Salmo 10:1-18 ¿Por qué estás lejos, oh Jehová, Y te escondes en el tiempo de la tribulación? Con arrogancia el malo persigue al pobre; Será atrapado en los artificios que ha ideado. Porque el malo se jacta del deseo de su alma, Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová. El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; No hay Dios en ninguno de sus pensamientos. Sus caminos son torcidos en todo tiempo; Tus juicios los tiene muy lejos de su vista; A todos sus adversarios desprecia. Dice en su corazón: No seré movido jamás; Nunca me alcanzará el infortunio. Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude; Debajo de su lengua hay vejación y maldad. Se sienta en acecho cerca de las aldeas; En escondrijos mata al inocente. Sus ojos están acechando al desvalido; Acecha en oculto, como el león desde su cueva; Acecha para arrebatar al pobre; Arrebata al pobre trayéndolo a su red. Se encoge, se agacha, Y caen en sus fuertes garras muchos desdichados. Dice en su corazón: Dios ha olvidado; Ha encubierto su rostro; nunca lo verá. Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano; No te olvides de los pobres. ¿Por qué desprecia el malo a Dios? En su corazón ha dicho: Tú no lo inquirirás. Tú lo has visto; porque miras el trabajo y la vejación, para dar la recompensa con tu mano; A ti se acoge el desvalido; Tú eres el amparo del huérfano. Quebranta tú el brazo del inicuo, Y persigue la maldad del malo hasta que no halles ninguna. Jehová es Rey eternamente y para siempre; De su tierra han perecido las naciones. El deseo de los humildes oíste, oh Jehová; Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído, Para juzgar al huérfano y al oprimido, A fin de que no vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra.
Este es uno de los salmos que no tiene sobre escritura o título. Por tanto, no se puede precisar a ciencia cierta quién es el autor. Por el contenido sin, embargo, parece que su autor es David. Lo que encontramos en este Salmo es en esencia el lamento del salmista por la maldad y la injusticia de los malvados quienes oprimen a los pobres. Se distinguen fácilmente dos partes en el salmo.
La primera parte, desde los versículos 1 hasta el 11 donde vemos a un salmista desconcertado y la segunda parte, desde los versículos 12 hasta el 18 donde vemos a un salmista confiado. Veamos con algo de detalle lo que tenemos.
EL SALMISTA EN SU DESCONCIERTO
El salmista desconcertado dirige a Dios su mirada y hace una pregunta con un dejo de reproche producto del desconcierto.
Dice así el versículo 1: "¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación"
Al considerar el panorama general de este Salmo, es hasta familiar la manera en que el Salmista expresa su preocupación ante el mal y la urgencia de ver al Señor actuar ante ella. Es difícil soportar tanta maldad, tanta opresión, cuando se tiene conocimiento de una verdad tan grande que encierra que un día no muy lejano, el Señor se levantará de su trono ya dispuesto para juzgar la maldad de este mundo y de los hombres que detienen con injusticia la verdad.
Aquí vemos a un Salmista muy consciente del terrible avance de la maldad, tanto en su era, como en el futuro y en este mundo presente. Parecía como si los malvados tuvieran el campo libre para hacer lo que querían. Era como si nadie tuviera poder para frenar el avance de la maldad. Por eso, el salmista se muestra desconcertado. No sabe hasta cuándo va a ejercer dominio el malo. En su desconcierto, hace a Dios una pregunta: ¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación?. Esta es una pregunta tan común en nuestros corazones, cuando anhelamos la justicia de Dios en los asuntos de la vida, pero no debemos olvidar que el Señor está más presente de lo que podemos imaginar, ya que este mundo cabe solo en la palma de su mano. Él no está lejos de ningún asunto, y menos de las tribulaciones de los justos
Debemos entender que en nuestra desesperación nos sentimos como si Dios nos hubiera abandonado. No justifico lo que está diciendo el salmista, pero hasta cierto punto le comprendo, porque Ud. y yo también nos hemos sentido así, en algunas ocasiones. Algo hermoso de la Biblia es que presenta al hombre tal como es, sin esconder jamás sus debilidades, como aquí cuando encontramos a un salmista desconcertado, preguntando a Dios. ¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación? Si nos sentimos atravesando por circunstancias difíciles, no nos permitamos pensar que Dios nos ha abandonado. El Salmista nos enseña en su humanidad que somos débiles, por eso nuestros pensamientos y frágiles corazones, nos llevan a hacer la misma pregunta a Dios: ¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación? Pero como veremos más adelante, Dios no nos abandona nunca. Dios no está lejos nunca. Dios no se esconde de nuestra tribulación jamás. Así que, ánimo, que después de cada noche siempre viene el día.
A continuación el desconcertado salmista hace un recuento minucioso de la perversidad del malo.
Salmo 10: 2-4 “Con arrogancia el malo persigue al pobre; Será atrapado en los artificios que ha ideado. Porque el malo se jacta del deseo de su alma, Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová. El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; No hay Dios en ninguno de sus pensamientos.”
El malo es arrogante. Diseña artificios para atrapar al pobre y piensa que el pobre caerá en ellos. Esto es lo que el salmista percibió. El malo se jacta de que hace lo que quiere, por tanto el malo da ánimo a los que son malos como él y se burla o desprecia a Dios. Qué cuadro tan preciso de lo que hace el malo.
El malo se cree superior a Dios y por tanto ignora a Dios. Su mente está tan centrada en él mismo, que Dios no tiene lugar en sus pensamientos. Eso me hace pensar en el ateísmo. El ateo se acerca mucho a esta descripción.
Hay dos cosas que caracterizan al malo en estos versículos: el orgullo y la jactancia. La primera es el orgullo. Cuando uno mira a su alrededor aquí en este mundo, uno querría saber quiénes son los malos. Muchos de los poderosos de este mundo están llenos de orgullo y no tienen ningún lugar para Dios en sus vidas. En segundo lugar, en ellos se destaca de una manera especial la jactancia, que es una alabanza propia desordenada y presuntuosa. Se jactan de ser capaces de resolver los problemas de este mundo. Pero estos problemas los superan, causan su caída y son reemplazados por otros que vuelven a prometer lo mismo, y así se va repitiendo el ciclo. Aquí, pues, tenemos un cuadro de los malvados en general y, concretamente, en este Salmo se identifica al malvado conocido en la Biblia como el Anticristo, que será como un falso Mesías. El desmedido orgullo le pondrá en evidencia.
En los días del rey David comenzaron a surgir por primera vez en la historia los ateos. En los tiempos más antiguos no había ateos porque los seres humanos se encontraban demasiado cerca de los orígenes de la revelación. Después de todo, Noé conoció a alguien que a su vez había conocido a Adán. Al estar las personas tan próximas a los tiempos de la creación, no presentaban tendencias a dudar de la existencia de Dios. Cuando se entregaron los Diez Mandamientos, no hubo ninguna de esas leyes que se refiriera al ateísmo. Sin embargo hubo dos mandamientos contra el politeísmo: el primero y el segundo, que se encuentran en Éxodo 20:3 y 4. El primero decía: No tendrás dioses ajenos delante de mí. Y el segundo, prohibía hacer ídolos ni figuras de lo que hay en el cielo o en la tierra. Y no hubo mandamientos contra el ateísmo porque no había ateos. Sin embargo, David se refirió al ateísmo en varias ocasiones.
En resumen, el Anticristo se caracterizará por el ateísmo que profese, y por estar lleno de orgullo y jactancia. Leamos ahora los versículos 5 y 6:
"Sus caminos son torcidos en todo tiempo; tus juicios los tiene muy lejos de su vista; a todos sus adversarios desprecia. Dice en su corazón: No caeré jamás; nunca me alcanzará la desgracia".
Esto es el clímax de su maldad. Dentro de él piensa que es eterno, como Dios, y que jamás en la vida le va a ir mal. Estas reflexiones también caracterizan al hombre de nuestro tiempo: la jactancia de su prosperidad y su autosuficiencia. Por lo tanto, no siente ninguna necesidad de Dios.
Para el Salmista era necesario describir más profundo a este hombre de maldad, por eso advierte de su actuar de manera más profunda para que no caigamos en sus garras como pobres desdichados. He aquí la descripción del malo.
Salmos 10:7-11 “Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude; Debajo de su lengua hay vejación y maldad. Se sienta en acecho cerca de las aldeas; En escondrijos mata al inocente. Sus ojos están acechando al desvalido; Acecha en oculto, como el león desde su cueva; Acecha para arrebatar al pobre; Arrebata al pobre trayéndolo a su red. Se encoge, se agacha, Y caen en sus fuertes garras muchos desdichados. Dice en su corazón: Dios ha olvidado; Ha encubierto su rostro; nunca lo verá.
El malo tiene boca de cloaca. Por
dos palabras que salen de su boca, tres son malas. Es experto en la mentira, la calumnia, la jactancia. Es como un sepulcro blanqueado, se muestra hermoso y atractivo por fuera, pero su interior, está lleno de huesos de muertos. Es muy engañador, siempre su actuar es solapado, por eso el Salmista consideró necesario describirlo más profundo en sus acciones perversas.
El malo es astuto y abusivo. En su astucia acecha en el lugar preciso, se esconde en el sitio ideal. Es como el león acechando a su presa. El momento menos pensado cae sobre ella. La presa es el inocente, el pobre, el desvalido. El malo escoge a su víctima antes de atacar.
En su rebeldía e ignorancia, el malo piensa que nunca nadie va a hacer nada por su maldad. Piensa que Dios no mira lo que hace el malo. Así es como el salmista mira al malo. La descripción es precisa. Con razón que el salmista está desconcertado. Pero ¿sabe una cosa querido hermano/a? El malo puede creerse superior a Dios, pero eso no cambia la realidad de que el malo más poderoso en la tierra es como un microbio al lado de Dios. Es por eso que el salmista deja de estar desconcertado y a partir del versículo 12 encontramos a un salmista confiado.
EL SALMISTA CONFIADO, PONE SU MIRADA EN DIOS SU SALVACIÓN
Ahora el salmista quita su mirada del malo y la pone sobre Dios. Esto es lo que hace la gran diferencia. Si ponemos la mirada sobre el malo, terminaremos desconcertados, pero si ponemos la mirada sobre Dios comenzaremos a tener esperanza, confianza, seguridad, aun cuando estemos en medio de lo peor de la maldad.
Recuerdo el pasaje del Nuevo Testamento que muestra a un Jesús caminando sobre el mar, andando sobre la circunstancias, en contraste con un apóstol Pedro que al instante de despegar su vista y atención de Cristo andando sobre el mar, se hunde en total desgracia por su temor.
Así como Pedro pide socorro al Señor, vemos que el salmista pide a Dios que intervenga.
"Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano; no te olvides de los pobres"
Si hay alguien que puede hacer frente a la maldad, ese es Dios cuyo nombre es Jehová, el Dios que hace pacto con su pueblo. Es El quien levanta su mano en defensa del pobre y en contra del malo.
Salmos 10: 13 y 14 "¿Por qué desprecia el malo a Dios? En su corazón ha dicho: Tú no lo inquirirás. Tú lo has visto; porque miras el trabajo y la vejación, para dar la recompensa con tu mano; a ti se acoge el desvalido; tú eres amparo del huérfano"
Ahora el salmista está tan confiado en Dios que no entiende cómo es posible que un gusano, como es el hombre malo, desprecie a Dios pensando que Dios no se fija en las obras malas de los malvados. Aquí los malos piensan que no se les pedirá cuentas. Pero el Salmo 9.12 nos ha dejado claro que si lo hará. “Porque el que demanda la sangre se acordó de ellos; no se olvidó del clamor de los afligidos”.
El Salmista se pregunta ¿Por qué desprecia el hombre a Dios? Y este hombre sin Dios y sin ley, aferrado a negar su existencia, dice en su corazón, “Tu, Dios no inquirirás mi maldad” Al decir el hombre esto, está diciendo “Tú no habrás de pedir cuentas”. Ellos afirman que no habrá un juicio. Hay muchísimas personas que, como una expresión más de nuestra cultura contemporánea están diciendo que no hay Dios, o que si en realidad existe, se encuentra demasiado lejos como para preocuparse por ellos. Por lo tanto, confían en que no habrá un juicio. Pero, las leyes de Dios han sido quebrantadas y la humanidad ya está soportando las consecuencias de esa ruptura. Por ello, y como afirma la Biblia, el juicio de Dios sobre la tierra es inevitable. Y cuanto más nos acercamos a él, menos cree el ser humano que vendrá.
Dios ha sido testigo no solo de las obras del malo sino aún de los pensamientos del malo. Dios sabe todo lo que hace el malo y está listo para retribuir, no en nuestro tiempo sino en su tiempo. Por eso, el pobre, el desvalido, el huérfano puede perfectamente abrigarse bajo la segura protección de Dios. Qué ánimo es para el huérfano por ejemplo, saber que Dios es amparo del huérfano. Los huérfanos sufren la ausencia de sus padres, pero más de lo que podían encontrar en sus padres lo pueden encontrar en Dios. Y de nuestra parte ¿Qué podemos decir?. ¿Cómo responderemos a tal privilegio?. Dios ha extendido su paternidad a cada uno de los que hemos entregado nuestras vidas a su justicia y perdón. Hemos de estar seguros y confiados. El justo está confiado como un león.
Ahora el Salmista, se encuentra en las elevadas cumbres de la dulce confianza en Dios. En esa posición, dice a Dios:
Salmos 10:15-16 "Quebranta tú el brazo del inicuo, y persigue la maldad del malo hasta que no halles ninguna. Jehová es Rey eternamente y para siempre; de su tierra han perecido las naciones"
Este es un pedido imprecatorio. El salmista está solicitando castigo para el malo. Pide que Dios haga valer su poder sobre el malo hasta que cada malo desaparezca de la faz de la tierra. Llegará el día cuando Jehová será Rey eternamente y para siempre. Las naciones rebeldes habrán desaparecido.
Dios es probablemente la persona más impopular del mundo en el día de hoy. ¿Por qué? Porque los malvados poseen más poder que nunca. Nos estamos moviendo hacia el momento en que la maldad del hombre conducirá a la aparición del "hombre de maldad", el Anticristo final.
El salmista termina con frases de alabanza a Dios.
Salmos 10: 17 y 18 "El deseo de los humildes oíste, oh
Jehová; tú dispones su corazón, y haces atento tu oído, para juzgar al huérfano
y al oprimido, a fin de que no vuelva más a hacer violencia el hombre de la
tierra"
Aquí el hombre de la tierra sería el Anticristo. Y así llegamos al final de este Salmo 10. Estos Salmos son notables porque amplían muchas verdades que encontramos histórica y proféticamente en otras partes de las Sagradas Escrituras.
Y estas últimas palabras que nos recuerdan la sensibilidad de Dios hacia los más débiles miembros de la sociedad humana, como son los desfavorecidos, los oprimidos y los que viven en soledad por la pérdida de sus seres queridos, nos recuerdan las palabras del Señor Jesucristo, en el relato de Lucas 4, cuando se presentó en un lugar de culto religioso y manifestó que el Espíritu del Señor le había ungido para anunciar buenas noticias para los pobres, para proclamar libertad a los cautivos, dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, y para anunciar el año favorable del Señor. Querido hermano/a, un Dios que fue capaz de entregar a Su Hijo para morir en una cruz por sus pecados, para poder redimirle, liberarle y transformarle, es sensible a su situación actual.
Jehová escucha el clamor de los humildes y responde al deseo del corazón de los humildes, porque Jehová mismo pone ese deseo en el corazón de los humildes. Dios se levanta como Juez sobre la tierra para defender al huérfano y al oprimido. Eso hará que el hombre no siga haciendo violencia sobre la tierra para siempre.
Quizá hemos sufrido la maldad de la gente impía, un abandono, una traición de los que amamos, quizás una grave enfermedad. Se han ensañado contra nosotros. A lo mejor hemos estado desconcertado por un tiempo viendo cuán poderoso es el impío, cuán grande es la dificultad, cuán grande la enfermedad. Pero ya es hora de dejar de estar desconcertado y pasar a estar confiado, porque Jehová es su refugio. Jehová es su amparo, Jehová es la fortaleza de su alma.
!Oh Dios, cuan hermoso eres, cuán hermosas son tus dulces moradas. Estaremos seguros bajo el calor de tus alas.! !CUANTO TE AMAMOS OH MI DIOS!
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