SALMO 5

Plegaria pidiendo protección

Al músico principal; sobre Nehilot. Salmo de David.

“Escucha, oh Jehová, mis palabras; Considera mi gemir. Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, Porque a ti oraré. Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré. Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; El malo no habitará junto a ti. Los insensatos no estarán delante de tus ojos; Aborreces a todos los que hacen iniquidad. Destruirás a los que hablan mentira; Al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová. Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa; Adoraré hacia tu santo templo en tu temor. Guíame, Jehová, en tu justicia, a causa de mis enemigos; Endereza delante de mí tu camino. Porque en la boca de ellos no hay sinceridad; Sus entrañas son maldad, Sepulcro abierto es su garganta, Con su lengua hablan lisonjas. Castígalos, oh Dios; Caigan por sus mismos consejos; Por la multitud de sus transgresiones échalos fuera, Porque se rebelaron contra ti. Pero alégrense todos los que en ti confían; Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; En ti se regocijen los que aman tu nombre. Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; Como con un escudo lo rodearás de tu favor.”

TEMA

En este salmo David manifiesta la seguridad de estar ante un Dios que escucha y responde sus oraciones. También hace una distinción clara entre el contraste del justo y el impío; así como el final que le espera a ambos. El fin glorioso del justo es que Jehová su Dios será su escudo protector. La justicia imputada por Dios a través de la fe, lo guiaran a la dicha final. Dicha justicia lleva a los justos (a los salvos) a buscar andar en toda justicia, tal como lo procuró David. Para el impío solo es un fin de destrucción a causa de su rebeldía persistente. David pide castigo para los impíos. No hay orgullo ni falta de piedad en David al pedir castigo para aquellos que persisten en rebelarse contra Jehová.

Técnicamente hablando, este no es un Salmo imprecatorio; aunque sí el verso 10  tiene un claro matiz imprecatorio.

Salmos imprecatorios: Los salmos imprecatorios son un grupo de salmos inspirados (se “maneja por lo general” la lista de los salmos 2, 37, 69, 79, 109, 139 y 143). Estos Salmos contienen expresiones en las que hay un aparente deseo de venganza contra los enemigos. La verdad es que lejos de ser Salmos en los que se vea sed de venganza, los “imprecatorios” están llenos de súplicas por la vindicación del buen nombre del Señor, de Su ungido (el Mesías) y de su iglesia.

Palabras clave

Nehilot: Recordemos esta expresión de la explicación al comienzo del Salmo 4. Al músico principal.

Al músico principal; sobre Neginot. Las primeras palabras de este salmo son muy similares a las del anterior; sólo que en este, David, a diferencia del anterior, parece estar proveyendo instrucciones a aquel que dirigía el canto congregacional, al respecto de un acompañamiento con instrumentos de viento para los versos que a continuación vendrían.

Entonces, Neginot, en el Salmo 4 hace referencia a los instrumentos de cuerda, mientras que Nehilot, en este Salmo, parece estar haciendo referencia a instrumentos de viento.

Salmo 5:1-3 “Escucha, oh Jehová, mis palabras; Considera mi gemir. Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, Porque a ti oraré. Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.”

David comienza llamando la atención a Dios, mostrando que es algo muy importante. Un grito sale de su interior.

“¡SEÑOR, escucha mis palabras! Presta atención a mis gemidos. Mi Rey y Dios, escucha el grito de socorro que a ti suplico”.

Estas rogativas  reflejan la necesidad de un hombre que sabe que Dios le ha hecho justo. Existe la confianza y seguridad de pedir, para que en su necesidad no sólo sea escuchado, sino que sea socorrido. Este varón necesitado, le pide al GRAN YO SOY (a Jehová) que escuche sus palabras y que considere su gemir.

David exclama,“Porque a ti oraré”. Es como que dijera a quien más tengo, ¿hay uno más alto que tú que pueda salvarme? Los hombres son débiles, no hay uno fuerte como tú Señor. Solo tú eres seguridad absoluta, en tus manos están todos mis días Señor Dios Todopoderoso. Mi dependencia está en ti, mi plena seguridad está en ti, toda espera virtuosa, está en ti.

Vemos aquí la naturaleza crédula con la que David eleva sus plegarias. Tiene la certeza de que Jehová, lo escuchará; de que el Dios Vivo condescenderá y atenderá sus gemidos y clamores.

Es imposible resistirse a la presencia de un Dios tan personal y conocedor de las necesidades más grande del alma humana. Así el Rey va y se presenta ante su hacedor de mañana,como lo urgente y más vital. 

“De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.”

Es de mucha bendición saber que nosotros, los hijos de Dios, podemos presentarnos cada mañana delante del Trono de Gracia, con nuestras quejas, aflicciones, gemidos, preocupaciones y lamentos, sabiendo que Él siempre nos escuchará, y que siempre responderá nuestras peticiones. ¿Cómo las responderá? Conforme su buen, perfecto y excelso consejo eterno.

¿Cuándo las responderá? Miren lo que dice David: esperaré. David oraba y esperaba la respuesta de Dios; él esperaba dicha respuesta porque estaba confiado de que Dios no sólo escuchaba sus súplicas, sino que también las respondía.

Es algo sublime para nuestras vidas saber que como hijos de Dios, Él siempre responde nuestras oraciones; no sólo las escucha, sino que las responde. Dios jamás guarda silencio ante las peticiones de sus hijos; jamás pone a sus hijos a “adivinar sus designios”; jamás los deja a la incertidumbre de sus ideas; ¡no! el Padre siempre responde las oraciones de sus hijos: unas veces, de manera afirmativa (conforme estas se ajusten a la Palabra revelada y a sus designios sempiternos); otras veces de manera negativa (porque sus caminos no son como los nuestros); y todo aparente silencio, debe ser interpretado por Sus hijos de la siguiente manera: “continúa esperando la respuesta a tu petición, en oración”.

Cuando David oraba, él sabía que Dios le respondería y esperaba pacientemente dicha respuesta. Muchos dicen: “Dios responde las oraciones de los Suyos, tarde o temprano”. Nosotros, en cambio, deberíamos decir: “Dios responde las oraciones de los Suyos siempre a tiempo… siempre en el tiempo perfecto”.

Salmo 5:4-6 “Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; El malo no habitará junto a ti. Los insensatos no estarán delante de tus ojos; Aborreces a todos los que hacen iniquidad. Destruirás a los que hablan mentira; Al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová.

¡Que hermoso conocimiento de los atributos de su Dios! Esto es argumentar con confianza ante un Dios conocido y experimentado. Aunque Dios no necesita ser recordado ni de sus atributos, ni de sus bondades, ni de su justo proceder, ni de su misericordia, ni de su ira, ni del pago del pecado para con el impío, ni de nada; sin embargo, el que argumentemos sabiamente en nuestras oraciones, es agradable al Señor, porque eso fortalece nuestra fe y magnifica el nombre de Dios!. En otras palabras, no temamos argumentar piadosa, reverente y Escrituralmente con Dios, a través de nuestras oraciones.

Recordemos que el Espíritu Santo inspiró a David, entre otras cosas, para enseñarnos e instruirnos acerca de la Deidad, de Sus perfecciones, de Su Providencia, de Su santo proceder y de Su justicia. Pero dos de las cosas que Dios nos enseña por medio de la Escritura, y en particular, por medio de los Salmos de David, es en primera instancia, su santo y justo odio, tanto por el pecado como por el pecador impenitente; y en segunda, el fin que les aguarda.

El Rey David usa tres palabras claras: Aborreces, destruirás y abominas. En ellas se muestran dos acciones presentes y una futura; es decir, en el presente, Dios aborrece y abomina al hacedor de iniquidad; y en el futuro, Dios lo destruirá por toda la eternidad.

¿A quién aborrece Jehová?  A todos los que hacen iniquidad.

¿A quién abomina Jehová? Al hombre sanguinario y engañador

¿A quiénes destruirá Jehová? A los mentirosos

Hay quienes luego de haber sido llamados por Dios, de haber tenido oportunidad de arrepentirse, siguen cometiendo las mismas maldades.

Dios no se agrada de aquellos que desean el mal a otros, los que tienen violencia, mentira y engaño. Los que siembren este tipo de cosas, cosecharán las amargas consecuencias.

Dios es bueno, pero es justo, no será injusto con nadie. Si las personas rechazan su misericordia, tendrán que enfrentar su justicia. Y la justicia de Dios es justicia contra el pecado, es su enojo e ira contra la maldad de los corazones no arrepentidos.

Salmo 5:7 Más yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa; Adoraré hacia tu santo templo en tu temor.

Si decidimos hacer las cosas bien y nuestra voluntad está en ver el favor de Dios, podremos vencer los malos hábitos.Porque la gracia no es para “volver a pecar” sabiendo que Dios nos va a perdonar. La gracia es que tenemos acceso al Espíritu Santo para ser transformados y vencedores por medio del poder de Dios viviendo en nosotros.

La gracia es el favor de Dios en darnos el privilegio de ser renovados, fortalecidos, santificados y llenos del Espíritu Santo, gratuitamente aunque no seamos merecedores de esto.

La gracia es que podemos acceder a ser como Jesús con sus fuerzas y no con las nuestras. La gracia es el regalo que tenemos por la sangre de Cristo, de acceder libremente a la presencia de Dios para ser transformados.

Nuestro privilegio es estar en la presencia de Dios, pasar tiempo escuchando su palabra, hablando con el Espíritu Santo y buscando la gracia de Jesús, esto nos hará recibir y absorber todo lo que Dios es, y así ser más parecidos al Señor para amar lo que Él ama y aborrecer lo que Él aborrece.

Por eso dice el verso siete: “Más yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa; Adoraré hacia tu santo templo en tu temor.”

Perdemos bendiciones -por así decirlo- no meditando tan a menudo como deberíamos hacerlo en el fin glorioso que nos aguarda por Su gracia. Pero también las perdemos, por no meditar en la solemnidad del terrible juicio que aguarda a quienes aman el mal y aborrecen la justicia.

Salmo 5:8 Guíame, Jehová, en tu justicia, a causa de mis enemigos; Endereza delante de mí tu camino.

David necesitaba guía y dirección, tal como la necesitamos todos los hijos de Dios. Es sencillo deducir que él deseaba ser guiado por el Señor porque él quería caminar de manera justa y agradable delante del Dios vivo. Aquel que lo había castigado por su pecado pero que lo había justificado de todos ellos para siempre, por medio de la fe, es Aquel que no le negaría a David la guía que él necesitaba para permanecer en Su justo camino.

En este versículo el Espíritu nos enseña a buscar la guía de Jehová, aún en los momentos más apremiantes o angustiosos de todos, con el fin de permanecer en ese camino recto delineado por Él mismo a través de Sus preceptos y santas Leyes.

En este verso ocho David nos muestra, que él  desea lo que Dios desea “Endereza delante de mí tu camino.”. Su único y más profundo anhelo es  agradarlo y no le importa otra cosa que darle a Dios el lugar que se merece. ¡Oh Padre bueno…es imposible resistir a tu amor!

Salmo 5:9-10 “Porque en la boca de ellos no hay sinceridad; Sus entrañas son maldad, Sepulcro abierto es su garganta, Con su lengua hablan lisonjas. Castígalos, oh Dios; Caigan por sus mismos consejos; Por la multitud de sus transgresiones échalos fuera, Porque se rebelaron contra ti.”

A pesar de que dijimos que este salmo no es imprecatorio (un salmo imprecatorio es un salmo en los que David pide el castigo y la destrucción de sus enemigos), este versículo nos da la oportunidad para aprender de la imprecación desde una perspectiva bíblica.

David, lejos de mostrar una actitud arrogante, insensible, que quiere el castigo eterno de los impíos que lo aborrecen, está actuando como lo haría cualquier hombre  piadoso humillado, que sólo pide que se haga justicia y que el nombre de Jehová sea reverenciado. Esta no es una actitud vengativa.

Estos salmos son Palabra de Dios, inspirados por Dios y ultimadamente proveen una enseñanza moral (como todas las enseñanzas de la Escritura) que debe ser considerada a la luz de su debido contexto. A pesar de las apariencias, David nunca tuvo la típica sed de revancha que suele demostrar el impío que ama la venganza. De hecho, conocemos que la venganza es pecado para el hombre; cuando la venganza es ejecutada a la manera del hombre y por el hombre, es pecado, ¿por qué? Porque pues sólo Dios puede tomar venganza de los actos impíos con los que otros quieren acabar con nosotros y con el buen nombre del Dios de nuestra salvación.

A pesar de que los hijos de Dios no podemos buscar la venganza, lo que nosotros sí podemos hacer es buscar la justicia de Dios, como David lo hizo. Así que la venganza y la justicia son dos cosas muy diferentes: La venganza es el deseo de castigar al otro al sufrir un agravio.

(ejemplo.: “Jehová, guíame para matar a todos los que me persiguen porque me han quitado el trono“); pero la justicia es el restablecimiento de derechos establecidos, y en este caso particular, el restablecimiento de los derechos que Dios por Su gracia le había concedido a David.

¿Qué era lo que pedía David conforme a la justicia de Dios… ¿qué derecho Dios le había dado a David (por su gracia) que el impío le había quitado a David y por el que David clamaba justicia? ¡Aquel derecho sobre el trono en Jerusalén!.

La restauración de David al Trono de Israel en Jerusalén, era conforme a la justicia de Dios; era un derecho que por gracia el Altísimo le había concedido y que pese al castigo dispensado por Él, no le había sido quitado.

Pero es claro de que en este Salmo, David le pide al Señor que los mentirosos, los habladores, los lisonjeros, etc. sean castigados. Su petición era justa porque los malvados “se rebelaron contra ti.”

Era una petición que se conforma a la voluntad de Dios. ¿Cómo lo sabemos? Porque Nehemías oró de esa manera al respecto de quienes se oponían vehementemente al avance del Reino.

Nehemías 6:14 “Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sanbalat, conforme a estas cosas que hicieron; también acuérdate de Noadías profetisa, y de los otros profetas que procuraban infundirme miedo”

Y así también lo hizo Pablo con quienes le habían causado gran mal.

 2 Timoteo 4:14 Alejandro el calderero me ha causado muchos males; el Señor le pague conforme a sus hechos.

Todos ellos pidieron algo justo. Pidieron justicia por la  destrucción para los impíos que persistían en las mentiras e injusticia contra Dios y sus propósitos, no por su bienestar personal. Es aquí donde no podemos permitir que la falta de conocimiento de la Escritura, o incluso, que cualquier sentimentalismo anti-bíblico, empañe nuestra exégesis (interpretación): David pidió castigo para aquellos que persisten en rebelarse contra Dios, y esto es justo (a la final, la enseñanza de la Escritura es esa: la persistencia el pecado precede el castigo eterno

¿Podemos orar por salvación para ellos? ¡Desde luego! Sólo que el punto de la anterior explicación es que no es más virtuoso aquel hermano que pide salvación para los rebeldes, ni es menos piadoso aquel que justamente pide castigo para aquellos que persisten en su rebeldía, cuando se oponen a los propósitos de Dios y no los personales.

Salmo 5:11-12 “Pero alégrense todos los que en ti confían; Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; En ti se regocijen los que aman tu nombre. Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; Como con un escudo lo rodearás de tu favor.

¿No es la fe la que motiva a David a orar en este Salmo? Está confiando en que Dios le guíe y le proteja de la maldad. Es un gran placer para Dios ver a una persona confiar en Él. Éste es Su propósito. Confiar es el principio de la justicia y el gozo verdadero en la vida. Sin Dios uno tropieza en la oscuridad al intentar hallar algo para satisfacer la necesidad del hombre interior. Cuando Dios invade los pensamientos y la oración llega a ser un instinto natural, y cuando el alma es atraída a Su presencia y adora en el temor del Señor, la persona encuentra  razones por las que gozarse: Se goza de poder tener Uno en quien confiar completamente. Se goza porque tiene una defensa inpenetrable.  Se goza por haber formado una relación de amor.

La sonrisa de Dios y la abundancia del cielo son reservadas para el que confía en el Señor. La bendición empieza en su vida cuando encuentra Su justicia. La justicia le es atribuida por la fe para que se ocupe en ella, perfeccionando así su vida. El favor divino le rodea como un escudo. Rodeado de un ambiente hostil por todos los lados, el justo anda en una realidad de protección y cuidado celestial.

El Salmo se cierra dando una bendición a todos los que buscan a Dios, a los que quieren hacer el bien y ser obedientes. Si amamos a Dios lo buscaremos y tendremos sus fuerzas para vencer todo mal, todo enemigo y toda trampa del diablo contra nuestras vidas.

El verso doce nos deja esta preciosa bendición:

" Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo( al que te obedece), como un escudo lo rodearás de tu favor”.

Hagamos esta oración, basada en las promesas del Salmo 5 y estemos confiados y alegres de tener un Padre tan hermoso como Él

“Gracias Padre Celestial, porque tu escuchas nuestro clamor sincero, suples nuestras más profundas necesidades”.

“Abre tus oídos a nuestro clamor, tú eres bueno y siempre perdonas a tus hijos y nos das otra oportunidad”

“Te buscaré cada día, pongo mi esperanza en tu respuesta, en tu fidelidad. Sé que eres poderoso y bueno, cada mañana vendré a ti a orar para adorarte y tener comunión contigo”


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