey estaría listo para darle crédito, tanto de su celo de David, y de la relación la cual probablemente existía entre sí mismo, el hijo de Cis, y este Cus, o Cis, hijo de Benjamín.
Podríamos llamar a este salmo: EL SALMO DEL SANTO CALUMNIADO.
David ruega por liberación. Un ruego lleno de confianza.
Salmo 7:1-2 “Jehová Dios mío, en ti he confiado; Sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame, No sea que desgarren mi alma cual león, Y me destrocen sin que haya quien me libre.”
Ante estas situaciones de ensañamiento contra la vida de David, vemos como el salmo comienza con una contundente declaración “Señor en ti confío”, aunque parece una frase simple en los salmos, involucra una profunda fe y compromiso en aferrarse a Dios.
Cuando David estaba bajo el ataque de Cus, hijo de Benjamín, todo en lo que podía confiar era Dios. Cualquier otro soporte se había ido, pero no necesitaba de ningún otro.
En ocasiones la fortaleza de Dios es evidente en la ayuda que da a través de la prueba. En otras ocasiones es evidente al librarnos de las pruebas. David estaba persuadido de que Dios le quería liberar de esta prueba.
Muchas personas son creyentes hasta que su fe es probada, no pueden aferrarse a Dios en una prueba, porque les parece que es demasiado riesgo ponerse a confiar en Dios, piensan que Dios no intervendrá en nada, que es algo tan abstracto que les parece irreal ponerse a confiar en alguien que no ven, y que por supuesto no entienden. Solo aquellos que hayan tenido un encuentro con Dios, que han sido llenos del Espíritu, saben de la importancia de aferrarse al Señor en momentos difíciles.
Es como que la incredulidad se pone de manifiesto rápidamente cuando estamos en peligro. Pero aquí David nos muestra todo lo contrario. Su primera reacción en su pensamiento es confiar en Dios.
Debemos quitar toda superficialidad en nuestra fe, la verdadera fe es como una raíz que está arraigada y que se sostiene fuertemente. Jesús lo explicó en la parábola del sembrador, cuando mostró diferentes partes donde la semilla cae, lo que representa los corazones, y esa semilla reacciona diferente en cada uno, en esta parábola Jesús nos muestra como es una fe de corta duración, no tiene raíces firmes, son aquellos que se comparan a una semilla que es sembrada en tierra rocosa, En Mateo 13:20-21 dice así:
“Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.”
Este salmo es una ayuda para los momentos difíciles, que es donde debemos ser firmes en la fe y así crecerá y será cada vez más fuerte.
La metáfora del león es común en los salmos atribuidos a David. El rey pastor, en su juventud había experimentado por la fuerza y protección divina el luchar con leones y vencerlos. Aquí se usa la comparación con un León que quiere destruir y devorar, así sentía David el ataque de sus enemigos.
Quizás el recordar dichas experiencias le hacía meditar que habrían graves consecuencias si él no fuera liberado de estos enemigos cual leones. Este entendimiento le dió a David la urgencia de orar. Dios en ocasiones permite circunstancias difíciles para que despierten dicha urgencia en nosotros.
Sería bueno para nosotros el recordar aquí que esta es una descripción del peligro de la cual el Salmista fue expuesto por medio de las lenguas calumniadoras. En verdad esta no es una ilustración exagerada, pues las heridas de una espada sanarán, pero las heridas de la lengua cortan más profundo que la carne, y no sanan pronto.
Tampoco es casualidad que haya puesto al León como ejemplo, ya que en el nuevo testamento se nos muestra que Satanás es como un “León rugiente buscando a quién devorar”.
Nuestros enemigos han sido puestos bajo nuestros pies, porque Jesús ha pagado el precio de nuestra liberación y justificación, por esto, al permanecer en Cristo, somos más que vencedores, ya que mayor es el que está con nosotros que el que está en el mundo. El Señor nos protege del León rugiente.
Esta es una oración defensiva contra los ataques del maligno. David llevaba consigo el plan de Dios, y por eso tenía oposición. Siempre el diablo utiliza a ciertas personas de nuestro entorno para desanimarnos. Cuando estamos siguiendo el plan de Dios, tendremos distintas oposiciones, pero el Señor llevará a cabo su plan, si permanecemos firmes en la confianza.
El ruego de inocencia.
Salmo 7:3-5 “Jehová Dios mío, si yo he hecho esto, Si hay en mis manos iniquidad; Si he dado mal pago al que estaba en paz conmigo (Antes he libertado al que sin causa era mi enemigo), Persiga el enemigo mi alma, y alcáncela; Huelle en tierra mi vida, Y mi honra ponga en el polvo. Selah
David sabía que la acusación en su contra era falsa e injusta, por eso hace esta oración en el versículo tres, asegurando su integridad e inocencia. Cuando hacemos lo correcto podemos orar a Dios seguros, sabiendo que no dejará nada impune.
El con seguridad pudo decir “Si hay en mis manos iniquidad”: Con estas palabras David no reclamó una perfección sin pecado. Él simplemente rechazó la idea de una equivalencia moral entre sí mismo y sus enemigos.
Aunque David se expresa a sí mismo de una manera que no lo haríamos nosotros, sus palabras no significan que él era perfecto, solamente que él es inocente del crimen del cual es incriminado. La pregunta no es si David era moralmente perfecto, sino si él era inocente de esta calumnia en particular. Por esta razón, podríamos decir que David está diciendo: “si esta oración es fruto de mi venganza de mi capricho de mi ira, de mi miedo señor, no lo escuches.”
¿Cuáles eran los cargos hacia el rey David?
Del Salmo aprendemos la naturaleza de los cargos, el cual él hizo en contra de David. Estos eran: que él se había apropiado de los despojos que le pertenecían por derecho al rey Saúl; que él había dado mal por bien; y que él tomo retribución por algo de generosidad.
Persiga el enemigo mi alma, y alcáncela: David sabía que sus enemigos tenían sed por verle derrotado. Él estaba tan confiado en su justicia en comparación con sus enemigos que él estaba dispuesto a ser entregado hacia sus deseos si es que ellos estaban en lo correcto.
David incluso había sido compasivo con sus enemigos, había dejado en libertad a sus adversarios, esto no muestra lo que dice el nuevo testamento en Romanos 12:17-21, que no paguemos mal por mal, sino que hagamos bien a los que nos hacen el mal y seremos recompensados. David utilizó también su buena actitud para proclamar su inocencia.
Solo la seguridad de la inocencia nos hace hacer este tipo de oraciones, así siempre podemos orar con fuerza y seguridad en contra de la injusticia. Dios jamás escuchará si pedimos algo injusto, o si pedimos para nuestro propio deleite.
Una súplica por la intervención justa de Dios.
Salmos 7:6-7 “Levántate, oh Jehová, en tu ira; Alzate en contra de la furia de mis angustiadores, Y despierta en favor mío el juicio que mandaste. Te rodeará congregación de pueblos, Y sobre ella vuélvete a sentar en alto.”
Levántate, oh Jehová, en tu ira: David creía que Dios era un ser que poseía pasiones humanas como la ira. David también creía que las pasiones de Dios eran por parte de él; él creía que Dios estaba o estaría airado por él en lugar de contra él.
Es un error el creer que Dios no posee pasiones. Debido a que Él es Dios podemos decir que estas pasiones no son exactamente como sus contrapartes humanas; pero de alguna manera son como ellas. Dios no es frío, distante, sin pasión. Pero también es un error el asumir que las pasiones de Dios son siempre con nosotros o para apoyar nuestra opinión. Muchos fanáticos peligrosos han sido erróneamente inspirados por la equivocada seguridad de que Dios era por ellos cuando no lo es.
Aunque sabemos que Dios nunca duerme, David hace una oración diciendo: “Levántate y despierta en mi favor”. Si bien Dios todo lo sabe, entendemos que solo se mueve de acuerdo a la fe y a la oración de sus hijos, por eso debemos clamar como hizo David: “¡Señor levántate y hazme justicia ante la adversidad!”. Dios se mueve cuando le creemos.
Álzate… despierta en favor mío: David creía que Dios era por él y su causa; pero no mantenía esta creencia de manera pasiva. Él activamente oraba por el cumplimiento de lo que él creía sería la voluntad de Dios.
Y sobre ella vuélvete a sentar en alto: La oración de David por protección y vindicación no era enteramente egoísta. Él sabía que su destino estaba vitalmente conectado al bienestar del pueblo de Dios. Era en gran medida para el bien de ellos, el bien de la congregación.
La defensa de David.
Salmos 7.8-10 “Jehová juzgará a los pueblos; Júzgame, oh Jehová, conforme a mi justicia, Y conforme a mi integridad. Fenezca ahora la maldad de los inicuos, mas establece tú al justo; Porque el Dios justo prueba la mente y el corazón. Mi escudo está en Dios, Que salva a los rectos de corazón.”
Jehová juzgará a los pueblos; Júzgame, oh Jehová: Esta era la actitud que protegía a David de la presunción. Él con honestidad invitó el juicio y corrección de Dios. Por lo tanto, David pidió la bendición de Dios de acuerdo a mi justicia, y de acuerdo a mi integridad. De hecho él oró, “Señor, del modo como soy justo delante de Ti, entonces bendíceme y protégeme de mis enemigos.”
David parece que aquí ora más allá de su necesidad personal. Hay un gran panorama aquí, revelando una preocupación por la justicia universal, el cual era siempre el motivo detrás de las apelaciones de David por la vindicación. David hace un paralelismo en su petición, para que así como Dios es juez sobre todas las naciones, también lo sea sobre su caso para hacerle justicia.
Fenezca ahora la maldad de los inicuos, mas establece tú al justo: Esto revela más sobre el corazón de la oración de David. Más que nada él oraba para que Dios fuera justo. En este sentido, David no oraba por un favoritismo especial con Dios; él oraba que Dios fuera justo y buscó su propio corazón para ayudarse a estar bien delante de Dios.
Podemos alabar a Dios por ser justo y honrado, que hace justicia y pone fin al perverso, ya que su naturaleza es ser justo con todos. El Señor dará su merecido a todo aquel que permanezca en la maldad sin arrepentimiento y protegerá al justo. Podemos usar esta forma también para orar y adorar a Dios con nuestras palabras.
Mi escudo está en Dios: David sabía que él tenía una desventaja insignificante delante de sus enemigos, y tenía que confiar en la defensa que es de Dios. Con su confianza en Dios, David se “Sacudió las calumnias, como Pablo lo hizo con la víbora; sí, en un escarnio santo se ríe de ellos.”.
Cuando tenemos persecución, podemos poner la confianza en Dios como nuestro escudo y protección, porque Él mira la rectitud del corazón sobre todas las cosas y es escudo a los que en Él confían.
Dios, el juez justo.
Salmos 7.11-13 “Dios es juez justo, Y Dios está airado contra el impío todos los días. Si no se arrepiente, él afilará su espada; Armado tiene ya su arco, y lo ha preparado. Asimismo ha preparado armas de muerte, Y ha labrado saetas ardientes.”
Tanto en el nuevo como en el antiguo testamento podemos ver que Dios espera el arrepentimiento de los que permanecen en maldad, pero si el arrepentimiento no sucede, no puede dejar de ser justo, tendrá que pagar a cada uno como corresponda.
La misericordia de Dios está clara a lo largo de los salmos y toda la biblia, Dios espera arrepentimiento, es grande en paciencia y tarda en enojarse, pero la biblia también enseña el justo juicio de Dios sobre aquellos que no deciden arrepentirse de su maldad.
Dios es juez justo: La apelación principal de David hacia la prueba del hombre por parte de Dios (Salmo 7:9) le hizo pensar de la justicia de Dios. Él declaró este principio fundamental: Dios es justo.
Este es una verdad común y peligrosamente rechazada acerca de Dios. Muchos anticipan que un día estarán de pie delante de un Dios de gran amor, gran misericordia, gran calidez y gran generosidad. Ellos jamás se imaginan que estarán de pie delante de un Dios que es perfectamente justo y que no puede ignorar el crimen del pecado.
Podemos decir que el pecado es un crimen; la cual quebrante la buena y santa ley de Dios. Y mientras todos los pecados no son equitativamente pecaminosos (unos pecados son peores que otros y recibirán mayor condenación, Mateo 23:14), aún no hay pecados pequeños en contra de un gran Dios.
La justicia de Dios es fácil de entender si simplemente lo comparamos con lo que esperamos de un juez terrenal. No pensamos que es correcto o bueno si un juez humano excusa el crimen en el nombre de la compasión; esperamos que los jueces sean justos. Pero aún muchos están absolutamente confiados de que Dios será un juez injusto en el Día del Juicio. Confían tanto en esto que equivocadamente descansan en esa idea para su salvación. David sabía la verdad: Dios es un juez justo.
Está airado contra el impío todos los días: El sentido parece ser en que hay instancias diarias en el mundo del favor de Dios hacia su pueblo; así como su desagrado en contra de los impíos, quienes son a menudo visitado por juicios amargos, y llevados en sus pecados.
Él afilará su espada; Armado tiene ya su arco, y lo ha preparado: David aquí consideró prontitud de Dios para juzgar al pecador. David vio la espada afilada y el arco tenso. Estando Dios preparado para juzgar, el pecador jamás debe de presumir que Dios retardará Su juicio.
Este es otro grave error hecho por muchos que ven a Dios retardando el juicio merecido debido a la misericordia, y que yerran por la idea de que Dios no está preocupado con la justicia. En lugar de ello, uno debiera de preguntar: ¿Por qué Dios detiene la inmediata aplicación de la justicia? La espada esta afilada y el arco preparado. Lo único que contiene el juicio inmediato de Dios en contra de los pecadores es la misericordia inmerecida de Dios, dándole al pecador un periodo de tiempo desconocido para arrepentirse. Sobre tal misericordia jamás debe ser tenida en poco. “¿He dicho que él lo hará? No, él ya lo ha hecho; su espada esta desenvainada, su arco esta tenso, y las flechas están preparadas y listas para ser disparadas.”
Armas de muerte… saetas ardientes: Esta poderosa imagen poética comunica la severidad del juicio de Dios, con suerte proveyendo otro incentivo para el arrepentimiento.
La ira de Dios puede ser lenta, pero siempre es segura. En una seguridad desconsiderada el hombre pierde y desaprovecha su precioso tiempo; él no sabe que cada transgresión le saca más filo a la espada, la cual es así afilada continuamente para su destrucción.
La resolución del asunto.
La maldad de los impíos y la justicia de Dios.
Salmos 7:14-16“He aquí, el impío concibió maldad, Se preñó de iniquidad, Y dio a luz engaño. Pozo ha cavado, y lo ha ahondado; Y en el hoyo que hizo caerá. Su iniquidad volverá sobre su cabeza, Y su agravio caerá sobre su propia coronilla.”
He aquí, el impío concibió maldad: Esta declaración aparentemente obvia es importante. Muestra que el corazón impío se mostrará a sí mismo en obras impías. Esas obras impías pueden tener la cubierta de respetabilidad, no obstante estará llena con iniquidad (como lo fue con el caso de los Fariseos en los días de Jesús).
Se preñó de iniquidad, Y dio a luz engaño: Esto muestra la fuente del pecado – dentro del pecador. El pecador da a luz a pecado, así como la madre da a luz a hijos – desde dentro.
En el hoyo que hizo caerá: Esto muestra un método común de la distribución de justicia por parte de Dios. Él a menudo trae la misma calamidad sobre el impío, la cual ellos han planeado para el justo.
Dios es justo. La senda de los impíos no puede prosperar. Crea su propia destrucción. El hoyo cavado es la tumba del hombre que la hace.
Esto no es sino la máxima metáfora para decir que un pecador jamás hace lo que espera hacer, sino que al final de todos sus planes hay decepción. Su agravio caerá sobre su propia coronilla: Dos ejemplos entre muchos en la Biblia son el destino de Amán, el enemigo de Mardoqueo y los Judíos, y los enemigos de Daniel en el pozo de los leones.
El hombre rico, quien malgasto tantos barriles de vino, ahora no puede procurar agua, ni una vasija de agua, ni un puñado de agua, ni una gota de agua, para refrescar su lengua… ¡Una recompensa justa! Él no dio ni una migaja; él no recibirá ni una gota.
La respuesta de alabanza.
Salmos 7.17 “Alabaré a Jehová conforme a su justicia, Y cantaré al nombre de Jehová el Altísimo.”
Alabaré a Jehová conforme a su justicia: David fue lo suficientemente sabio para alabar a Dios de acuerdo a Su justicio, y no a su propia justicia. Aunque David apeló hacia Dios en este Salmo en base a su bondad comparada, esto no era una oración de justicia propia. David sabía la diferencia entre su justicia relativa y la justicia perfecta de Dios, digna de alabar.
Y cantaré al nombre de Jehová el Altísimo: David terminó este Salmo – la cual comenzó en penumbra – en alabanza. Él podía alabar porque llevó su causa hacia Dios, y en fe la dejó allí.
Conclusiones de este salmo.
¿Ha sido alguna vez acusado falsamente o herido de tal manera que ha querido vengarse? David escribió este salmo como respuesta a las calumnias de los que declaraban que estaba tratando de matar al rey Saúl y apoderarse del trono. En vez de tomar el asunto en sus propias manos y regresar el golpe, David clamó a Dios por justicia. La respuesta adecuada a la calumnia es la oración, no la venganza, debido a que el Señor dice: “Mía es la venganza, yo pagaré”. En lugar de devolver el golpe, pida a Dios que tome el asunto en sus manos, que imparta justicia y que restaure su reputación.
La alabanza a la justicia de Dios es la declaración de la batalla ganada. El Señor es Justo y hará justicia, nuestra vida de adoración nos dará el poder, la fuerza y la respuesta de Dios para ser libres, la alabanza sincera nos llena de comunión con el Señor y del poder del Espíritu Santo para vencer todo pecado y atadura.
“Dios mío defiéndeme de los que me atacan injustamente, guárdame de todos aquellos que me quieren destruir, no permitas que se vuelvan contra mí”
“Que toda palabra injusta contra mi vida sea avergonzada, derriba Señor al enemigo que quiere maquinar planes de mentira para hacerme caer.
“Que tu poder destruya los planes del diablo contra mi”
“Levántate en mi vida Señor para hacerme justicia, porque te busco y quiero hacer tu voluntad”.
“Soy limpio y perdonado por la sangre de Cristo, soy una nueva creación, por eso ahora en tu amor y justicia me harás ver mi liberación a todo problema”
“Tú eres un Dios justo, que juzgarás al mundo y las naciones, por eso confío en ti, porque también juzgarás a todos aquellos que me hacen el mal. En tus manos encomiendo mi causa”
“Señor mi Dios te alabaré desde ahora y para siempre, mis labios proclaman tu justicia y tu verdad y que honras a los justos, tú me das vida y libertad”
En el nombre poderoso de Jesús. Amén.
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