SALMOS 21
Alabanza por haber sido librado del enemigo
Al músico principal. Salmo de David.
El rey se alegra en tu poder, oh Jehová;Y en tu salvación, !!cómo se goza! 2 Le has concedido el deseo de su corazón, Y no le negaste la petición de sus labios. Selah
3 Porque le has salido al encuentro con bendiciones de bien; Corona de oro fino has puesto sobre su cabeza. 4 Vida te demandó, y se la diste; Largura de días eternamente y para siempre. 5 Grande es su gloria en tu salvación; Honra y majestad has puesto sobre él.6 Porque lo has bendecido para siempre; Lo llenaste de alegría con tu presencia. 7 Por cuanto el rey confía en Jehová, Y en la misericordia del Altísimo, no será conmovido.
8 Alcanzará tu mano a todos tus enemigos; Tu diestra alcanzará a los que te aborrecen. 9 Los pondrás como horno de fuego en el tiempo de tu ira; Jehová los deshará en su ira, Y fuego los consumirá. 10 Su fruto destruirás de la tierra, Y su descendencia de entre los hijos de los hombres. 11 Porque intentaron el mal contra ti; Fraguaron maquinaciones, mas no prevalecerán, 12 Pues tú los pondrás en fuga; En tus cuerdas dispondrás saetas contra sus rostros.
Engrandécete, oh Jehová, en tu poder; Cantaremos y alabaremos tu poderío.”
El salmo 21 tiene una conexión con el salmo 20, podemos decir que es una continuación. Vimos que en el salmo 20 el rey David se preparaba para ir a la guerra junto a su pueblo y realizaban sus oraciones y devocionales de canticos para pedir el favor de Dios. El rey buscaba que el Señor le diera la victoria en la guerra. En este salmo 21 podemos ver a el rey celebrando la victoria que el Señor le dió en la guerra.
Podemos decir que la primera parte del Salmo 21, es una acción de gracias por victoria; La última parte es una anticipación de futuros éxitos en el Señor a través del rey general. Dos escenarios de victoria proporcionan un contexto de alabanza y oración al rey general del comandante en jefe de Israel. Recordemos que este salmo también apunta a una mirada profética de la victoria de Cristo en su guerra en el huerto de Getsemaní y en la cruz.
Lo que encontramos aquí son las cosas en las que se deleitaba el rey David. Como usted sabe, David era el rey de Israel. Como rey, tenía muchas cosas en las que podía deleitarse. Quizá en su propio poder, o en sus conquistas militares, o en su riqueza, o en su sabiduría, o en el placer, etc. Me imagino que hallaba deleite en algunas de estas cosas, pero nada le deleitaba tanto como lo que nos menciona en este pasaje bíblico.
Un rey agradecido, gozoso.
El gozo del rey en la fuerza de Dios.
Salmo 21:1-2 “El rey se alegra en tu poder, oh Jehová; Y en tu salvación, !!cómo se goza! 2 Le has concedido el deseo de su corazón, Y no le negaste la petición de sus labios.” Selah
El rey David tenía muchas razones para regocijarse en el poder de Dios. David encontró en Jehová todo el poder que necesitaba para enfrentar la vida con garantía de éxito. Por el poder de Dios, David pudo gobernar con éxito. Por el poder de Dios, David pudo enfrentar a sus enemigos. Por el poder de Dios, David pudo soportar las difíciles pruebas que sobrevinieron a su vida. Sin el poder de Dios, David se sentía totalmente indefenso. Por eso está diciendo que se alegra en el poder de Dios.
Después de deleitarse en el poder de Dios y en la protección de Dios, David pasa a deleitarse en la provisión de Dios. Dios había sido tan bueno con David, como lo es con nosotros. Dios le había concedido el deseo de su corazón. La razón es simple. Lo que pasa es que el deseo del corazón de David era el mismo deseo del corazón de Dios. . Los dos estaban sintonizados a la misma frecuencia
Esta porción del salmo, es coronada con un Selah. Esta pausa reflexiva, que invita a meditar en las palabras que se acaban de pronunciar. Tomamos este Selah como una oportunidad para agradecer a Dios por el poder y salvación que ha mostrado en nuestras vidas y por la forma gloriosa en que responde a las oraciones. Nosotros, como el rey David en todo tiempo, nos regocijamos en un Dios tan grande y amoroso.
Ahora el rey continúa dando las razones de su explosivo gozo.
Salmo 21:3-6 “Porque le has salido al encuentro con bendiciones de bien; Corona de oro fino has puesto sobre su cabeza. 4 Vida te demandó, y se la diste; Largura de días eternamente y para siempre. 5 Grande es su gloria en tu salvación; Honra y majestad has puesto sobre él.6 Porque lo has bendecido para siempre; Lo llenaste de alegría con tu presencia.”
El rey David sale a la batalla en oración y alabanza, confiado en que su Dios preservará su vida y dará gloria y honra a Israel. Celebra alegremente esta respuesta agradeciendo cada acción misericordiosa del Señor ante él. No olvidaba sus días primeros, cuando era joven, sus luchas y conflictos. En este tiempo de madurez, había aprendido a caminar con Dios y a regocijarse en su poder y protección.
El rey David pudo ver que la bondad de Dios había venido a recibirlo. Dios le dio esta victoria, Dios trajo estas bendiciones, es por eso que David lo reconoció y lo alabó por ello. El Señor le había puesto corona de oreo sobre su cabeza, la cual representaba las victorias que él tomaba de los pueblos y cada uno de esos reyes, como parte del botín debía entregar sus coranas como símbolo de su poder subordinado a David.
David conocía la exaltación que recibían los reyes y los vencedores en la batalla; pero aquí declaró que esta gloria, este honor, esta majestad que disfrutaba venía de Dios y no de él mismo. David proclamó que fue bendecido para siempre, pero fue la presencia de Dios mismo la que fue su mayor bendición y alegría. David estaba más emocionado con la presencia de Dios que con la corona de la realeza o la victoria.
David declaró su confianza en la misericordia de Dios, seguro que continuaría preservándolo y bendiciéndolo en el futuro. Así como esta promesa era cierta para David en su tiempo, también el profetizaba que lo sería para su simiente humana, su “Hijo mayor” Jesucristo, El Mesías.
Lo juicios que Dios hará a sus enemigos, en defensa de su pueblo.
Salmo 21:8-10 “8 Alcanzará tu mano a todos tus enemigos; Tu diestra alcanzará a los que te aborrecen. 9 Los pondrás como horno de fuego en el tiempo de tu ira; Jehová los deshará en su ira, Y fuego los consumirá. 10 Su fruto destruirás de la tierra, Y su descendencia de entre los hijos de los hombres.”
Toda esta sección comienza poco a poco a apuntar hacia un futuro, ya que sí se observa el rey David ya había recibido la victoria de sus enemigos presentes y de la batalla librada, David reconocía que a pesar de que salió victorioso en la batalla, Dios no había terminado de encontrar y juzgar a sus enemigos. Conforme a sus expresiones él estaba viendo hacia el futuro de las batallas que debía librar el Señor Jesucristo.
La expresión, el tiempo de tu ira, nos recuerda que como ahora es el momento de su gracia, habrá un tiempo establecido para su ira. Hay un día de venganza de nuestro Dios; que aquellos que desprecian el día de la gracia recuerden este día de ira. David expresó con seguridad su confianza en que Dios juzgaría a sus enemigos, y mostró esa confianza, incluso en que Dios también decidiría la posteridad de aquellos que estaban en contra de él. Al referirse al fruto de ellos significa todos sus descendientes, como los frutos de su trabajo.
Por qué los enemigos de Dios merecen juicio.
Salmo 21:11-12 “11Porque intentaron el mal contra ti; Fraguaron maquinaciones, mas no prevalecerán, 12Pues tú los pondrás en fuga; En tus cuerdas dispondrás saetas contra sus rostros.”
Al examinar que las declaraciones de la sección anterior son fuertes, es necesario comprender las razones de un castigo tan severo. El rey David describe a estos enemigos como a todos aquellos que en cualquier tiempo se rebelan intencionalmente contra Dios.
Aquí se toma en consideración la raíz pecaminosa que lleva el mal intencional. Este tiene un virus que no se encuentra en los pecados de ignorancia; sino más bien en los corazones de hombres impíos que con malicia pretenden atacar el evangelio de Cristo, su crimen es elevado y su castigo será proporcional.
David ve y quizás vio literalmente a los enemigos de Dios huyendo en el campo de batalla, de espaldas al avance de los ejércitos de Dios. Vio a los enemigos de Dios indefensos ante las flechas preparadas y la cuerda del arco del Dios guerrero que juzga. Sus flechas apuntan directamente a sus caras. “Los juicios de Dios se llaman sus flechas”, los cuales son agudos, rápidos, seguros y mortales.
Esto nos recuerda cuán cerca está realmente el juicio de Dios contra aquellos que lo rechazan, y cómo es solo su gran misericordia la que impide que se suelte la flecha del juicio contra ellos. Es un gran pecado que es raramente considerado o comprendido. El hombre ignora y presume esta gran misericordia.
David concluye con una a alabanza al Dios de poder.
Salmos 21:13 “Engrandécete, oh Jehová, en tu poder; Cantaremos y alabaremos tu poderío.”
Es un hermoso final de este salmo, en donde el rey ora de manera directa al Señor. El nunca necesitó confiar en ningún otro Dios o ningún hombre para obtener fuerza. Su fuerza venía desde su interior, de Dios mismo.
El rey lleno de admiración, invita al Señor a engrandecerse, y a exaltarse, quizás porque comprendía que sus criaturas no pueden exaltarle como él se merece y debe ser honrado. Los reconocimientos humanos jamás serán suficientes para tan grande presencia y poder.
El que está lleno de admiración y reconocimiento no puede callar, no puede disfrutar solo de este honor, es así que el rey invita al pueblo a adorar al Señor diciendo. “Cantaremos y alabaremos tu poder”
Su declaración directa de alabanza, la concluye expresando la determinación de que él y el pueblo de Dios continuarían adorando al Señor y lo harían en sus cánticos. El final de este salmo muestra el deseo del rey de reconocer el favor, la grandeza, la protección y la justicia del Señor. Está lleno de alabanzas a Dios por las bendiciones de la victoria, la liberación y la oración contestada. Esta actitud siempre debe estar entre el pueblo de Dios.
La visión de Cristo en este salmo
Al leer este Salmo, no podemos leerlo sin llegar a la conclusión de que se refiere también a Cristo. Aunque David estaba hablando de su experiencia personal, la interpretación principal se refiere al Señor Jesucristo.
El rey se alegra en tu poder, oh Jehová;Y en tu salvación, !cómo se goza! 2 Le has concedido el deseo de su corazón, Y no le negaste la petición de sus labios. Selah
En este versículo podemos ver reflejada la alegría del Señor al haber conseguido la salvación para nosotros. Así también podemos ver en la carta a los Hebreos 12:2 que por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ascendió al cielo, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
Él ha ascendido al cielo, y los ángeles y los poderes han sido puestos bajo su autoridad. Y hoy Él puede salvar a todos aquellos que se acercan a Dios por medio de El."Le has concedido el deseo de su corazón y no le negaste la petición de sus labios, Selah"
Dios escuchó sin duda cada una de sus oraciones, una de las más bellas de encuentra en su oración sacerdotal en San Juan, capítulo 17:1 dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti.
El amor del Señor a sus hijos se ve reflejado en su oración en Juan 17:24. En esa oportunidad el ora por todos aquellos que le fueron dados por el Padre.
Juan 17:24 “aquellos que me has dado, quiero que donde yo esté, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado, pues me has amado desde antes de la fundación del mundo.”
Esta oración será respondida en el futuro cuando estemos con Él. Él vino a la tierra para hacer esa reunión posible. El Padre no le negó la petición de sus labios. Y así cierra David con un "Selah", que nos dice que deberíamos meditar en ello.
Su vida fue el rescate por muchos aquí en la tierra. En los días de su carne con gran clamor y ruego fue oído por su temor reverente. Lo pudimos ver en su agonía en el jardín de Getsemaní.
El murió, pero Dios le resucitó de los muertos, y ahora vive en su cuerpo humano glorificado para siempre. Él está ahora sentado a la derecha de Dios.
Él no sólo es el Dios de salvación, Él también es un Dios de juicio. Aquellos que le han rechazado son sus enemigos.
Ahora el Rey se encuentra en el cielo. Lo vemos coronado de gloria y honor. Está en ese lugar en beneficio de su pueblo. Él está allí con una alegría inexpresable y esperando el momento de su manifestación pública y gloriosa como Rey.
La primera vez que Él vino a la tierra, fue un hombre lleno de dolor, acostumbrado al sufrimiento. Sabemos es que en la actualidad no tiene ese aspecto. Está a la derecha de Dios y su corazón está lleno de alegría.
Por eso el salmista exclama “Engrandécete, oh Jehová, en tu poder” .Grande es tu gloria por tu salvación.”
Esta es la gloria que le corresponde porque consumó el plan de salvación en la tierra, lo salvó a usted, y me salvó a mí. Ahora solo queda que vuelva para tomar dominio de todo lo que le pertenece y se muestre tal como es.
Comentarios
Publicar un comentario