Aprendamos del Salmo 12

 



SALMO 12

Oración pidiendo ayuda contra los malos

Al músico principal; sobre Seminit. Salmo de David.

Salmos 12:1-8 “Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos; Porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres. Habla mentira cada uno con su prójimo; Hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón. Jehová destruirá todos los labios lisonjeros, Y la lengua que habla jactanciosamente; A los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos; Nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor de nosotros? Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, Ahora me levantaré, dice Jehová; Pondré en salvo al que por ello suspira. Las palabras de Jehová son palabras limpias, Como plata refinada en horno de tierra, Purificada siete veces. Tú, Jehová, los guardarás; De esta generación los preservarás para siempre. Cercando andan los malos, Cuando la vileza es exaltada entre los hijos de los hombres.”

Especialistas en mentir

A medida que avanzamos en los salmos, vemos distintos aspectos de la maldad del hombre, hasta que lleguemos al salmo 14 y veamos la corrupción total de todo humano. En este salmo, David está muy preocupado por un tipo específico de maldad. “Las mentiras”. Las personas que tienen una gran habilidad para articular las palabras y utilizan esa habilidad para manipular, mentir y, sobre todo, dominar. Esto lo vemos en los primeros 4 versículos. No es de extrañar que David tuviera que lidiar con gente mentirosa, ya que, en definitiva, el ámbito en que David se movía era el de la política. La política suele engendrar  personas con excelentes habilidades lingüísticas y es triste ver cómo estas habilidades,  son utilizadas para engañar a las personas y dominarlas todo para beneficios personales. En cierta forma todos somos así. En la política lo podemos ver de forma más evidente,  porque aquellos que la ejercen están más expuestos y porque tienen mayor poder. Muchos políticos cuando obtienen el poder deseado, comienzan a creerse impunes. Pero no hay impunidad para Dios. Todo acto de injusticia será juzgado por Él. El Señor ve claramente como los mentirosos oprimen a los pobres, causándole aún más dolor.

Por las primeras expresiones del Salmista podemos ver que estaba en un punto crítico de su vida, quizás en un túnel oscuro; no obstante clamó al único que podía librarle. Su desesperanza se debía a que en su situación, veía como poco a poco desaparecía la piedad en los corazones. Quizás podemos pensar que es exagerada la expresión del Salmista, pero lo más aceptable de pensar, es que él estaba ilustrando este punto fundamental, que es que la falta de piedad, la mentira, la lisonja, son males serios.

Querido hermano/a, cuán poderosa es la lengua del ser humano. Tiene poder para levantar o para derribar. Tiene poder para construir o destruir. Tiene poder para animar o desanimar. Si hemos estudiado el libro de Santiago, hemos visto que “la lengua es pequeña pero se jacta de grandes cosas. La lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.” Esto es lo que desanimó tanto a David al escribir el salmo 12 y así mismo nos ayuda a ver tres males de la lengua.

Primero, la lengua mentirosa. Cada uno habla mentira con su prójimo. La mentira es pecado y no podemos mirar en menos está profunda verdad. No importa si es mentira pequeña o mentira grande, no importa si es mentira blanca o mentira negra, no importa si es media mentira o media verdad. Cuidado con la mentira. Un creyente jamás debe echar mano de la mentira para salir de un apuro, para quedar bien con el jefe o con el vecino o con el profesor o con la esposa o con los hijos o con los acreedores.

Segundo, la lengua lisonjera. Hablan con labios lisonjeros dice el salmista. Lisonjear es sinónimo de adular. Es alabar a una persona por cosas que no son verdad. La lisonja tiene siempre una segunda intención. Es una forma de manipular a alguien para conseguir algo que queremos.

Tercero, la lengua hipócrita. Hablan con doblez de corazón dice el salmista. La lengua hipócrita dice cosas que no las siente en el corazón. Es cuando decimos cosas de labios para afuera, cuando por dentro sentimos totalmente lo contrario. Estos males son tan comunes en mucha gente, y casi nos hemos acostumbrado a ellos, pero como David, debemos reconocer que son males extremadamente serios. Al ver la gran corrupción en el hablar, David cayó en el abatimiento y pensó que ya no quedan piadosos ni fieles en la tierra.

Salmo 12:3-4 "Jehová destruirá todos los labios lisonjeros, y la lengua que habla jactanciosamente; a los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos; nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor de nosotros?"

Dejamos atrás a un salmista confundido por la maldad imperante y comenzamos a ver a un salmista lleno de convicción en cuanto a lo que Dios es capaz de hacer. David dice que el impío, con su lengua mentirosa, lisonjera e hipócrita no pasará desapercibido delante de Dios, porque Dios está presto a destruir a todos los de labios lisonjeros y a todos los que hablan con lengua jactanciosa. Es algo muy serio aflojar la lengua. Dios está listo para retribuir a los que caen en el pecado de la lengua.

Al comienzo de este versículo, David muestra que habrá una fuerte reprensión para un grupo especial de personas. Para las personas que confían en el poder de su lengua. Para las personas que piensan que por su habilidad para mentir, para lisonjear y para hablar con hipocresía van a permanecer para siempre.

El salmista dice: No. Dios está presto para destruirlos. Pero también tenemos reprensión para aquellos que dicen: “Yo tengo poder en mis labios, en mi lengua, en mi boca, para hacer lo que yo quiera.” Esto me hace pensar en una corriente muy fuerte que se ha infiltrado en la vida de muchos creyentes, según la cual el hombre es un pequeño dios que tiene poder de hacer cosas con tan solo decirlas, al estilo de Dios cuando en la creación dijo y fue hecho. Se argumenta en el sentido que Dios está obligado a hacer cualquier cosa que alguien diga con sus labios, si tiene la suficiente fe por supuesto. Dios entonces se reduce a un mero esclavo que está a las órdenes de lo que sale de la boca de una persona. Por esto es que por ejemplo se ordena que personas enfermas sean sanadas o se declara que un problema está resuelto cuando todavía no ha sido resuelto, etc. Aparentemente todo es cuestión de decir lo que uno quiere y eso que uno ha dicho se hace. Uno llega prácticamente a ser Dios. Pero la Biblia en este salmo dice que Jehová va a destruir ¿a quien? Al que dice: Nuestros labios son nuestros, ¿quien es señor de nosotros?.

Salmo 12:5 dice: "Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, ahora me levantaré, dice Jehová, pondré en salvo al que por ello suspira"

Si miramos la maldad de los impíos viviremos desconsolados toda la vida, pero si miramos al Señor, podremos hallar consuelo como el salmista. Jehová ha dicho que su oído está atento al clamor del pobre, al gemido del menesteroso y que está listo para levantarse en armas contra los que oprimen al pobre y humillan al menesteroso. Entonces el pobre, el menesteroso será librado porque su alma suspira por liberación de los que le oprimen con su lengua mentirosa, lisonjera e hipócrita.

La verdad de la Palabra de Dios.

Salmo 12: 6-8 dice: "Las palabras de Jehová son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, purificada 7 veces. Tú, Jehová, los guardarás; de esta generación los preservarás para siempre. Cercando andan los malos, cuando la vileza es exaltada entre los hijos de los hombres"

Los versículos anteriores nos hablaban de los labios lisonjeros y la lengua jactanciosa.  Ahora, David se encarga de aclarar cómo es la palabra de Dios.  Limpia.  Más limpia y pura de lo que jamás podremos estar nosotros.  Sin falta.  Sin mancha.  Eterna.  Viva.  Eficaz.

David luego compara las palabras mentirosas de los seres humanos con las Palabras de Dios. La Palabra de Dios es pura y siempre verdad. Para David, meditar en la Palabra de Dios era como mirar el más puro de los metales y piedras preciosas. David confía tanto en la Palabra de Dios, que a pesar de ver como la maldad y las mentiras incrementan en el mundo, encuentra refugio en el Señor. Cada promesa de Dios es verdadera. 

APLICACIÓN DE ESTE SALMO, EN EL MUNDO DE HOY

Un mundo de mentiras

Cuando ya no hay personas que amen la verdad, nadie tiene fe ni empatía; es cuando los días de la humanidad son tristes, aquella nación que no tiene al Dios creador de todo como su Dios, será una nación desdichada y todos sus esfuerzos serán siempre inútiles.

El mundo en el que vivimos está repleto de mentiras. La tecnología ciertamente ha incrementado el poder del hombre para cometer maldades. Hoy en día vemos la ploriferación de mentiras que andan por todas las redes sociales y no podemos más que sentirnos sin rumbo.

Si pensamos en la cantidad de falsedades, palabras aduladoras, manipulaciones, etc., que nos rodean, podemos hasta comenzar a sentir miedo y parecer paranoicos. El miedo puede paralizarnos o puede hacernos cínicos ante la vida y creer que ya no existe la verdad. Podemos creer que nada es objetivo en este mundo y que por lo tanto, cada uno tiene su propia verdad. El poder de la lengua humana es inmenso. Las palabras pueden construir o pueden destruir. Civilizaciones enteras han desaparecido por creer falsedades.

Nuestra civilización, la surgida de los valores cristianos, puede ser la siguiente en desaparecer, porque, en general, la sociedad ha abandonado estos valores, le ha dado la espalda a Dios y se desliza hacia un muy triste final. Y todo esto fue generado por las palabras de algunas personas. Este salmo nos hacer reflexionar acerca del poder de las palabras y como los cristianos encontramos en la Palabra de Dios la verdad. Un fundamento tan sólido que nos podrá sostener incluso cuando todas las civilizaciones se desmoronen.

Si confiamos en la Palabra de Dios, no importan las mentiras del hombre, tendremos una base sólida para nuestra vida, y aunque estemos rodeados de mentiras, la verdad de Dios siempre prevalecerá y nos salvará.

La palabra de Dios. Un mundo de verdad.

La Palabra de Dios nos da la herramienta con la cual comparar todas las palabras mentirosas e identificarlas como mentiras. La Palabra de Dios nos muestra lo corruptos que somos y lo desesperado de nuestra situación. Nos confronta con todas las mentiras que hemos creído en nuestra vida y nos enseña que sólo arrepintiéndonos de nuestros pecados y confiando en Cristo, podremos ser salvos de la ira de Dios y el juicio con el que juzgará a la raza humana. Jesús, aun cuando era maldecido, y acusado falsamente de crímenes que Él no había cometido, siempre respondió con la verdad, con sabiduría y amor. Nosotros mismos no tenemos que caer en la trampa de hablar como habla este mundo. Con mentiras y manipulaciones. Con falsedades y trampas. Tenemos que hablar la verdad de Dios a todas las personas. Tenemos que anunciar el evangelio de Dios para que las personas puedan conocer a Jesús y ser salvas de las mentiras que han creído. La principal mentira, que podemos ser como Dios.

La Palabra de Dios siempre prevalecerá. Es por eso que las sociedades que tratan de ajustarse a la Palabra de Dios florecen más que aquellas que le dan completamente la espalda. La evidencia empírica lo demuestra. Sin embargo, la Palabra de Dios tiene muchísimo más poder que el de simplemente hacer prosperar a una sociedad. La Palabra de Dios nos da la salvación. Esa salvación que David pide en el versículo 1.” Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos”.

Por nuestra parte, debemos siempre de orar no solo por nosotros sino por toda la humanidad para que venga al conocimiento de ese Dios bello y poderoso. En donde no exista conocimiento de Él, que sea Él enviándonos o enviando a alguien a que anuncie las buenas nuevas de salvación. Tengamos presente que donde abunda el pecado, sobre abunda la gracia.

En cuanto a nuestra propia preservación espiritual, atendamos al consejo del Salmista.


El Salmista nos dice que cada mandamiento tiene un fin perfecto.  Cada instrucción busca transformarnos para que nos parezcamos más a Cristo y demos gloria a Dios.

!AMÉN!

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