Aprendamos del Salmo 24

 

Salmo 24

El rey de gloria

Salmo de David.

De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan. Porque él la fundó sobre los mares, Y la afirmó sobre los ríos. ¿Quién subirá al monte de Jehová?¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño. El recibirá bendición de Jehová, Y justicia del Dios de salvación. Tal es la generación de los que le buscan, De los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob. Selah

Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, Y alzaos vosotras, puertas eternas, Y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla. Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, Y alzaos vosotras, puertas eternas, Y entrará el Rey de gloria. 10 ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová de los ejércitos, El es el Rey de la gloria. Selah

Este salmo nos habla de Cristo como el príncipe de los pastores y profetisa sobre su venida en gloria. Se considera el salmo de la corona. Por la tradición se cree fue compuesto por David y era cantado de forma antifonal, es decir, es cantado alternativamente por dos partes del coro. El momento de este canto, se cree fue cuando el llevó el arca desde Kiriat-jearim al Monte de Sión (1 Crónicas 13:1-8.

Según Josefo, el historiador Bíblico, escribió que marcharon siete coros antes del arca del pacto cuando David hubo preparado el tabernáculo para ella hasta que el templo estuviese construido.

La tradición dice que este salmo se cantaba el primer día de cada semana en los cultos del templo. Los versículos 1-6 nos dicen quién es digno de unirse en tal celebración de adoración. 24.4 Jurar con engaño significa mentir bajo juramento. ¡Qué gran valor le da Dios a la honestidad! La deshonestidad surge con mucha facilidad, sobre todo cuando la veracidad total puede costarnos algo, hacernos sentir incómodos o colocarnos en una posición desfavorable. Sin una comunicación sincera, las relaciones se obstaculizan. Sin honestidad (pureza), se vuelve imposible una relación con Dios. Si mentimos a otros, comenzamos a engañarnos a nosotros mismos. Dios no puede oírnos ni hablarnos si levantamos un muro de autoengaño.  

¿Quién es el Rey de Gloria? El Rey de gloria, identificado además como Jehová de los ejércitos o comandante de las fuerzas celestiales, es el eterno, santo y poderoso Mesías. Este salmo no es solo un grito de batalla para la iglesia. Es también una mirada a la futura entrada de Cristo en la nueva Jerusalén para reinar para siempre

Este salmo, a menudo cantado con música, probablemente era utilizado en la adoración colectiva. Pudo haber sido representado muchas veces en el templo. La gente que permanecía afuera pediría que las puertas del templo se abrieran para permitir que el Rey de Gloria entrara. Desde adentro, los sacerdotes u otro grupo preguntaría: "¿Quién es el Rey de Gloria?" Afuera, el pueblo respondería al unísono con una proclamación de su gran poder y fuerza: "Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla". Este intercambio después se repetía, y las puertas del templo se abrían de par en par, simbolizando el deseo del pueblo de tener la presencia de Dios entre ellos.

Para poder descubrir con claridad el hilo conductor que atraviesa este himno es necesario tener muy presentes tres presupuestos fundamentales.

El primero atañe a la verdad de la creación: Dios creó el mundo y es su Señor.

El segundo se refiere al juicio al que somete a sus criaturas: debemos comparecer ante su presencia y ser interrogados sobre nuestras obras.

El tercero es el misterio de la venida de Dios: viene en el cosmos y en la historia, y desea tener libre acceso, para entablar con los hombres una relación de profunda comunión.

A estas tres proclamaciones corresponde la explicación de este salmo, que se divide en tres partes, que son como un tríptico o una obra de tres cuadros de poesía.

El primer cuadro o la primera parte del verso 1 y 2 es una breve aclamación al creador del cosmos, al cual pertenece la tierra, incluidos sus habitantes. Es una especie de profesión de fe en el Señor del cosmos y de la historia.

El segundo cuadro del salmo verso 3 al 6 estamos ante el Monte del Señor, (el microcosmo de Dios). Estamos ante el templo de Jerusalén. La procesión de los fieles dirige a los guardianes de la puerta santa una pregunta de ingreso: ¿Quién puede subir al Monte del Señor?

El tercer cuadro versos 7 al 10, describe Un llamado a recibir al Dios que reina sobre toda la tierra e indirectamente el ingreso festivo de los fieles en el templo para encontrarse con el Señor.

Comenzamos entonces con el primer cuadro de este salmo.

Cuadro 1 (versos 1 y 2)

La aclamación al creador.(El cosmos es su obra)

En primer lugar tenemos al coro de la procesión. Leamos los 2 primeros versículos:

Salmos 24:1-2 "Del Señor es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan, porque él la fundó sobre los mares y la afirmó sobre los ríos".

En la frase Del Señor es la tierra y su plenitud vemos que David habló de Él como el Creador. La tierra le pertenece. No era suficiente que David dijera que toda la tierra pertenecía a Jehová; agregó que toda su plenitud también le pertenecía

La ‘plenitud’ de la tierra abarca la creación del cosmos, las constelaciones, el mundo que nos rodea, involucra  sus productos, sus cosechas, su riqueza, su vida o su adoración; en todos estos sentidos el Dios Altísimo es el Poseedor de todo. La tierra está llena de Dios; la hizo plena y la mantiene plena”.

El señorío de Dios sobre la tierra se extiende a las personas que viven en ella. A través de los derechos de la creación y la provisión continua, Dios tiene derecho sobre cada persona que haya vivido.

No le pertenece a quienes hoy la gobiernan. Hay muchos hoy que quieren dirigir la tierra, pero en realidad le pertenece a Dios.

La fundación del mundo fue sobre los mares y afirmada sobre los ríos. Recordemos que en Génesis 1:9-10, en el tercer día de la creación Dios dijo: “Reúnanse las aguas que están debajo de los cielos en un solo lugar, para que se descubra lo seco”. Y fue así. La parte seca llamó Dios “Tierra”, y al conjunto de las aguas lo llamó “Mares”. Y vio Dios que era bueno. Él hizo que las aguas se juntasen en un lugar y la tierra sumergida quedó al descubierto.

Hasta donde sabemos, el rey David no conoció más allá de la tierra que circundaba a Israel, nunca vio un mar que no fuera el Mediterráneo (quizás también el Mar Rojo). No tuvo acceso a un globo terráqueo moderno o una proyección terrestre. Sin embargo, sabía que las aguas de la tierra dominaban el globo, tanto que se podría decir que la tierra está en medio de las aguas en lugar de las aguas en medio de la tierra del planeta

Para el salmista David, esto pudo haberle parecido una increíble maravilla de ingeniería, que Dios pudiera establecer la tierra sobre las aguas.

Al contemplar tan maravillosa obra y poder, el hombre debe considerar delante de quien está. ¿Quién era Dios para David?. Sin duda lo más santo, sublime y tremendo, por eso era necesario hacer considerar la siguiente interrogante

Cuadro 2 (versos 3 al 6).

El Monte del Señor (El microcosmo de Sion)

En esta porción intervienen los coristas solistas y hacen considerar lo siguiente:

Salmos 24:3 "¿Quién subirá al monte del Señor? ¿Y quién estará en su lugar santo?"

A la luz del señorío soberano de Dios sobre la tierra y todos los que viven en ella, David se preguntaba exactamente quién tenía el derecho de comparecer ante Dios. No se trataba de escalar montañas o de la capacidad de subir colinas, sino del derecho a presentarse ante Dios.

Esta es una pregunta que antes preocupaba a la humanidad mucho más que en nuestros días. Hubo un tiempo en que los hombres y las mujeres se preguntaban genuinamente qué se requería de ellos para reconciliarse con Dios. Hoy en día, parece que la pregunta más frecuente es algo así como: “¿Cómo puedo ser feliz?”.

La felicidad personal es importante; pero no es más importante que tener la relación correcta con nuestro Creador y Proveedor. David no solo hizo una pregunta importante, sino la pregunta más importante.

La respuesta a esta pregunta se encuentra en el versículo siguiente, y la da otro solista. Aquí se revela el carácter moral de aquel a quien Dios recibe.

¿Quién puede estar en su presencia?

Salmo 24:4 "El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas ni ha jurado con engaño".

“¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro?”.

Existen algunos textos bíblicos llamados  por los estudiosos “liturgias de ingreso” o como se debe entrar en su presencia. ( Salmos 14; Isaias 33, 14-16; Miqueas 6, 6-8)

Miqueas 6:8 “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.

En ellos los sacerdotes responden esta interrogante, enumerando las condiciones para poder acceder a la comunión con el Señor en el culto. No se trata de normas meramente rituales y exteriores, que es preciso observar, sino de compromisos morales y existenciales, que es necesario practicar. Es casi un examen de conciencia o un acto penitencial que precede la celebración litúrgica.

Son tres las exigencias planteadas por los sacerdotes.

Ante todo, es preciso tener “manos inocentes y corazón puro”. “Manos” y “corazón” aluden a  la acción y la intención, es decir, todo el ser del hombre, que se ha de orientar radicalmente hacia Dios y su ley. Esto habla de un hombre o mujer que es puro tanto en sus acciones (manos) como en sus intenciones (corazón). Este es el que puede subir al monte de Dios y estar en Su lugar santo.

La segunda exigencia es “no mentir”, que en el lenguaje bíblico no sólo remite a la sinceridad, sino sobre todo a la lucha contra la idolatría, pues los ídolos son falsos dioses, es decir, “mentira”. Así se reafirma el primer mandamiento del Decálogo, la pureza de la religión y del culto.

Por último, se presenta la tercera condición, que hablan de las relaciones con el prójimo: “No jurar contra el prójimo en falso”. Como es sabido, el antiguo Israel era una civilización oral, la palabra no podía ser instrumento de engaño; por el contrario, era el símbolo de relaciones sociales inspiradas en la justicia y la rectitud.

El verso continúa profundizando más aquello que considera vital el salmista. El hombre no debe elevar su alma a cosas vanas. El que es aceptado por Dios también rechaza la idolatría, en sus acciones pero especialmente en su alma.

El que desea acercarse al Señor, “No jura con engaño”: Las palabras que hablamos son una buena indicación del estado de nuestro corazón, el hombre o la mujer interior.


Mateo 12:34!!Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.

 

Quien hace promesas engañosas no es bienvenido por Dios.

La conducta de la vida de uno es un reflejo de su comunión con Dios. Como escribió el apóstol Juan:

1 Juan 1:6 “Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad “

Dios se interesa mucho por la conducta moral de la humanidad, especialmente por la de aquellos que se identifican a sí mismos como Su pueblo

En este momento, entonces, cuando el salmo deja claro quien tiene el honor de estar en su lugar santo; cantaban los coros y los solistas. Leamos los versículos 5 y 6:

¿Cuál es la promesa de bendición al justo?

Salmos 24:5-6 "Él recibirá bendición del Señor y justicia del Dios de salvación. Tal es la generación de los que lo buscan, de los que buscan tu rostro, Dios de Jacob. Selah"

Dios conoce y se interesa por el comportamiento moral de hombres y mujeres. Recompensa a quienes lo honran con sus vidas.

Podríamos decir que la vida obediente de la que se habla en el Salmo 24:4 es el producto de la justicia recibida obtenida por fe, la justicia del Dios de salvación.

Los bendecidos y justos hacen más que entrar en pacto con Dios; también lo persiguen con una búsqueda continua. Esto es algo que cada generación debe hacer de manera renovada.

Cuando estemos en el cielo seremos una generación de descubridores, de poseedores, de personas que disfrutan y buscan a Dios. Pero aquí somos una generación de buscadores.

Somos la generación de Jacob, los bendecidos y justos. Aquellos que han hecho un pacto con Dios. !SELAH!, Debemos meditar en todo esto con inteligencia y diligencia.

Ahora podemos observar el siguiente cuadro e imaginarnos que ellos entraban en Jerusalén cantando. Escuchémoslos en el versículo 7.

Cuadro 3 (versos 7 al 10)

Un llamado a recibir al Dios que reina sobre toda la tierra.

Salmos 24:7 "¡Alzad, puertas, vuestras cabezas! ¡Alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria!"

La primera sección de este salmo declara la grandeza de Dios. La segunda sección habló de cómo el hombre puede entrar en relación con este gran Dios. Ahora, la tercera sección da la bienvenida a Dios a su pueblo por la apertura de las puertas.

“Y entrará el Rey de gloria”: Si asumimos que el Rey David escribió este salmo ya sea por la llegada del Arca del pacto a Jerusalén o en conmemoración de ella, también podemos ver que  el cantor vio en esa ceremonia el símbolo de cosas mayores.

El comentario teológico de Boice dice: “Las fuentes rabínicas antiguas nos dicen que, en la liturgia judía, el Salmo 24 siempre se usaba en la adoración el primer día de la semana. El primer día de la semana es nuestro domingo. Así que, juntando estos hechos, podemos suponer que estas fueron las palabras que recitaron los sacerdotes del templo en el mismo momento en que el Señor Jesucristo montó en un burro y ascendió por el camino rocoso de Jerusalén”

La idea es clara; se asume que cuando Dios es bienvenido con las puertas abiertas, Él se complace en entrar. El Rey de gloria se encontrará con Su pueblo cuando este se acerque a Él correctamente y le abran las puertas.

Debemos tener al Rey de Gloria dentro de nosotros. Tenerlo fuera, aunque esté en el trono, no servirá

Entonces, una voz desde las puertas preguntaba ¿Y quién es este Rey de Gloria? Y nuevamente el coro respondía lo que leemos los versículos 8 y 9:

Salmos 24:8 y 9 "¿Quién es este Rey de gloria? ¡El Señor el fuerte y valiente, El Señor, el poderoso en batalla! ¡Alzad, puertas, vuestras cabezas! ¡Alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria!"

Como es común en la poesía hebrea, la repetición comunica énfasis. Las ideas del Salmo 24:7-8 eran lo suficientemente importantes y gloriosas como para repetirlas.

Y otra voz desde las puertas preguntaba nuevamente ¿Quién es este Rey de Gloria? Y nuevamente el coro respondía, y esta vez probablemente todo el coro y acompañado por la orquesta, lo que leemos en la segunda parte del versículo 10:

Salmos 24:10 "¡Es el Señor de los ejércitos! ¡Él es el Rey de gloria! Selah"

Creemos que este pasaje ilustra dos eventos: es una imagen del momento en que el Señor regresó al cielo y es también una imagen de Su regreso a la tierra. El mundo no le conoce, pero este Salmo nos da la respuesta. El Rey de Gloria es el Señor, el fuerte y valiente, el Señor, el poderoso en batalla. Entonces las puertas recibían la orden de abrirse para permitir la entrada del Rey de Gloria. El mundo le ha rechazado y persiste la pregunta ¿Quién es este Rey de gloria? Él es el Señor todopoderoso, es el Señor Jesucristo. Él es el Rey de reyes y el Señor de señores. Y es el Rey de la gloria. Y aquí el salmista escribió aquella palabra SELAH en la conclusión, que nos invita a reflexionar por unos momentos. Y entonces, podemos pensar, sobre cuál es nuestra relación personal con Dios y con nuestro Señor Jesucristo.

¡SELAH!

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