Salmo 36
La misericordia de
Dios
Al músico principal.
Salmo de David, siervo de Jehová.
Salmo 36:1-12 La iniquidad del impío me dice al corazón: No
hay temor de Dios delante de sus ojos. Se lisonjea, por tanto, en sus propios
ojos, De que su iniquidad no será hallada y aborrecida. Las palabras de su boca
son iniquidad y fraude; Ha dejado de ser cuerdo y de hacer el bien. Medita
maldad sobre su cama; Está en camino no bueno, El mal no aborrece.
Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia, Y tu fidelidad alcanza
hasta las nubes. Tu justicia es como los montes de Dios, Tus juicios, abismo
grande. Oh Jehová, al hombre y al animal conservas. ¡Cuán preciosa, oh Dios, es
tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de
tus alas. Serán completamente saciados de la grosura de tu casa, Y tú los
abrevarás del torrente de tus delicias. Porque contigo está el manantial de la
vida; En tu luz veremos la luz. Extiende tu misericordia a los que te conocen, Y
tu justicia a los rectos de corazón. No venga pie de soberbia contra mí, Y mano
de impíos no me mueva. Allí cayeron los hacedores de iniquidad; Fueron
derribados, y no podrán levantarse.
Estas son las enseñanzas del
salmo 36, un hermoso oráculo divino. Un oráculo es llamado la misma palabra de
Dios expresada, son palabras del mismo Dios. Cuando Dios habla da su oráculo.
Este oráculo declara en el verso 1 al 4 sobre la condición del hombre en su estado rebelde, su estado contumaz y de enemistad con Dios. Nos muestra una imagen del corazón humano, que es malvado. Afortunadamente Dios tiene el remedio para este mal.
Desde verso 5 al 12 habla de
la misericordia, de la fidelidad, de la justicia, de la gracia de Dios, de la
compasión de Dios y del hecho de que Dios suple las necesidades espirituales y también, por qué no, las necesidades físicas, de todo aquel que pone su confianza en Jesucristo.
En el primer verso, vemos que la
iniquidad toma forma de persona, podemos decir que se personifica y habla entonces el impío, el
malo, aquel que se revela contra Dios y aquel quien levanta el puño y repudia a
su creador. “No hay temor de Dios delante
de sus ojos.” El impío no teme a
Dios, más bien lo desafía. Esto es lo que hizo Caín en el principio, lo que
hizo la sociedad en los días de Noé, aquellos que perecieron, la sociedad en la
torre de Babel, y los habitantes de Sodoma y Gomorra, Adma y Zeboim, cuatro
ciudades que Dios destruyo de manera fulminante y perecieron por su maldad.
Dice el salmo que "no hay temor de
Dios delante de sus ojos” Vemos que esta es la manera en que el hombre pecador demuestra
que no hay temor de Dos en su corazón. Este hombre se lisonjea, por tanto, en sus propios
ojos, es decir, habla bien de si, se da golpe de pecho, se exalta por encima de
todo lo que existe. Delante de sus propios ojos, se considera
asimismo como lo más grande. Neciamente se lisonjea que su iniquidad no será hallada ni
aborrecida, por considerarse asimismo a la par con Dios y muchas
veces por encima de Dios; creyendo que su iniquidad no será hallada y aborrecida.
Las palabras de su boca no son
para alabar a Dios; sino para ofenderle; por eso, que las palabras de su
boca se consideran iniquidad y fraude, dice el versículo 3. Este hombre ha dejado de ser cuerdo
y de hacer el bien. El hombre por causa del pecado se ha enloquecido, perdió la cordura y dejo de ser sensato y estar en sus propios
sentidos. Ha llegado a una condición de degradación, en que ya no solo ha dejado de ser cuerdo sino también le
es imposible hacer el bien. Medita maldad
en su cama y está en camino no bueno, el mal no aborrece. Así describe la
biblia la condición del hombre. Posteriormente
el apóstol Pablo lo explica en la carta a los Romanos.
Romanos 3:23 “por cuanto todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios,”
Y el mismo apóstol dice que la paga del pecado
es muerte, pero por el contrario, el regalo de Dios es vida eterna en Cristo .
Ahora en contraste con eso que se
nos dice allí en los versículos 1 al 4, en ese oráculo en donde la iniquidad
habla y describe la condición del hombre en su pecado, en su rebelión en su rebeldía, y en
su guerra contra Dios. El salmo ahora va a hablar de Jehová Dios, nos muestra como es este
Dios, quien este Dios.
Asi parte el Salmista diciendo: "Jehová, hasta los cielos llega tu
misericordia".
La misericordia de Dios, se describe en este salmo, como su bondad, su amor leal, su amor fiel. Es el “emet” (la verdad
de Dios) el Jesed (la misericordia de Dios), su bondad, y su amor invariable.
Continua diciendo el salmo “Jehová hasta los cielos, hasta lo más alto, hasta
lo más sublime llega tu misericordia. Es por la misericordia de Dios que no
hemos sido consumidos dice Jeremías, porque grande es la fidelidad de Dios. Por eso dice
el salmista aquí, que su fidelidad
alcanza hasta las nubes, que la fidelidad
de Dios se extiende de un extremo a otro del mundo. De manera que Dios es
misericordioso, Dios es fiel en extremo.
La misericordia de Dios no puede ser divorciada de sus justos juicios,por tanto, el verso seis dice “Tu justicia
es como los montes de Dios, Tus juicios, abismo grande”
Dios es un Dios justo, Dios
practica la justicia porque él es justo, es uno de sus atributos eternos. Como
dice el salmista ,“Tu justicia”, esa justicia
que trae a nosotros perdón y salvación. “Tus juicios abismo grande, Oh Jehová, al hombre y al animal conservas”.
Dios ha mostrado su justicia, su misericordia, su fidelidad al hombre y a todas
las demás criaturas.
David continua diciendo en el
verso 7 “cuan preciosa oh Dios es tu
misericordia”. Esa capacidad de Dios, ese atributo de Dios de no darnos lo
que merecemos, esa es su misericordia, no nos da conforme a nuestros pecados, a
nuestras rebeliones e iniquidades. Él nos da conforme a su misericordia,
conforme a su amor leal.
Es necesario advertir que viene
el día cuando toda la humanidad tendrá que comparecer delante del tribunal de Dios. Los que han puesto su fe y confianza en
Cristo comparecerán delante del tribunal de Cristo, no para ser juzgados ellos,
sino sus obras, pero los que mueren sin fe, sin esperanza, tendrán que
comparecer delante del gran trono blanco, delante del juicio final. Dice aquí el
salmo “por eso los hijos de los hombres se amparan baja la sombra de tus alas”.
El salmista conocía la sombra de sus alas y a bajo esa protección dice “serán completamente saciados de la grosura
de tu casa, de las bendiciones de tu casa y
tú los abrevarás les darás de beber del torrente de tus delicia porque
contigo está el manantial de la vida”. Cristo dijo yo soy el agua viva, el
que viene a mí no tendrá sed. En apocalipsis 22: 17… Y el que tiene sed,
venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.
El salmo dice en el verso 9 “Porque
contigo está el manantial de la vida”. Ese manantial de la vida es Jesucristo. Él
dijo yo soy el pan de vida el que a mi bien no tendrá hambre jamás. El que en
mi cree no tendrá sed jamás. Mis
ovejas oyen mi voz y yo las conozco y me siguen. David añade en el final del verso 9 “en tu luz veremos la luz”. No solo nos da el agua de vida, no solo
satisface nuestra sed, no nos permite estar en tinieblas. Juan 8 dijo yo soy la luz del mundo.
¿Hasta dónde pide el salmista sea
extendida la misericordia? Extiende tu
misericordia a los que te conocen, Y tu justicia a los rectos de corazón. No
venga pie de soberbia contra mí, Y mano de impíos no me mueva. Esa era la petición
de David, estar firme en Dios, estar descansado en Dios. Estar confiado en
Dios.
Tenemos ese privilegio y esa
oportunidad de descansar en Dios. El salmo termina con esta tremenda declaración.
“Allí cayeron los hacedores de iniquidad; Fueron derribados, y no podrán
levantarse”. Dios no va a permitir que los hacedores de iniquidad perduren “fueron
derribados y no podrán levantarse” solo podrán levantarse aquellos que
ponen su fe y su confianza en Cristo.
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