FORTALEZA EN LA DEBILIDAD

 

 

Génesis 17:1“Yo soy el Dios Todopoderoso (El Shaddai). Anda delante de mí y sé perfecto”

Veinticinco años habían transcurrido desde el día en que Dios llamó a Abraham, desde Ur en Babilonia, a caminar hacia la Tierra Prometida con la promesa de establecer una descendencia para ÉL: “Sal de tu tierra  y de tu parentela, a la tierra que te mostraré, allí te bendeciré y serás bendición, y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”.

Habían pasado largos 25 años desde ese día, celebraba su cumpleaños 99. Durante esos 25 años había experimentado muchas cosas, hambre, sequías, conflictos familiares, temores, y guerras con enemigos que habían surgido en el camino. Su sobrino Lot, quién le había acompañado durante esos años había optado por la seguridad temporal y material, le había abandonado.

Abraham había visto envejecer a su estéril esposa Sara, su propio cuerpo debilitarse, y experimentar el agotamiento de su vida.

Abraham no se sentía en condiciones de seguir adelante, se sentía cansado, desanimado, sin fuerzas y sin recibir el hijo de la promesa.

Abraham tenía que aprender a caminar en obediencia a Dios, su aprendizaje no había sido fácil, y no había sido exento de dolor, de dificultades, de circunstancias adversas y de las violencias de la vida.

No era fácil entender que el llamado de Dios, iba más allá de un buen pasar sobre esta tierra, que los intereses de Dios estaban por sobre los suyos, que el llamado de Dios era a colaborar en la formación de un pueblo que le amara, que le honrara, y expresara sus virtudes y valores sobre esta tierra.

De Noé su tatarabuelo, a quien había conocido y escuchado hasta sus 50 años, había aprendido acerca de la fidelidad de Dios, que Dios juzga el pecado, pero también protege a los suyos, sin dudas, podemos aprender mucho de la experiencia y de la vida de otros, pero muy distinto es cuando tienes que vivirlo, y hacerlo parte de tu propia vida.

El conocimiento en sí, es frío e intelectual, y opera solo en el plano natural.

La fe es Viva y espiritual, y nos establece en una visión celestial.

La biblia puede ser un simple libro frío, que relata hermosas y sufridas historias, y muchas de ellas incoherentes e incomprensibles a nuestra razón, como también puede ser un libro Vivo, que nos revela la Vida y la voluntad de Dios, como dijo Jesús: “Mis palabras son Espíritu y son Vida”

De la relación de Dios con Abraham, podemos conocer el anhelo del corazón de Dios al relacionarse con el hombre, buscando en esa comunión y relación  hacerlo parte de su obra y propósito.

Dios busca revelarse a los hombres, revelar su Propósito Eterno, sin importar el lugar donde nos encontremos, sea en el desierto, en el campo, o en la ciudad.

En el desierto podemos ver a Dios revelarse en una zarza ardiendo a Moisés, para socorrer a su pueblo, y llevar a cumplimiento las promesas hechas a Abraham y su descendencia.

En la ciudad podemos ver a Dios dirigirse a un altar regado de lágrimas, de humillación, a una mujer estéril y quebrantada para hacer nacer un profeta como Samuel, que sería de gran bendición para su pueblo en cumplimiento a sus promesas.

En el campo podemos ver a Dios dirigirse entre las montañas, en medio de un rebaño de ovejas, revelarse y llamar a un joven pastor llamado David, para hacerlo rey sobre su pueblo Israel.

Dios no renuncia, y no renunciará al cumplimiento de su Propósito Eterno con el hombre. En una forma gloriosa y profética vemos que lo que Dios comenzó en Adán y Eva en el Huerto del edén, y que a pesar de su pecado y desobediencia, lo vemos cumplido y consumado en la historia, en Jesucristo Rey, revelado en el libro de Apocalipsis.

Dios es fiel a su proyecto, llamado y propósito con el hombre, y sería fiel a su llamado y propósito con Abraham.

“Yo soy El-SHADDAI, el Dios Todopoderoso. Anda delante de mí y sé perfecto”

Fueron las Palabras llenas de vida, que irrumpieron desde los cielos, a Abraham cuando cumplió sus 99 años y no tenía hijos. Cuando la razón comenzaba a golpear y derrumbar su fe, cuando el suelo comenzaba a temblar bajo sus pies. Cuando las lágrimas corrían por sus ojos cargados de frustración, desvelos de  noches contemplando las estrellas con desilusión, viéndose asimismo débil, sin fuerzas, y sin el cumplimiento de la promesa divina, como muchas veces seguramente nos hemos sentido tú y yo.

"Yo soy EL-SHADDAI, el Dios Todopoderoso"

Dios no pone una carga mayor de la que podemos sobrellevar, junto con la prueba, traerá también una salida.

Tú estás débil Abraham, pero Yo sigo FUERTE y FIRME, sigo sentado en mi trono reinando, y teniendo el control sobre todos los acontecimientos humanos.

Tus conflictos son emocionales y mentales por causa de tus circunstancias, y fuerzas violentas que golpean tu vida, son propias de tu naturaleza humana, pero no de la mía.

Dios no se revela como el Todopoderoso, para humillar la debilidad humana, Dios se revela a Abraham como EL-SHADDAI, para nutrirlo y fortalecerlo en su debilidad.

EL: Significa Todopoderoso.

SHADDAI: Significa pecho, seno materno.

No hay un cuadro más hermoso para ilustrar el carácter de Dios y su naturaleza paternal, que la figura de una madre amamantando a su indefenso, debil y dependiente hijo.

La vida de la madre, la fortaleza de la madre, el amor de la madre fluyendo hacia su bebé débil e indefenso, con el propósito de nutrirle e impartirle su vida.

Abraham: Yo soy tu fortaleza, Yo soy tu sustentador, Yo soy tu alimento, Yo soy el que te imparte vida.

Abraham: Fortalécete en mí, bebe de mí, nútrete de mí. No tienes por qué estar triste, ni angustiarte en tu debilidad, no tienes porqué tropezar en tu incredulidad. No te dejes engañar, no te desvíes en tu caminar.

ABRAHAM: TOMA FORTALEZA EN MI, CAMINA DELANTE DE MI, Y SE PERFECTO.

Al igual que Abraham, El Dios todopoderoso, EL-Shaddai, es LA FUENTE suficiente de gracia para TODA tu necesidad.

Su gracia es suficiente para cubrir tus pecados, para perdonar tus errores.

Su gracia es suficiente para quitar todas tus dolencias y sanar todas tus enfermedades.

Su gracia es suficiente para enseñarte y guiarte en el camino.

Su gracia es suficiente como fortaleza para todas tus debilidades.

Como un bebé recién nacido aprende a succionar la vida de su madre, que le ama y le alimenta, así también reconoce tu necesidad, aprende a succionar, a recibir la Vida, la fe, y la fortaleza que Dios te quiere dar.

Como niño recién nacido, desea la leche espiritual no adulterada, que es la palabra de Dios.

Tomemos de su fuerza, tomemos de su gracia abundante, caminemos delante de él y seamos perfectos en actitud, para fortaleza de nuestro débil corazón, y así no desviarnos de nuestro llamado y vocación.

Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y Dios le dijo:

“Este es mi pacto contigo: Serás padre de muchedumbre de gentes. No te llamarás más Abram, sino que tu nombre será Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbres. Te multiplicaré en gran manera, y de ti saldrán naciones y reyes. Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia después de ti, de generación en generación: un pacto perpetuo, para ser tu Dios y el de tu descendencia después de ti”

Abraham abrazó a Dios y su llamado.

Abraham tomó de la fortaleza que Dios le brindaba,.

Abraham aprendió a caminar delante de él y dejó una descendencia que hizo suyo el llamado de Dios, Dios se llamaría en Abraham: “Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob” tres generaciones comprometidas con el Propósito de Dios.

De ese pueblo, de ese linaje, de esa descendencia, de esa fe nacería la verdadera Simiente, la verdadera promesa, el Mesías, el Hijo de Dios.

El es EL-SHADDAI para tu vida y para tu descendencia.

 


 

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