Nada hay que pueda desarrollar tanto el
intelecto, nada hay que engrandezca tanto el alma del hombre como la
investigación devota, sincera y continua del grandioso tema de la Deidad.
Hoy continuaremos en este camino de aprender
acerca de los atributos, perfecciones de nuestro Señor. Aprendimos de su
Aseidad, (su cualidad de existir por sí mismo), el nada necesita, es
absolutamente completo.
Ahora para introducir el siguiente atributo,
realizare la siguiente interrogante.
¿Se imagina a un dios con personalidades múltiples? Que primero
te diga que te ama y a la mañana siguiente te da vuelta el rostro con odio; que
promete perdonar tus pecados, pero un día quebranta su promesa; que te llena de
esperanza al decirte que estará contigo hasta el fin del mundo, pero luego de
manera inesperada te abandona; que te asegura la vida eterna, pero cuando
mueres cambia de opinión. Nada más terrible que esto. Bendito sea nuestro
Dios, que nos enseñará, que él no es así.
LA INMUTABILIDAD DE DIOS
La inmutabilidad de Dios (su cualidad de no cambiar) es
claramente enseñada en las Escrituras. Por ejemplo, en Malaquías 3:6 Dios
afirma: "Porque yo Jehová no cambio". (Véase también Números 23:19; 1
Samuel 15:29; Isaías 46:9-11; Ezequiel 24:14).
El Dios verdadero se revela como inmutable. La inmutabilidad de
Dios significa que Él no cambia en lo absoluto, ni para bien ni para mal;
si pudiera cambiar para bien significaría que tiene carencias, y si cambiara
para mal significaría que no es perfecto. Dios no está sujeto a ningún tipo de
cambio o alteración, por eso solo Él puede decir: “Yo soy el que soy” (Éxodo. 3:14).
Pero el Señor no solo es inmutable en su ser o esencia, también lo es en
sus:
Propósitos: Salmos 33:11 El consejo de Jehová permanecerá para siempre; Los pensamientos de su
corazón por todas las generaciones.
Promesas: Número. 23:19 Dios no es hombre, para que mienta.
Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?
Perfección: Santiago 1:17 "Toda buena dádiva y todo don
perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay
mudanza, ni sombra de variación".
El versículo en Santiago, nos habla
de una sombra de variación, ¿Qué significaría esta sombra, en nuestra relación con Dios?
La "sombra de variación" se
refiere a nuestra perspectiva sobre el sol: es eclipsada, se desplaza y
proyecta su sombra. El sol sale y se oculta, aparece y desaparece cada día;
sale de un trópico y entra en otro en ciertas épocas del año. Pero con Dios,
quien, espiritualmente hablando, es la luz misma, no hay tinieblas en absoluto;
no hay ningún cambio ni nada parecido con Él. Dios es inmutable en su
naturaleza, sus perfecciones, sus propósitos, sus promesas y sus dones. Él,
siendo santo, no puede desviarse a lo que es malo; ni Él quien es la fuente de
luz puede ser la causa de la oscuridad. Dado que toda buena dádiva y todo don
perfecto viene de Él, el mal no puede proceder de Él, ni Él puede tentar a
nadie
Santiago 1:13 y 17
Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios
no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie…Toda buena dádiva y todo
don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay
mudanza, ni sombra de variación.
La Biblia es clara en que Dios no cambia
su forma de pensar, su voluntad, o su naturaleza. En todo es el mismo por la
eternidad. Sería imposible confiar y tener consuelo en un dios que cambia constantemente;
Dios es inmutable, es digno de confianza. Nuestra confianza en Él puede ser tan
sólida como una roca
DIOS NO CAMBIA EN SU ESENCIA
Pero Dios es perpetuamente el mismo. No está
hecho de ninguna sustancia o materia, sino que es puro espíritu, un espíritu
esencial y etéreo y, por tanto, Él es inmutable. Él permanece por siempre el mismo.
Él ve que pasan las edades, pero en lo que a Él concierne, es siempre ahora.
Él es el gran Yo Soy, el Gran Inmutable.
La inmutabilidad es una propiedad que pertenece
a la esencia divina en el sentido de que Dios no puede ganar nuevos
atributos. Para decirlo crudamente, Dios no crece. No hay un aumento o una
disminución en el Ser Divino, Si Dios aumenta (ya sea cuantitativa o
cualitativamente), era, necesariamente, incompleto antes del cambio
Sus atributos, considerados individualmente,
nunca pueden ser mayores o menores de lo que son y han sido siempre. Dios nunca
será más sabio, más amoroso, más potente, o más santo de lo que nunca ha sido y
nunca debe ser.
Dios se revela de manera implícita en la
declaración a Moisés en Éxodo 3:14 “Yo soy el que soy”; y es explícito
en otros textos. Por ejemplo:
Malaquías 3:6 Porque yo Jehová no cambio; por esto,
hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.
Hebreos 13:8. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por
los siglos.
Sal. 102: 25-27
En el principio tú afirmaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos. Ellos
perecerán, pero tú permaneces. Todos ellos se desgastarán como un vestido. Y
como ropa los cambiarás, y los dejarás de lado. Pero tú eres siempre el mismo, y
tus años no tienen fin. Los hijos de tus siervos se establecerán, y sus
descendientes habitarán en tu presencia.
DIOS ES INMUTABLE EN SUS PLANES.
Cuando lo inmutable parece cambiar
Dios afirmó: “Yo, el Señor, no cambio” (Malaquías); pero si el
Señor afirma eso de sí mismo, ¿por qué a veces parece que hay cosas en las que
sí cambia? Por ejemplo, cuando la Biblia dice: “Y al Señor le
pesó haber hecho al hombre en la tierra, y sintió tristeza en su
corazón” (Génesis. 6:6). Hay otras partes de la Escritura donde uno puede llegar a pensar que
Dios es un ser mutable, pero al igual que otros temas de la Biblia, es
necesario entender el tipo de lenguaje que se usa para no distorsionar lo que
los autores de la Biblia querían comunicar.
Dios es inmutable en su ser, atributos, y propósitos, así que cuando la
Biblia dice que Dios se arrepintió, no se refiere al arrepentimiento que
experimenta el humano al haber pecado o errado, como si Dios se hubiera equivocado
en sus propósitos y al final terminó arrepentido, ¡en lo absoluto! Él no es
hombre para arrepentirse (1 Samuel. 15:29). Cuando la Biblia usa ese lenguaje con Dios, lo que comunica es
que a Dios le entristece y desagrada el pecado del hombre.
Las emociones humanas están unidas a sus imperfecciones, pero los
afectos en Dios están unidos a su santidad. Así que el pesar que sentía
Dios no era por su propósito de haber creado al hombre, sino por el pecado de
la humanidad. Los propósitos de Dios permanecen inmutables (Sal. 33:11), pero eso no significa que él sea indiferente al pecado.
Por otro lado, cuando la Biblia dice que Dios se arrepintió de lo que
había dicho que haría, debemos notar que el cambio en realidad no se dio en
Dios sino en el hombre. Esto es lo que ocurrió en Nínive. Ellos se
arrepintieron y Dios perdono.
Si permanecían en sus pecados Dios iba aplicar su justicia, pero si se
arrepentían Él iba aplicar su misericordia. Dios sigue siendo inmutable en su
ser y en sus perfecciones de justicia y misericordia, pero al cambiar
el hombre, su relación con Dios cambiaba. Por lo tanto, no es Dios el que
cambia, sino las relaciones del hombre con Él.
DIOS ES INMUTABLE EN SUS JUICIOS Y PROMESAS
La inmutabilidad de Dios puede darnos mucho ánimo, pero no podemos
perder de vista que también se trata de una espada de doble filo: como puede
causar confianza, igualmente puede infundir temor. Veamos por qué.
Si Dios es justo y ha prometido castigar al malvado por causa de su
pecado y rebelión, entonces Él cumplirá lo prometido y no habrá misericordia o
segundas oportunidades en el día del Juicio. Por el otro lado, si Dios ha
prometido perdonar a todo aquel que ponga su confianza en el sacrificio de su
Hijo, entonces sabemos que lo hará y que la vida eterna puede ser una
certeza en el corazón del hombre.
Es importante conocer quién es Dios para saber en
qué es inmutable, porque como pudiste ver, no solo es inmutable en sus
atributos o perfecciones, también lo es en sus promesas: ya sea para
salvar o condenar.
DIOS NO CAMBIA EN SUS ATRIBUTOS.
Cualesquiera que hayan sido los atributos de Dios en el pasado,
son los mismos atributos ahora. ¿Era Él el omnipotente cuando encumbró las
montañas y excavó las cavernas del profundo océano?
¿Era Él sabio cuando constituyó este poderoso globo, cuando puso
los cimientos del universo? ¿Tenía sabiduría cuando planeó el camino
de nuestra salvación y cuando desde toda la eternidad Él diseñó Sus tremendos
planes? Sí, y Él es sabio ahora.
Justo y santo fue Él en el pasado. Justo y santo es Él
ahora. Él es inmutable en Su verdad. Él lo ha prometido y Su promesa se ha
convertido en realidad.
No existen dioses distinto en el Antiguo y nuevo testamento.
Él es inmutable en Su amor. Cuando al principio
escribió su Pacto, cuán lleno de afecto estaba Su corazón hacia Su pueblo.
Sabía que su Hijo debía morir para ratificar los artículos de ese acuerdo.
Sabía muy bien que debía arrancar de Sus entrañas a Su bienamado a fin de
enviarlo a la tierra para que se desangrara y muriera.
Nosotros, los que una vez fuimos sus enemigos ahora tenemos por
la gracia de Cristo una amistad con Dios. (Rom.
5: 6-11).El Dios que declaró su intención de destruir a Nínive por
su pecado “cambió” Su parecer después de que Nínive se arrepintiera. Si el
hombre se arrepiente, el perdona, es inmutable, siempre lo hará
Él ama tanto ahora como amó entonces. Y cuando los soles dejen
de brillar y las lunas cesen de mostrar su tenue luz, Él todavía amará por toda
la eternidad.
DIOS NO CAMBIA EN LOS OBJETOS DE SU AMOR.
Es inmutable no solamente
en Su amor, sino en los objetos de su amor. Los objetos de un amor
eterno nunca cambian. A quienes Dios ha llamado, los ha de justificar; a
quienes ha justificado, los ha de santificar; y a quien Él santifica, lo ha de
glorificar.
Las criaturas no son
inmutables, nosotros nos preguntamos “¿ser o no ser?”, Dios afirma:
¡Yo soy! No somos seremos inmutables que permanecen inamovibles en su carácter
y propósito, la realidad es que somos tan inestables como el viento.
Nuestros cuerpos cambian con el tiempo, nuestras decisiones y propósitos
dependen de las circunstancias, nuestro carácter es endeble, y nuestras
emociones cambian de un momento a otro. Somos igual que pueblo de Israel, que
en un momento dijeron “¡Hosanna al Rey!”, pero poco después gritaron “¡Crucifíquenle!”. Somos
como Saúl, que a pesar de que se sintió agradecido con David porque no le quitó
la vida, siguió siendo hostil a él.
Nuestra esperanza se ve derrumbada al ver que no podemos confiar en el
hombre, no podemos confiar ni siquiera en nosotros mismos, pero nuestro
consuelo está en el Dios que permanece siendo el mismo por los siglos de los
siglos y en su Palabra que tampoco cambia (Is.40:6)
Si continuas colocando la esperanza de tu gozo en cosas que cambian todo
el tiempo, tu gozo se verá igual de inestable que esas cosas. Tú necesitas un
amor que nunca cambia, necesitas a alguien que sea inmutable en su ser para que
tu gozo sea sólido y permanezca a pesar de que todo a tu alrededor cambie.
Sólo hay uno inmutable: Jesucristo, quien “es el mismo ayer, y hoy, y por
los siglos” (Heb. 13:8).
Cuando seas tentado o las circunstancias de la vida quieran orillarte a
encontrar consuelo en el pecado, recuerda que Dios es inmutable y que solo en
Él se encuentra la felicidad, el placer y el amor que nunca cambia y que
nuestras vidas necesitan.
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