SALMO 23
Salmo de David.
Salmo 23:1-6 “Jehová es mi pastor;
nada me faltará. 2 En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto
a aguas de reposo me pastoreará. 3 Confortará mi alma; Me guiará por
sendas de justicia por amor de su nombre. 4 Aunque ande en valle de sombra
de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado
me infundirán aliento. 5 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis
angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. 6 Ciertamente
el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa
de Jehová moraré por largos días.”
En el Salmo 22 podemos ver al
"buen pastor que su vida da por las ovejas" El salmista profetiza con
todo lujo de detalles acerca de cómo serían "los sufrimientos de
Cristo". A partir de ahí, la muerte dejó en él su aguijón, y ya no tiene
más poder para dañar al hijo de Dios.
En el Salmo 24 se nos describen las
glorias que vendrían tras estos sufrimientos: "Alzaos vosotras, puertas
eternas, y entrará el Rey de gloria" (Sal 24:9).
En medio de los dos está el Salmo 23,
que nos habla de las experiencias del cristiano desde el día en que llegó a ser
beneficiario del supremo sacrificio de Cristo hasta el momento cuando participará
de la gloria con él.
Salmo 23:1-3 “Jehová es mi pastor; nada me faltará. 2 En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. 3 Confortará mi alma;”
Cuando el Rey David expresó estas palabras “Jehová es mi pastor”, lo hizo porque él sabía muy bien todo lo referente a este oficio, debido que en su juventud pastoreo las ovejas de su padre.
Por lo tanto, David sabía que las ovejas son animales indefensos, temerosos y que necesitan ser guiados, ya que sin un pastor que las defienda o las guíe, es muy difícil que sobrevivan de los depredadores o del peligro de descarriarse en el campo.
El trabajo del pastor era esencialmente mantener al rebaño intacto. Uno de los principales trabajos del pastor es buscar pastos y agua para sus ovejas. Pero también, un lugar en donde puedan descansar, debido a que las ovejas son animales muy torpes y dependientes del pastor. Debido que si su pastor no le consigue un sitio para descansar, ellas se acuestan sobre lugares incómodos, y no descansan.
Muy similar ocurre con nosotros, necesitamos que nuestro Gran Pastor nos lleve a esos lugares de delicados pastos y corrientes de agua, ese alimento espiritual es su palabra.
Debido que como humanos siempre estamos afanados y preocupados por todo. Sentimos preocupación por el futuro, la economía, por la vestimenta, por lo que tenemos y por lo que no tenemos. Solo Jesucristo es el único que nos puede dar verdadero descanso y esa paz que el mundo no puede dar. La única manera de tener ese descanso es vivir en obediencia y comunión con Dios. Porque cuando estamos en su presencia encontramos plenitud de gozo.
Tenemos que conocer quién es Jehová
para poder apreciar la profundidad de esta frase. David sabía lo que estaba
diciendo. En tantas oportunidades él probó a Jehová, pues las circunstancias de
su vida lo ayudaron a conocerle mejor
Este pastor es el Creador del universo,
el dueño de todo cuanto existe. La Biblia cuenta de su grandeza en estas
palabras:
1º Reyes 8.27 “He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden
contener; cuánto menos esta casa que yo he edificado?”
El Ser infinito, el Altísimo es nuestro
Pastor. A pesar de tener de esta gran verdad, los seres humanos siempre estamos
en temor, preocupados por lo que es temporal. Para nosotros el agua y el pan
son lo más básico, así como para las ovejas, el beber agua y tener su pasto
verde y fresco, no obstante a esta verdad, el Salmista de manera muy
interesante dice “En lugares de delicados
pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará.”. Podríamos
decir que lo lógico es decir en lugares de delicados pastos me hará comer y en
aguas de reposo me hará beber. Eso suena más lógico ¿verdad?, pero hay una gran
verdad tras estas expresiones.
El Salmo 22 nos muestra su sacrificio
por nosotros. Allí en la cruz Cristo recibió en su propia carne el aguijón de
la muerte. Gracias a nuestro Señor hoy el aguijón de la muerte no puede
tocarnos más, porque él lo recibió en su propia carne para darnos salvación y vida
eterna. Esta salvación, es por medio de la reconciliación con Dios el Padre,
por tanto ahora tenemos paz con Dios mediante Cristo.
Romanos 5:1 “Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de
nuestro Señor Jesucristo:”.
Lo que necesitamos experimentar es paz
verdadera, porque todo lo demás ya ha sido conquistado. Este Salmo 23 habla de
nuestro pastor divino, que primero muere por sus ovejas, conquistando la
muerte, para darles paz, vida eterna, y así conducirlas al remanso de su
presencia para que encuentren paz. Sus palabras son las aguas de reposo en
donde debemos descansar, por medio de la fe que salva, la fe que no es un poder
nuestro para obtener beneficios, para levantar muertos, para adquirir bienes.
La fe de gracia es aquel don divino que nos permite creerle a Dios, como objeto
de nuestra fe y creer en todas sus promesas.
El secreto para
estar contento en las cosas naturales es contentarnos con las bendiciones
espirituales. La vida espiritual es primero, si todo está bien en la parte
espiritual, sin duda todo estará bien en la vida total del creyente. Primero
debemos estar contentos y agradecidos al Señor por esta enseñanza de gracia,
porque es el alimento que satisface y contenta al nuevo hombre. Hebreos
13.5 “Sean vuestras costumbres
sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te
desampararé, ni te dejaré.”
La manera de
Dios es muy extraña, cuando su hijo está contento con lo que tiene ahora, con
lo que él le da, entonces, le añade más bendiciones. Aquí el contentamiento es
uno de los requisitos para una vida cristiana normal, una vida espiritual
fructífera
En verdad, Cristo es la fuente
inagotable y todo suficiente, capaz de saciar cualquier necesidad de sus
ovejas.
Romanos 8.32 “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?”
Cuando Dios entregó a su Hijo por todos
nosotros, él dio todo, lo mejor que tenía y no mezquinó de nosotros, eso es
suficiente prueba de que él cumplirá todas sus promesas. Jesucristo es la
bendición más grande que nos ha sido dada y con él somos enriquecidos en todo
bien. Él creyente que ve esta realidad y aprende que todo lo que es y tiene,
son por medio de Jesucristo, es agradecido a Dios.
En Cristo tenemos todo, nada no nos falta, estamos completos, de modo que no nos falta ningún bien. Aparte del Señor, no tenemos nada, sin él nada somos y nada podemos. El Salmista sabía muy bien esta verdad, por tanto expresó...
Salmo 23:4-6”Aunque ande en valle de sombra de
muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me
infundirán aliento. 5 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis
angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. 6 Ciertamente
el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa
de Jehová moraré por largos días.”
Con este verso, comenzamos la otra mitad del Salmo 23. Notamos un cambio muy marcado en este verso. En los versos uno al tres, vimos a David hablando como una oveja hablaría a otra oveja, recalcando el cuidado de su pastor por ella. De aquí en adelante, vemos que la oveja está hablando directamente a su pastor. Habla acerca de su cuidado para con ella, y la confianza que ella tiene en su pastor.
Un buen pastor
nunca lleva sus ovejas por una senda por la cual él no ha pasado. Nuestro
Pastor conoce bien la senda que conduce por el “valle de la sombra de la
muerte,”. Nuestro Pastor conoce bien la senda del valle, habiendo pasado por
ella en su vida aquí sobre la tierra.
El pastor lleva
las ovejas al pasto en los montes, por medio, o a través de los valles. Las va
a llevar a las montañas, es seguro, pero por los valles. En nuestra vida
cristiana, nos gustan las experiencias sobre la cima de la montaña. Es una
experiencia muy agradable donde el Señor nos bendice y todo va a nuestro favor,
pero ¿cómo llegamos a la cumbre del monte? ¡¡¡Por medio de los valles!!! La
senda a través de los valles es más fácil para las ovejas subir. Se encuentran
agua y pasto más abundantemente en los valles. “Aunque ande en valle,” pues no
nos quedamos en el valle, sólo pasamos a través del valle para poder llegar
arriba.
Cuando las
ovejas pasan por los valles muy hondos, a veces no se ve el sol, sino sólo a
medio día y así parece que están andando en una sombra. Así es en nuestra vida,
pues a veces la sombra de una prueba cubre la resplandeciente faz de nuestro
Pastor, sin embargo, él está allí siempre. Él conoce los peligros en el camino,
pero nos guía más allá de ellos y afuera del valle hasta la cumbre del monte
David expresa su
confianza por la presencia del Pastor con él; “No temeré mal alguno, porque tú
estarás conmigo.” Cuando hemos pasado por los valles y encumbrados por el Señor
hacia los montes; aprendemos que su presencia es más dulce con nosotros en
tiempo de angustia, en el valle de la sombra de la muerte.
No tengamos
miedo del valle, pues en él encontraremos al Pastor, cuya presencia quitará el
miedo. Diremos como el salmista David: “no temeré mal alguno.”
“Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.”
La palabra “aliento” se traduce “coraje, consuelo, o ánimo” según distintas
versiones de la Biblia. En el hebreo la palabra significa “confortar” o
“arrepentir.”
Como hemos visto
ya varias veces, las ovejas son muy miedosas por naturaleza, pero este temor se
cambia en aliento al ver al pastor con su vara y cayado.
Podríamos
parafrasear este versículo al entender su sentido de esta forma. “Al ver tu vara y tu cayado, cambio de mi
estado natural de ser miedosa y estoy animada.” Es un cambio de actitud de
parte de la oveja al ver al pastor con su vara y cayado.
La vara es símbolo
de poder y autoridad y es literalmente la extensión del brazo del Señor hacia
sus ovejas. Esta vara es un arma de defensa, instrumento de disciplina y de uso
para examinar a las ovejas. La vara representa la palabra de Dios. La Biblia,
la palabra de Dios, es el poder y la autoridad del creyente. El creyente, para
defenderse tiene que saber que “Así dice la palabra de Dios,” para defenderse
contra Satanás. La palabra de Dios, como la vara del pastor, es la única
defensa que el creyente tiene.
La palabra de
Dios, representada por la vara, nos
guía, nos disciplina, nos protege y nos da un sentimiento de confianza y
consuelo. El cayado es usado sólo por el pastor, no lo usan los que tienen
vacas o caballos y mucho menos los criaderos de chanchos. Así que es un
instrumento exclusivo del pastor para las ovejas. El cayado del pastor de
ovejas ha llegado a ser un símbolo de compasión, cuidado, amor y ternura. La
vara es tipo de la Palabra, el cayado del Espíritu Santo.
Uno de los usos
del cayado es para juntar las ovejas, para traerlas juntas en un lugar. El
pastor usaba el cayado para indicar a la oveja donde tenía que andar. Lo hacía
simplemente por tocar el costado de la oveja en cierta manera con la punta de
su cayado. En esa forma mantenía a la oveja en la senda en que debía andar. Así
también nos hace el Espíritu Santo. Nos indica el buen camino.
Gracias a Dios
por el Espíritu Santo que Dios nos ha dado para ayudarnos en nuestras
debilidades. Decimos con David: “tu cayado me da consuelo, me infunde aliento,
me da fuerza para continuar, pues tengo a alguien que me ayuda en mis
debilidades, el gran Consolador, el Espíritu Santo.”
Con la parte
encorvada de su cayado, el pastor puede levantar y alzar una oveja que ha caído
en un hoyo u otro lugar difícil del cual no puede salir por sí misma. La parte
encorvada de su cayado, permite al pastor hacer este trabajo con cuidado y
ternura.
Cuán importante
es para el creyente recibir al Espíritu Santo. Dios, en su bondad, ha enviado
al Espíritu Santo para guiarnos y ayudarnos en todas nuestras debilidades.
“Aderezas mesa delante de mí en presencia de
mis angustiadores.”
Vimos a las
ovejas atravesando el valle para alcanzar la cumbre de la montaña. Ahora en
este verso vemos que las ovejas están ya sobre la montaña. Han alcanzado los
pastos del verano. Estos pastos no son así por causalidad, pues han sido
preparados por el pastor. Hay dos enemigos principales para las ovejas allí en
los montes donde van ahora: animales silvestres y yuyos venenosos. Las ovejas
comen todo lo que hay delante de ellas sin hacer distinción. De allí vemos la
importancia del pastor en preparar mesa (los pastos) para ellas. Por eso, el
Señor Jesucristo ha ido adelante dejándonos sus huellas para que las sigamos,
así guiándonos al pasto bueno y sano
Otro peligro en
los pastos montañosos son los animales silvestres. Jesús advirtió a sus
seguidores que siempre habría peligros pero a la vez les dio esperanza.
Juan
16.33, “Estas cosas os he hablado
para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he
vencido al mundo.”
“Unges mi cabeza con aceite; mi copa está
rebosando.”
El aceite para el pastor es útil
para dar alivio a las ovejas de muchas cosas y circunstancias. Todo eso nos
habla de la obra del Espíritu en la vida del creyente que le ha recibido y está
rindiéndole su vida entera.
Debemos estar llenos del Espíritu
Santo. Esta frase nos habla del resultado de recibir al Espíritu Santo en su
plenitud y permitirle controlar nuestra vida. Cuando uno está lleno del
Espíritu Santo no se puede contener el gozo y tiene que rebosar y mojar a otro
que está cerca.
Efesios 5:18; “No os embriaguéis con vino, en lo cual
hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu.”
Esto es el privilegio de cada
creyente, ser lleno y rebosando con el Espíritu Santo. El gozo del mundo es
falso, el apóstol dice que en ello hay “disolución.” El gozo del mundo muy
pronto pasa y deja a uno todo agotado. Nehemías dice que el gozo del Señor es
nuestra fortaleza y este gozo está en el Espíritu Santo. Donde el Espíritu
Santo controla hay armonía y grandes bendiciones.
“Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi
vida.”
Como hemos visto, las ovejas
pueden ser muy destructivas, pero manejadas correctamente, pueden ser
constructivas. Con el buen cuidado mejoran la tierra, pero si no, la destruyen
pronto. Solo la mano de Dios sobre nosotros puede transformar nuestra
naturaleza destructiva, en algo útil para su gloria. No importa donde vayamos,
ni lo que hagamos, la misericordia de Dios nos sigue, nos transforma, pues
estamos bajo su cuidado. Nuestro Pastor se caracteriza por la misericordia y el
bien, pues se llama el BUEN Pastor, porque así es él, BUENO
Lamentaciones 3.22, 23; “Por la misericordia de Jehová no hemos
sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada
mañana; grande es tu fidelidad.”
Dos cosas sobre salen a través de
todo este hermoso Salmo de David. Las dos cosas son: el cuidado del Pastor y la
confianza de la oveja en su Pastor. El Salmo comienza con la majestuosa
declaración de confianza y orgullo, “Jehová es mí pastor,” y ahora termina con
otra declaración de grande magnitud: “...Y en la casa de Jehová moraré por
largos días,” otra declaración que demuestra la constante confianza de David,
la oveja humana que escribió este Salmo.
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