"UN PUÑADO DE HARINA" Una Reflexión en el Camino
1 Reyes 17:12 “Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido;
solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una
vasija. Ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi
hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir”
¿Qué entendemos por un puñado de
harina?
Es un puñado de semilla de trigo
procesado; y esto fue lo que Dios demandó a esta mujer viuda en medio de su
terrible tragedia, por medio del profeta; para traer su intervención
sobrenatural sobre su casa, y cambiar su destino.
CONTEXTO HISTÓRICO
Era un tiempo terrible, el que
vivía el mundo de esa época; porque una terrible sequía golpeaba la tierra; en
los campos asolaba la muerte; se habían secado la fuentes de las agua, el
hambre y la sed golpeaban las familias, y ya no había provisión, pues no había
llovido por largos días.
Esto ocurrió en un pueblo llamado
Sarepta, de Sidón, donde residía esta mujer viuda junto a su pequeño hijo;
donde ya no había para ella una mano solidaria, estaba sola, desamparada, y sin
esperanza en su condición.
Había agotado todas sus
provisiones de reserva, y sólo esperaba la muerte, como único desenlace.
A ese contexto, y a esa viuda,
Dios envía al profeta Elías, a quién Dios estaba usando para tratar con Israel,
y hacer volver a su pueblo a su Dios.
Fue también una historia
gloriosa, que nos muestra la soberanía de Dios sobre los acontecimientos
humanos, y como Dios usa aún la naturaleza, y a una mujer viudad, para llevar a
cumplimiento sus propósitos sobre esta tierra.
Esta historia también nos
muestra, el amor y la misericordia de Dios frente a las crisis humanas, de como
Dios puede suplir sobrenaturalmente y soberanamente las necesidades humanas
cuando encuentra un corazón para Él, como es el caso de esta mujer.
Esta mujer viuda y desamparada,
recibió la visitación de Dios por medio del profeta; y pudo experimentar la
provisión de Dios en medio de su tragedia.
Dios cambió el destino de su vida
y de su familia.
Pero así fue la primera reacción
de esta mujer viuda, a la visitación y demanda de Dios a su vida, a través del
profeta.
“Vive Jehová tu Dios, que no
tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco
de aceite en una vasija. Ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para
mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir.”
NUESTROS TIEMPOS
Frente a esta pandemia del
Coronavirus, una realidad trágica para el mundo, ¿Cómo es nuestra reacción?
¿No es una situación similar para
muchos, que viven en angustia, temor e incertidumbre, frente a este virus que
siembra la muerte y el dolor sobre esta planeta?
Temor no sólo a morir, sino que
temor a no tener provisión, para sobrevivir como familias.
Temor frente a este microscópico
virus, que ha golpeado a millares de familias en el mundo, que han sufrido la
pérdida de seres queridos, que ha paralizando todo este sistema financiero
humano, paralizando sus empresas; creando un caos en las economías de las
naciones, y mercados en todo el mundo, afectando negativamente los ingresos, y
el sustento de las personas y sus familias, al perder sus empleos; muchos solo
ven un futuro incierto.
¿No era así la condición que vivía esta
viuda de Sarepta?
Especialmente cuando hemos puesto
nuestra fe, y nuestra confianza en la seguridad de un empleo, de la empresa,
institución, o en el gobierno de turno; un sistema que vemos con nuestros ojos
cada día desmoronarse.
Esa era la realidad de esta mujer
viuda, de Sarepta, frente a la crisis que estaba viviendo; evidenciando una
escasez de recursos espirituales para enfrentarla; una fe emocional pobre y
deficiente.
Su conocimiento de Dios no podía
socorrerle en su angustia, su fe en Dios, no eran la fe ni el Dios de Elías. Y
así lo reconoce en sus propias palabras:
"Vive Jehová tu Dios"
Tu Dios Vive, más mi Dios está
muerto, y no puede hacer nada frente a mi cruda realidad, solo me espera junto
a mi hijo, la muerte.
También es la cruda realidad de
muchos de nosotros, frente a esta crisis; al igual que esta mujer conocemos
intelectualmente al Dios de Elías; de como Dios lo sustentó en las montañas
junto al arroyo de Querit, y como Dios lo alimentó por medio de cuervos; pero
no es nuestra realidad.
Porque muchos de nosotros
"sabemos" acerca del Dios de Elías, como sabemos del Dios de Moisés,
de como Dios se le reveló en el desierto, cuando fue llamado; de como Dios lo
guió para liberar a ese pueblo de la esclavitud de Egipto, de como Dios abrió
en dos el Mar Rojos para que cruzaran en seco; y como Dios lo sustentó en el
desierto junto a su pueblo.
Muchos de nosotros
"sabemos" acerca del Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob o de José;
de ese joven soñador, que fue librado por Dios de la envidia y maldad de sus
hermanos, de como Dios lo guardó en casa de Potifar, en la cárcel; y como Dios
lo exaltó en Egipto, poniéndolo como administrador de todos los bienes de esa
nación.
Dios lo hizo, así lo entendió
José, para preservar la vida de su familia, y su maravilloso
Propósito para su casa y ese
pueblo que Dios estaba formando, y fue frente a una terrible sequía, que asoló
también su generación.
DIOS REINA, Y ES SEÑOR SOBRE
TODAS LAS COSAS, Y CONDUCE SOBERANAMENTE LA HISTORIA DE LOS HOMBRES. Y EL NO HA
CAMBIADO.
Nuestro GRAN PROBLEMA no es Dios,
nuestro problema es que "sabemos" intelectualmente muchas cosas
acerca de Dios, pero no lo conocemos a Él, en nuestro corazón, porque la FE es
del corazón, y se llama REVELACIÓN.
¡Vive Jehová tu Dios! Fue la
declaración de esta mujer, y también podría ser la nuestra.
¡Vive Jehová el Dios de Abraham, de
Jacob, de José o de Moisés!
¿Pero Vive nuestro Dios?
¿Podrá nuestro Dios librarnos de
esta Pandemia, sostenernos, y sustentarnos en medio de esta gran crisis?
¿Podrá Dios hallar FE en nuestro
corazón, en su visitación?
¿O solo encontrará quejas, dolor,
angustia, temor, o desesperación?
TODA CRISIS PRUEBA EL CORAZÓN
Toda crisis prueba el corazón,
prueba nuestra FE, y hace que se manifieste lo que inevitablemente somos, lo
que hay en nuestro corazón.
Si hay temor y desesperanza, eso
brotará de nuestro corazón, como fue lo que brotó en los labios de esta viuda
mujer:
"Solamente tengo un puñado
de harina, y un poco de aceite en la vasija. Ahora recogía dos leños, para
entrar y preparar un pan cocido para mi y para mi hijo, para que lo comamos, y
nos dejemos morir"
El temor y la incredulidad en el
corazón, nos impiden ver el poder, y la majestad de nuestro Dios proveedor.
DIOS CONOCE NUESTRAS CIRCUNSTANCIAS
Dios las conoce, nada escapa a su
conocimiento, pero para Dios nuestras circunstancias no son el fin, son una
oportunidad para crecer, para manifestar nuestra FE, para ser perfeccionados en
su Hijo; para desarrollar una relación más profunda con nuestro Padre; aprender
amarle, y experimentar el poder de su amor en nuestras vidas.
Las crisis y las adversidades,
para el mundo son un juicio corrector, una oportunidad para el arrepentimiento,
para rectificar sus caminos, y ser conducidos a la centralidad de Cristo;
porque Dios se ha propuesto reunir todas las cosas en Cristo; y Él lo hará
soberanamente.
Las crisis y las adversidades,
para los hijos de Dios; son una oportunidad para implementar nuestro deseo y
búsqueda de Él, para despertar nuestro corazón, y para crecer y madurar nuestra
FE.
Tal vez alguno considere, que por
la condición gentil de esta mujer, ajena
a los pactos y las promesas de Dios, no
sea merecedora de la gracia y de la misericordia de Dios; y que nosotros, por
ser hijos del pacto, y servirle, seamos más merecedores de su cuidado y
protección.
Pero la realidad que muchas veces
vivimos, nos indican que no hay tal diferencia; nuestra Fe es tan débil e
ineficaz como la de ella; y tomamos conciencia de lo liviano que nos resulta
muchas veces juzgar y condenar a otro.
"Es tiempo de que el juicio
comience por la Casa de Dios" 1 Pedro 4:17
Sin duda, las crisis manifiestan
nuestra real condición espiritual.
"UN PUÑADO DE HARINA" LA DEMANDA DE DIOS
Dios no juzgó a esta mujer, no la
condenó y no la abandonó; a pesar de su incredulidad y de todos sus temores. En
su visitación, el Señor le demandó algo que ella poseía y cambiaría su destino;
"UN PUÑADO DE HARINA"; con el cuál debería preparar una pequeña
torta, cocerla bajo las cenizas; darle primero al profeta, y luego comerla ella
y su hijo.
Fue una demanda de FE a su
corazón.
Fe en una Palabra que Dios le
entregó, y que cambió su destino.
UNA PALABRA DE DIOS
Elías le dijo a la mujer:
1 Reyes 17:13 "No tengas temor; ve, haz como haz
dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la
ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo"
Dios nunca nos demandará algo que
no poseamos, y no podamos obedecer.
No es ese "algo" lo que
Dios busca; Dios busca FE, que nuestro corazón libere FE; porque tú y yo somos
hijos de FE, pertenecemos a un pueblo de FE, y debemos vivir por FE; porque sin
FE, no podemos agradar a Dios; y si se acerca a nosotros y nosotros nos
acercamos a Él, debemos acercarnos con FE, creyendo que Dios es galardonador de
los que le buscan, porque sin Fe no recibiremos nada de su mano.
El profeta Elías representa al
Señor y su Palabra, frente a las circunstancias que vivía esta mujer viuda; y
en su visitación, le otorga una oportunidad para creer y obedecer, como un acto
y expresión de su fe.
Como lo registran las Escrituras,
en otro episodio en tiempos de Jesús; en el testimonio de aquel muchacho; que a
la demanda de Jesús a sus discípulos "Dádle vosotros de comer" frente
a miles de personas que no habían comido por varios días; ese muchachito liberó
FE de su corazón, y en un acto de FE, dispuso en las manos de Jesús esos cinco
panes y dos peces que eran su colación; pero que en las manos de Jesús; se
multiplicarían, y alimentarían ese día en forma sobrenatural, una gran
multitud.
Nunca debemos rehuir una demanda
de Dios, porque como a esta viuda, Dios nunca nos demandará algo que no
poseamos, y que no podamos obedecer, y puede ser la oportunidad de Dios, que
cambiará también nuestro destino.
Esta mujer viuda creyó y obró en
FE, obedeció la solicitud del profeta, cuando Dios probó su corazón.
UNA PROMESA DE DIOS
A un acto de FE, Dios libera una
Promesa; y así se lo declara el profeta:
Jehová Dios de Israel ha dicho:
1 Reyes 17:14,15 "La harina de la tinaja no escaseará,
ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover
sobre la faz de la tierra. Entonces ella hizo como le dijo Elías; y comió él, y
ella, y su casa, muchos días. "
Y así concluye esta gloriosa
historia:
1 Reyes 17:16 "La harina de la tinaja no escaseó, ni
el aceite de la tinaja menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por
medio del profeta Elías"
Dios no sólo suplió las necesidades
de su casa, también la hizo parte del cumplimiento de su Propósito sobre esta
tierra.
Dios es fiel y no ha cambiado.
MI PUÑADO DE HARINA, TRIGO PROCESADO
¿Cuál es "MI PUÑADO DE
HARINA" que Dios demanda para estos tiempos?
LA HARINA es trigo procesado, es
semilla de trigo molida, trabajada en un molino o en una piedra de moler; no es
semilla natural, ES UNA SEMILLA PROCESADA.
EL TRIGO; Es la Palabra de Dios
que recibimos a través de nuestros sentidos.
LA HARINA; Es la Palabra de Dios
procesada, molida, trabajada por el Espíritu Santo y guardada en el corazón.
Eso es lo que Dios busca y
demanda de nosotros; un puñado de harina, un puñado de trigo procesado; de
PALABRA PROCESADA y REVELADA en nuestro corazón.
Es Cristo en nosotros, la Palabra
Viva de Dios, guardada y revelada en nuestro corazón.
Fue el mandamiento de Jesús a sus
discípulos: "Enséñenles a guardar mi Palabra"
Es la esperanza de gloria, frente
a cualquier circunstancia.
Conocimiento intelectual lo tiene
cualquiera, hay muchas mentes prodigiosas en este mundo, capacidades naturales
e intelectuales; pero guardar la Palabra de Dios, procesada y revelada en el
corazón; requiere una actitud espiritual y un corazón piadoso.
Para sorpresa de muchos sabios y
entendidos, y la historia así lo demuestra, que para guardar la Palabra
revelada en el corazón, no es imprescindible saber leer o escribir; solo
requiere de una actitud espiritual, como la de esta viuda; y como fue la
maravillosa y poderosa experiencia que vivieron los primeros cristianos,
hombres sencillos y del vulgo, pero efectivos para Dios, como lo relata el libros
de Los Hechos.
Dios mira el corazón y busca FE,
una actitud para Él.
En tiempo de crisis, todo lo que
hemos aprendido y recibido hasta ese día; si no le hemos permitido al Espíritu
Santo, que lo haya procesado, revelado, y guardado en nuestro corazón; es
lamentable y triste, pero es la verdad, no nos servirá de mucho en medio de la
prueba.
Ese "conocimiento" no
nos salvará en el día de la angustia, no evitará que nos hundamos en el mar, no
nos salvará en la aflicción, ni nos salvará en el día del juicio.
Y esta es la realidad de muchos,
que se dicen "cristianos"
LA PALABRA DE DIOS PARA NOSOTROS
Pero Dios que es rico en amor y
en misericordia, revelada para nosotros por medio de su Hijo; en este día, por
medio de su Espíritu Santo, nos entrega esta Palabra, para que por medio de
ella recibamos Espíritu de FE, para creerla y obedecerla.
Abre tu corazón y recibe ESPÍRITU
DE FE, y permite que en este tiempo, su
Espíritu procese esta Palabra y la guarde en tu corazón.
Para que en su visitación, Dios
halle FE en nuestro corazón.
Este es "Nuestro puñado de
harina" y "Nuestra porción de aceite", que debemos traer y poner
a los pies del Señor.
LA PROMESA DE DIOS PARA NOSOTROS
En este tiempo de crisis y
Pandemia del Coronavirus; que será un tiempo, donde muchos en las naciones
sufrirán el impacto de la paralización de la economía mundial; de una crisis
nunca antes vista en las naciones; LOS HIJOS DE DIOS, que permitan este proceso
de su Palabra en su corazón, al igual que la viuda de nuestra historia; el Dios
de Elías, que es nuestro Dios, y que no ha cambiado; nos declara esta promesa:
"AUNQUE HAYA ESCASEZ Y DESEMPLEO, NO FALTARÁ EN TU CASA, LA PROVISIÓN
SOBRENATURAL DE DIOS"
¿La crees? ¿La recibes de parte
de Dios?
Y como un acto de fe y obediencia
en este tiempo, los hijos de Dios, no debemos cerrar nuestras manos para dar,
no debemos cerrar nuestras manos para compartir con el que padezca necesidad, y
golpee nuestra puerta; no debemos dejar de honrar al Señor y su Palabra, no
debemos dejar de sustentar su obra sobre esta tierra, y de poner siempre a
Cristo y su Palabra por delante, incluso cuando seamos probados en nuestro
corazón, frente a nuestras propias necesidades; porque el Dios Todopoderoso,
que reina sobre todas las naciones de la tierra, y las circunstancias de los
hombres; nos declara:
"QUE LA HARINA DE LA TINAJA
NO ESCASEARÁ, NI EL ACEITE DE LA VASIJA DISMINUIRÁ, HASTA EL DÍA EN QUE DIOS
PONDRÁ FIN A ESTA PANDEMINA DEL CORONAVIRUS SOBRE LA TIERRA"
Porque Dios nunca nos desamparará,
ni nunca nos abandonará.
Porque Dios nos diseñó para dar,
"Porque más bienaventurado es dar que recibir" porque dando, es como
recibimos; aunque no siempre resulte más fácil.
Lucas 6:38 Jesús lo enseñó: "Dad y se os dará,
medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo"
Jesús fue nuestro ejemplo:
2 Corintios 8:9 "Porque ya conocéis la gracia de
nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico,
para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos"
Jesús se dio y se entregó por amor
en la cruz, por todos nosotros.
Nuestra fe y obediencia; liberará
los recursos del cielo, y abrirá puertas que nosotros no podemos abrir, y
experimentaremos al Señor, como nuestro proveedor en este tiempo, nos
sorprenderá; y entenderemos:
Que no ha sido este sistema
nuestro proveedor, que no ha sido nuestro trabajo, que no han sido nuestras
fuerzas, ni nuestras habilidades; que la fuente de nuestro sustento ha sido,
es, y será nuestro Señor.
¿Podemos decir amén a esta
Palabra?
Salmo 23:1 "El Señor es mi Pastor, y nada me
faltará" Salmo 23:1
Filipenses 4:19 "Porque nuestro Dios suplirá todo lo
que nos falte, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús"
En este tiempo de debilidad
humana, Dios se hace fuerte, y perfeccionan su Propósito en la vida de sus
hijos.
Rindamos nuestro corazón a sus
pies y permitamos que su Espíritu Santo, procese esta Palabra dentro de
nosotros, en nuestro corazón nos sea revelada; para que en el día de su
visitación; Dios halle FE en nuestros corazones, y podamos experimentar su maravillosa provisión.
Es "NUESTRO PUÑADO DE
HARINA" que puesto en sus manos, sustentará nuestras vidas, nuestras
familias, y su obra sobre esta tierra. Amén.
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